Lo impensable, grupos delictivos cobran agua e internet
El crecimiento de los grupos criminales no sólo es territorial o en número de sus activos, también se refleja el campo económico.
La permisión otorgada a los Cárteles de las Drogas, con la política oficial de abrazos y no balazos, ha hecho que las agrupaciones criminales no tengan límite en sus ambiciones de expansión. Hoy, el crecimiento de los grupos criminales no solo es territorial o en número de sus activos, también se refleja el campo económico.
En todo el territorio nacional hoy son al menos 67 organizaciones criminales, catalogadas por las áreas de inteligencia del gobierno federal como Cárteles de las Drogas, las que han escindido de las siete primeras organizaciones conocidas como Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Cártel de los Hermanos Beltrán Leyva, Cártel de los Hermanos Arellano Félix, Cártel de Juárez, Cártel de los Zetas y Cártel de la Familia Michoacana.
A causa de la permisión que implícitamente representa la política de abrazos y no balazos, la mayoría de las 67 organizaciones criminales que derivan de los siete principales Cárteles de las Drogas, cada vez están más alejadas de su actividad primordial. Sí, cada vez son más los grupos del narcotráfico que se dedican menos al tráfico de drogas.
Como resultado del estrechamiento de los mercados locales y extranjeros de las drogas, como una alternativa para la subsistencia económica, la totalidad de los carteles de las drogas y agrupaciones criminales conexas, han optado por incursionar en otros terrenos, también altamente rentables económicamente, para no depender del tráfico de drogas.
Se estiman en por lo menos 22 las actividades que, alejadas del tráfico de drogas, son las que hoy les dan sustento económico a todos los grupos delictivos del país. En esas 22 actividades se han refugiados las organizaciones criminales para no desaparecer pese a lo finito que resulta cada vez más el mercado de las drogas, tanto en lo local como allende las fronteras nacionales.
Las 22 actividades fuera del narcotráfico a las que se dedican los grupos delictivos del país, son: Trata de personas con fines de explotación sexual, tráfico de inmigrantes, pornografía infantil, pornografía en general, piratería, tráfico de órganos, adulteración de bebidas embriagantes, extorsión, cobro de piso, usura, sicariato, prestación de servicios de seguridad a la industria minera, huachicol, tráfico de medicinas y equipo médico, secuestro, robo de camiones de carga, robos al tren, control de aduanas, renta de maquinitas, casinos, equipos de futbol, cobro de agua potable y venta de servicios de internet.
Sí, leyó usted bien. Por increíble que parezca, hay dos grupos delictivos que han incursionado en lo que nadie se hubiera imaginado: en el cobro del agua potable y la venta de servicios de internet y telefonía móvil. Estos dos grupos delictivos son El Comando Tlahuica en el estado de Morelos, y el Cartel de los Viagra en el estado de Michoacán.
El Comando Tlahuica es una agrupación criminal que nace en el seno de del Cartel de los Hermanos Beltrán Leyva. El Comando Tlahuica surge luego de la detención Clara Elena Laborín Archuleta, la esposa de Héctor Beltrán Leyva “El H”, ocurrida el 12 de septiembre del 2016.
Hasta antes de su detención, Clara Elena Laborín Archuleta, conocida como “La Señora”, se quedó al frente del Cartel de los Hermanos Beltrán Leyva en Morelos luego de la detención de su esposo Héctor Beltrán Leyva, dicha detención ocurrió el 4 de octubre del 2014. Después Héctor Beltrán moriría de manera extraña y misteriosa dentro de la cárcel de máxima seguridad de Almoloya, esto el 19 de noviembre del 2018.
Luego de la detención de Clara Elena Laborín, el grupo de Héctor Beltrán se dividió en dos grupos, el llamado Sangre Nueva Guerrerense, que fue encabezado por Gabino Sierra Santana, y el Comando Tlahuica, bajo el control de Homero Figueroa Meza, “El Tripas”. Este estaba hasta entonces asignado, junto con Enrique Salinas Espino “El Papaya”, a la recuperación de la plaza de Playa del Carmen, en Quintana Roo.
