Las bibliotecas más importantes, operan sin agua y electricidad

Comparado con el costo total de la construcción del Tren Maya durante el sexenio de AMLO -500 mil millones de pesos- el presupuesto para las bibliotecas públicas -en promedio, mil 200 millones de pesos- representa el 0.24 por ciento de los recursos públicos destinados en la megaobra insignia y capricho del expresidente de Morena. Ni siquiera roza el UNO por ciento de los recursos sexenales a atender la cultura de la lectura, la educación y la generación de conocimiento de los mexicanos, como es la compra de libros para las bibliotecas públicas, menos para atender las lamentables condiciones en que prestan servicio los trabajadores de las mismas.

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El impacto del recorte presupuestal del 27.8 por ciento a la Secretaría de Cultura para 2025, de la cual depende la Dirección General de Bibliotecas, ya lo resintieron los trabajadores y usuarios de las dos bibliotecas públicas más importantes del país: la Biblioteca Vasconcelos y la Biblioteca de México. Operan sin agua en los baños, sin energía eléctrica, con elevadores descompuestos y edificios sin mantenimiento.

Entrada de la Biblioteca Vasconcelos, en Buenavista, Ciudad de México, cuando fue cerrada por los trabajadores. FOTO/Margarita Rodríguez Guerrero.

Además existen denuncias de acoso y hostigamiento laboral, falta de diálogo con los directores de ambos recintos, Rodrigo Borja Torres y José Mariano Leyva Pérez Gay, e incumplimiento por parte de las autoridades de normas de seguridad e higiene básicas en el área de trabajo; ni siquiera les han proporcionado ropa de trabajo, botas, ni fajas para cargar los libros desde 2022. También padecen desplazamiento de personal operativo e inseguridad en la zona.

Por lo que trabajadores sindicalizados cerraron parcialmente los servicios de las dos bibliotecas durante ocho días – del 8 al 16 de abril- para visibilizar la crisis presupuestal y operativa que enfrentan tres mil empleados desde hace dos años y las autoridades no han atendido, al pedir a la secretaria de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, la destitución del titular de la Dirección General de Bibliotecas Públicas, Rodrigo Borja Torres, y siete jefes de área, por su ineptitud e inoperancia.

FOTO/ESPECIAL. Biblioteca de México

En asambleas informativas, trabajadores reportaron a los medios de comunicación condiciones físicas que afectaron su salud, como pisos húmedos, por goteras, falta de ventilación e iluminación; baños sin agua, para ellos y para los usuarios, así como elevadores descompuestos tanto de carga como de personas. Tomando en cuenta que para las visitas a las salas del moderno edificio de siete plantas es necesario usar el ascensor. De 10 elevadores, solo funcionan tres.


El pasado martes 15 de abril, trabajadores afiliados al Sindicato Nacional de Cultura (SINAC) firmaron un acuerdo con las autoridades de que le darán mantenimiento a la Biblioteca Vasconcelos y la Biblioteca de México, y que además atenderán los pendientes y el bienestar laboral de los trabajadores. Abrirán las instalaciones este domingo 20 de abril. Al otro día se instalará la primera mesa de diálogo con las autoridades para ir atendiendo las minutas, y el miércoles 23 comenzarán a revisar el tema del mantenimiento de acuerdo al presupuesto que puedan asignar.

Claroscuros de las dos bibliotecas más importantes de México

La concepción actual a nivel mundial de las bibliotecas públicas es que son espacios de encuentro, aprendizaje, y trabajo. Son soportes para las comunidades y proporcionan espacios físicos para la comunicación, el pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración.

En el caso de la Biblioteca de México, mejor conocida como la de la Ciudadela, contiene uno de los acervos tanto de material bibliográfico como hemerográfico (físico) más valiosos del país, además de sus fondos reservados que abarcan los siglos XV al XX. Alberga colecciones donadas de intelectuales prominentes.

Se distingue por la antigüedad, rareza, formato, encuadernación y valor bibliográfico de sus ejemplares. Es un recinto bibliográfico de Ciudad de México, inaugurado en 1946.

Cuenta con salas de lectura, servicios digitales, una sala infantil, un área para personas con discapacidad visual y un foro polivalente donde se presentan artistas, exposiciones y libros.

