En la Nueva Jerusalén, canonizaron y rezan a una muñeca

La imposición del culto a la Muñeca Yoli fue un capricho de Mama María de Jesús, la que era caprichosa y dominaba a Papa Nabor. Ella le exigió al patriarca de La Nueva Jerusalén que llevara a los altares a la Muñeca Yoli. Nabor cumplió cabalmente la orden

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Mama Maria de Jesus

La Muñeca Yoli fue elevada al rango de Santa en la comunidad religiosa de La Nueva Jerusalén. La adoración a la Muñeca Yoli es una práctica religiosa que va en aumento entre los vecinos de ese lugar. Allí, en esa parte de la Tierra Caliente de Michoacán, es donde prevalece -desde 1973- la primerca comunidad teocrática de América Latina, en donde el que gobierna no es el Estado, es Dios, a través de videntes que dicen hablar con la Virgen del Rosario.

Por. J. Jesús Lemus

En el surrealismo mexicano ya nada nos sorprende. Las historias más increíbles brotan de la nada, las admiramos un momento y después las disolvemos en el mágico pensamiento mexicano -del “no pasa nada”-, que se reinicia todos los días para estar en posibilidad de seguir soportando tantos golpes de realidad que nos inmunizan a diario.

Una de esas historias sucede en Michoacán. En el corazón de la Tierra Caliente, en el municipio de Turicato, donde brilla en medio de los verdes cañaverales la comunidad religiosa de La Nueva Jerusalén.

En esa localidad, la que fundó en 1973 el que era el párroco de Puruarán, el Padre Nabor Cárdenas Mejorada, mejor conocido como Papa Nabor (así sin acento), desde entonces opera la única teocracia de América latina.

En La Nueva Jerusalén, el que gobierno es Dios. No hay partido político, mandato de hombre o poder del Estado que norme a los que habitan esta ciudad santa. Aquí el que gobierna es Dios, él es el que a través de las órdenes dictadas por la Virgen del Rosario, va reglamentando la vida diaria.

En esta localidad, que cuenta con una población de 5 mil 738 personas, según el INEGI, no hay ley humana que cuente. Lo único que vale son las instrucciones de la Virgen del Rosario, la que habla a través de una vidente. Así ha sido desde 1973 cuando la virgen le habló a la primera vidente, Gabina Romero, quien cambió su nombre a Mama Salomé.

Desde que -en 1973- Gabina Romero, mejor conocida como Mama Salome, fue el conducto para recibir instrucciones de la Virgen del Rosario, hasta el día de hoy, la comunidad de la Nueva Jerusalén nunca ha dejado de tener videntes.

Después de Mama Salomé siguió como vidente Mama Margarita, después la sucedió Mama María de Jesús, posteriormente el vidente fue el Hermano Agapito y a la fecha, la que habla con la Virgen del Rosario es la Hermana Catalina.

Con la mediación de él o la vidente en turno, en la Nueva Jerusalén gobierna Dios a través de las órdenes de la Virgen del Rosario. Dicho gobierno solo tiene una finalidad: salvar a la humanidad cuando llegue el fin de los tiempos. Para eso se creó la Ciudad Santa de la Nueva Jerusalén que en su momento llegará a ser la Cuenca de Salvación.

Esa fue la idea y la enseñanza de Papa Nabor, la base de la teología que prevalece en esta localidad, donde nació la Iglesia de Dios en la Tierra que no es otra cosa que un Culto Católico Tradicionalista Mariano.

La vidente Mama Salomé, la primera que dijo hablar con la Virgen del Rosario en la comiunidad de La Nueva Jerusalén, fundadora de la teocrácia del Padrer Nabor Cárdenas Mejorada Foto/ Archivo libro “Cara de Diablo” de J. Jesús Lemus

Como parte de la tradición religiosa, implantada desde 1973, en La Nueva Jerusalén está prohibido el acceso a los medios de comunicación, la lectura, la radio, la televisión, le enseñanza pública, y cualquier otra fuente de información que atente contra las enseñanzas religiosas.