Tras la detención de Clara Elena Laborín, el Comando Tlahuica negoció su regreso a Morelos. Pactó la división de plazas, principalmente del centro del estado, con el líder de Los Rojos, Santiago Mazari Hernández, “El Carrete”, quien fue también aliado de Héctor Beltrán Leyva y posteriormente de “La Señora”.
Como parte del acuerdo establecido entre “El Carrete” y “El Tripas”, para operar sin confrontación en la zona central de Morelos, el grupo criminal de Los Rojos decidió quedarse con el control de tráfico de drogas en la entidad, cediendo al Comando Tlahuica cualquier otra actividad ilícita rentable, optando además del secuestro, el robo y la extorsión, por el cobro del servicio de agua.
Así, al día de hoy, el Cartel Comando Tlahuica realiza acciones de presión para que funcionarios del gobierno estatal de Morelos cedan el control de los sistemas de cobro de agua de por lo menos cinco municipios. A la fecha el Comando Tlahuica ya tiene el control del cobro de agua en por lo menos ocho municipios de la entidad.
Los municipios en donde el Cártel Comando Tlahuica percibe un ingreso económico, por pagos extraoficiales de los organismos operadores de agua potable, que podrían ascender a más de 300 millones de pesos al año, son Cuernavaca, Jiutepec, Temixco, Tepoztlán, Xochitepec, Yautepec, Tlaltizapán, Ciudad Ayala y Miacatlán, según datos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Estos ingresos –de acuerdo al sistema de inteligencia federal- los complementa el grupo criminal con al menos otros 70 millones de pesos al año, que le dejan los cobros que hace a particulares por el uso de los mantos acuíferos en algunas localidades de los municipios de Amacuzac, Ayala, Cuautla y Jantetelco, donde el principal blanco de extorsión son los empresarios de centros recreativos y balnearios.
Según fuentes de la Fiscalía General de la República (FGR), la forma de extorsión que aplica el Comando Tlahuica para beneficiarse del cobro del uso del agua en Morelos, es simple: amenaza con sabotajes a los sistemas de bombeo y suministro, así como al tendido eléctrico que permite la funcionalidad del sistema de abasto, además de ofrecer servicios de cobro a deudores morosos del servicio de agua.
Por su parte el Cartel de Los Viagra, que nació oficialmente tras la abolición institucional de los grupos de autodefensa en Michoacán, en el 2016, actualmente ha marcado un hito histórico, al ser el primer grupo delictivo que está cobrando un servicio, de internet y telefonía, que solo es subvencionado por el gobierno federal a grandes empresas.
El Cártel de los Viagra es la organización que nació luego de que se disolviera el G-250, aquella célula especial de grupos de autodefensa que organizó Alfredo Castillo Cervantes, el entonces comisionado para la seguridad de Michoacán, para cazar al entonces líder del Cártel de los Caballeros Templarios, Servando Gómez Martínez, “La Tuta”.
Al frente del G-250, integrado por 250 de los mejores hombres de los grupos de autodefensa, se encontraba Nicolas Sierra Santana, quien ahora se encuentra al frente del Cártel de los Viagra, una de las principales organizaciones delictivas en el estado de Michoacán, la que ha estado aliada con diversas agrupaciones de carácter nacional.
El Cártel de los Viagra ha llevado a cabo acciones en los municipios de Buenavista Tomatlán y Apatzingán, derribando antenas de transmisión de microondas, de Telmex y Telcel, para colocar sus propias antenas y vender los servicios de telefonía digital e internet, a las poblaciones que de la noche a la mañana se quedan sin señal para sus comunicaciones.
El cobro de los servicios de internet que viene realizando el Cártel de los Viagra es hasta tres veces más costoso que el que se realiza por parte de los prestadores formales de ese servicio, por lo que se estima que esta agrupación criminal podría estarse beneficiando cada mes con varias decenas de millones de pesos.