El recinto atiende a más de 600 mil usuarios al año y ofrece préstamo interno de libros y una gran variedad de actividades culturales, de acuerdo con información oficial.

Sin embargo, testimonios de trabajadores recabados por Cenzontle400 refieren que desde el año 2018 sus salas operan con luz natural, por lo que a partir de las seis de la tarde, cuando empieza a oscurecer, a los usuarios se les “invita a retirarse”, aun cuando el servicio concluye hasta las 19:30 horas. Leer sin la luz adecuada daña la vista tanto de los usuarios como de los bibliotecarios, cabe recordar.

El servicio de sanitarios al público se cerró desde la última semana de marzo de este año por falta de agua. También se comenzó a negar el acceso porque los asistentes al tianguis de juguetes, al patio de los aromas y los danzoneros de la Ciudadela, área aledaña a la Biblioteca de México, solo entraban al sanitario.

Trabajadores explicaron que la Biblioteca de México “parece el paseo de las cubetas de tantas goteras que hay” en la temporada de lluvias, que además “es un riesgo para el acervo mismo de libros, revistas, periódicos”, y para los usarios también.

Con relación al robo del acervo -que es considerado un delito al patrimonio nacional- hemos sido testigos de que en algunos tianguis de libros usados en la Ciudad de México se venden materiales con los sellos y fichas tanto de la Biblioteca de México como de la Biblioteca Vasconcelos. En el caso de la Vasconcelos, cuenta con préstamo a domicilio, lo que hace que ya no regresen los libros.

Al respecto, un bibliotecario nos comentó que en el Fondo Jaime García Terres, una sala personal interna dentro de la Biblioteca de México, en 2012 se robaron un libro. Al área le robaron el cableado a las alarmas de seguridad. No obstante, siguieron permitiendo el acceso a los usuarios a la sala. “En la Fiscalía General de la República puede haber denuncias de robo de patrimonio que desconocemos”, sostuvo.

La Biblioteca Vasconcelos a 19 años de su inauguración merece un reportaje aparte. Fue un proyecto que nació defectuso con el gobierno del PAN de Vicente Fox entre el desaseo y la corrupción de su administración. Encabezó su creación la entonces directora del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Sari Bermúdez, como parte de un programa de modernización de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.

Fueron tantos los tropiezos que el recinto cerró dos años y se reabrió hasta 2008 debido a los problemas de filtración de agua en su edificio. Aunque se presuma como una joya de la arquitectura vanguardista favorita de turistas locales y extranjeros para tomarse una selfie con la escultura “Matrix Móvil”, de Gabriel Orozco, una estructura ósea de ballena gris que es icono de la Biblioteca Vasconcelos, las lámparas de sus salas de lectura y escritorios no funcionan.

Las conexiones de electricidad están expuestas, no tienen tapas de seguridad, por lo que usuarios invidentes se pueden electrocutar. Hay cuarteaduras por todo el edificio y goteras en la temporada de lluvias.

“Desde la inauguración de la biblioteca, a los sanitarios no se les ha dado mantenimiento”, a decir de Eduardo Herrera, secretario de finanzas del SINAC.

Y a mediados de marzo no contaban con agua en los baños por lo que tenían que acarrear en cubetas para desaguarlos.

Una problemática que también es visible en la Biblioteca Vasconcelos es que su guardarropa y sus baños son utilizados por asistentes al Tianguis del Chopo los sábados, así como los paseantes al centro comercial Gran Forum, que no entran a la biblioteca.

Se prometió que tendría capacidad para albergar entre un millón y medio y dos millones de libros. En la actualidad, su acervo es de 600 mil libros. Cabe agregar, que antes de su inauguración fueron donados miles de libros de bibliotecas públicas de otras naciones, pero “desaparecieron” en cajas, aseguraron bibliotecarios hace algunos años a esta reportera que trabajaron en la catalogación de los mismos.