Lo que importa es conservar intacta la palabra de Dios, dicha a través de la Virgen del Rosario y su vidente, que es la única fuente de orden y enseñanza social. Los que atienden esa instrucción son los Bienaventurados. Los que cuestionan son los Turulatos. Esas clasificaciones las estableció el Padre Nabor.

Yoli, La muñeca Santa

Si lo anterior -la Ciudad Santa, la Cuenca de la Salvación, La Vidente, las órdenes de la Virgen del Rosario y el Gobierno de Dios en la tierra- de por sí ya es surrealista, hay que agregar otro hecho real: en esa localidad se venera a una muñeca, a la que se le atribuyen dones sobrenaturales.

La muñeca que se adora como una santa, que fue canonizada bajo las instrucciones de Papa Nabor, se encuentra en uno de los altares del Templo de Dios Padre, y recibe adoración junto a las imágenes de la Virgen de Guadalupe, la Virgen de San Juan de Los Lagos y la imagen de la misma vidente Mama Salome, que también fue canonizada.

La Muñeca Yoli es adorada principalmente por la población infantil. A ella es común que se le ofrenden vasos de leche y galletas, a cambio de favores y milagros que le piden los más pequeños de La Nueva Jerusalén. Nunca faltan las flores en el altar.

La Historia de Yoli

La adoración a la Muñeca Yoli no es nueva. Ella fue llevada a los altares hacia finales de la década de los 80’s, cuando la vidente, la que hablaba con la Virgen del Rosario, era Mama María de Jesús, cuyo verdadero nombre es Arcadia Bautista Arteaga.

La imposición del culto a la Muñeca Yoli fue un capricho de Mama María de Jesús, la que era caprichosa y dominaba a Papa Nabor. Ella le exigió al patriarca de La Nueva Jerusalén que llevara a los altares a la Muñeca Yoli. Nabor cumplió cabalmente la orden.

Mama María de Jesús, la vidente de la Virgen del Rosario que por capricho instituyó la adoración de la Muñeca Yoli. En la imagen se observa al sacerdore llamado San Alfonso cargando un niño de brazos, que en realdiad es La Muñeca Yoli, la foto fue tomada durante un desfile de Semana Santa en La Nueva Jerusalen, en 1987. Foto/ Archivo Libro “Cara de Diablo” de J. Jesús Lemus.

Los caprichos de María de Jesús eran muchos, pero todos los cumplía cabalmente San Alfonso, desde mandarle traer plátanos del mercado de Tacámbaro hasta contarle historias para que no se aburriera por las tardes.

Sólo por hacerlo desatinar, ya que él no hablaba bien el español, la vidente le pedía que repitiera algunos trabalenguas con los que el sacerdote terminaba confundido y ella se ahogaba de la risa.

Un día comenzó a llorar, y así estuvo por una semana, inconsolable porque extrañaba una muñeca que la acompañaba desde niña; fue el último regalo de sus padres y le había puesto por nombre Yoli.

Era su compañera de juegos favorita. Estaba en la ciudad de Guadalajara, en la casa que había dejado, y hasta allá fue san Alfonso para traerla.

María de Jesús pegó un salto y se olvidó del llanto cuando lo miró entrar por la Puerta Mariana con la muñeca en brazos: apenas se la entregó, comenzó a hablar con ella en un monólogo que infería las preguntas, quejas y reclamos lastimeros de Yoli por haberse quedado tanto tiempo sola.

La vidente prometió encarecidamente no volver a abandonarla, hablándole en secreto mientras veía de reojo la cara de sorpresa de san Alfonso.

A los pocos días de haber recibido el juguete, la vidente María de Jesús tuvo una encarnación de la Virgen. Fue poseída para recibir un mensaje: Presenta a Yoli en el templo, porque por medio de ella hablaré a los niños. La vocera de la Virgen salió corriendo a contárselo a Mama Salomé.

Caminando con dificultad, la vidente buscó a Nabor para darle la buena nueva y se convocó a un cónclave; todos los sacerdotes, la vidente, la vocera y Papa Nabor hablaron en secreto esa tarde.

Fue el único día en que se suspendió el rezo del rosario. Después de todo, la situación era justificada.

Por la noche sonaron a vuelo las campanas en el Templo de Dios; la gente se reunió en la explanada ante la imposibilidad de entrar todos a la vez. Nabor levantó a Yoli en sus manos y los presentes quedaron sorprendidos.

—Este es un prodigio más de la Virgen del Rosario —les dijo a gritos mientras sostenía en alto la muñeca, vestida ya de blanco con un manto azul por donde asomaba un jopo rubio—. Es una señal que nos manda la Madre de Dios, para que nadie se pierda en el camino de la esperanza. Esta muñeca, Yoli, es intermediaria entre todos los niños y la Virgen —hubo gente que se santiguó en medio de los murmullos de exclamación—; a ella le tienen que contar todo lo que hacen, porque ve todo y todo se lo cuenta a la Virgen. Desde ahora todos los niños están obligados a platicar al menos una vez al día con Yoli —dijo emocionado.

La muñeca fue puesta en ese mismo momento, en el marco de una ceremonia religiosa, en uno de los nichos del altar, a un lado de la Virgen de San Juan de los Lagos. En lugar de flores y veladoras, Nabor ordenó que le pusieran un vaso de leche y un plato con cinco galletas.

—¡Son para que Yoli cene! —les dijo con algo de humor a los niños que estaban presentes en la ceremonia; todos estallaron en una inocente carcajada.

Desde esa misma noche la muñeca Yoli, como si fuera un sacerdote que recibiera a los fieles para la confesión, tuvo una larga fila de niños que contentos fueron a contarle todo lo que habían hecho en el día, sin obtener más respuesta que ver sus azules ojos fijos de canica clavados en la lejanía.

El templo cerró a las doce de la noche y muchos chiquillos se fueron llorando a sus casas porque no alcanzaron a hablar con ella.

Al día siguiente, desde las cinco de la mañana, la fila ya era interminable para llegar al nicho de la muñeca; sorprendió a los primeros en entrar al templo que el vaso con leche se hubiera consumido y no quedaran más galletas.

—La muñeca Yoli —les explicó el padre Nabor a los infantes en la primera misa de la mañana— no sólo come galletas y toma leche: también camina por las noches y sale a buscar a los niños que no acatan los mandamientos de Nuestra Madre la Virgen —dijo para inculcarles miedo—. Si se da cuenta de que uno de ustedes ha perdido la fe en la Virgen, lo ahorca en su cama. ¿Quieren ustedes que vaya a visitarlos? —preguntó barriéndolos con la mirada.

—¡No! —contestó el coro de caritas asustadas; hubo risitas nerviosas.

—Ah, bueno, entonces sean buenos con sus padres, y devotos creyentes de la Virgen del Rosario.

Desde ese día el Templo de Dios siempre está abarrotado: todos los niños se forman delante de la muñeca para confesarse, pero sobre todo para pedir y rogar hasta las lágrimas que no vaya a sus casas por la noche.

Hoy todos en la Nueva Jerusalén ven complacidos la fe y la devoción que se ha despertado entre los niños con la presencia de Yoli, a quien, cuando cierra el templo a los fieles, los mayores van a visitar “para darle el beso de las buenas noches”.

Aquí es como si el tiempo no transcurriera; el espíritu de Papá Nabor sigue flotando en el aire. Las mismas enseñanzas, los mismos ritos, las mismas creencias fantásticas se siguen practicando todos los días. A la fecha todos los chiquillos siguen hablando con Yoli, la muñeca que la vidente María de Jesús llevó a la comunidad.

Los pocos infantes que nacen en la Nueva Jerusalén tienen tanta o más fe que los que llegaron con los primeros peregrinos; los que hoy son hombres llegaron niños al lado de sus familias desde Guerrero, Hidalgo, Distrito Federal, Oaxaca, Chiapas, Jalisco o Nuevo León, y siguen convencidos del fin del mundo.

Aquí se tiene la certeza de que el fin de los tiempos está cerca, que Dios habrá de terminar “con este sistema de cosas” y habrá de establecer un nuevo orden que nacerá a partir de la única ciudad, la única en toda la tierra que quedará en pie: la Nueva Jerusalén.

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