“Además de ser un espacio para la lectura, con obras de tecnología, bellas artes, geografía, filosofía, ciencias exactas, medicina, literatura, entre otras; la Biblioteca Vasconcelos ofrece acceso gratuito a diversas expresiones culturales y artísticas, como exposiciones, conferencias, conciertos, obras de teatro, talleres y presentaciones de libros”, pero eso ya no existe, porque el actual director general de Bibliotecas, Rodrigo Borja Torres, no tiene proyecto para ello, afirman bibliotecarios.

Según cifras oficiales, en la actualidad, la Biblioteca Vasconcelos tiene un aforo máximo de 5 mil personas al día, lo que equivale a un millón 825 mil visitantes al año. Números no triunfalistas para los actuales trabajadores del recinto, quienes durante la administración de Daniel Golding (2013-2019) llegaron a reportar más de 10 mil usuarios al día.

“El día de hoy me pasaron un dato del fin de semana que hubo solamente 4 mil usuarios. Pero vamos a ser sinceros, hay gente que entra al estacionamiento solamente a dejar su carro e ir a la plaza de de acá atracito. Entonces, si lo vemos como un lugar como para guardar nuestros vehículos o nuestra bicicleta, no son realmente lectores de la Vasconcelos”, según Eduardo Herrera.

Presupuesto para las bibliotecas públicas con AMLO, menos del 1 por ciento del costo total del Tren Maya

La promesa de darle “vida a la infraestructura cultural” existente en lugar de la creación de otra nueva de la titular de la Secretaría de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, por lo que se ve, solo quedará en el discurso, con la austeridad republicana de la presidenta Claudia Sheinbaum, ya que los recursos asignados en el Presupuesto de Egresos de la Federación a la dependencia son de tan sólo 12 mil 081 millones 496 mil pesos para 2025, y de esa cifra, le corresponden 200.2 millones de pesos a la Dirección General de Bibliotecas (DGB).

La Secretaría de Cultura, Claudia Curiel de Icaza, con la presidenta Claudia Sheinbaum. FOTO/ La Palabra Política.

Desde que llegó la Cuarta Transformación con Andrés Manuel López Obrador, el presupuesto de la Dirección General de Bibliotecas fue disminuyendo: pues de recibir 270 millones 994 mil pesos en 2018, último año de gobierno de Enrique Peña Nieto (PRI), para 2022 recibió 209 millones 791 mil pesos para su operación.

En 2017, penúltimo año del sexenio de Peña Nieto, se destinaron 253 millones 772 mil pesos para la operación de la Dirección General de Bibliotecas. En 2018, aumentó el presupuesto a 270 millones de pesos. Con la llegada de la Cuarta Transformación, el primer recorte fue en 2019: 249 millones 433 mil pesos –21 millones 561 mil pesos menos–, de acuerdo con datos del Presupuesto de Egresos de Federación (PEF).

En 2020 fue de 217 millones 988 mil 314 pesos, una reducción de 31 millones 445 mil pesos respecto al ejercicio previo. En 2021 se le destinaron 216 millones 855 mil 480 pesos, y en 2022, tan solo 209 millones 791 mil pesos.

Las tareas contempladas de la Dirección General de Bibliotecas con el presupuesto anual federal son “crear políticas y establecer los procedimientos necesarios para facilitarle a los mexicanos el acceso libre, gratuito y equitativo al conocimiento y la cultura, así como fomentar la lectura a través de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas” en todo el país.

La Ley General de Bibliotecas establece que las bibliotecas públicas deben ofrecer el acceso y servicios de consulta de su acervo, así como otros servicios culturales complementarios, como talleres de lectura, exposiciones, presentaciones de libros, etcétera. Talleres de lectura que incluso en algunas bibliotecas públicas en la Alcaldía de Xochimilco ya quieren cobrar a los usuarios, de acuerdo con testimonios recabados por Cenzontle400.

Y comparado con el costo total de la construcción del Tren Maya durante el sexenio de AMLO -500 mil millones de pesos- el presupuesto para las bibliotecas públicas -en promedio, mil 200 millones de pesos- representa el 0.24 por ciento de los recursos públicos destinados en la megaobra insignia y capricho del expresidente de Morena. Ni siquiera roza el UNO por ciento de los recursos sexenales a atender la cultura de la lectura, la educación y la generación de conocimiento de los mexicanos, como es la compra de libros para las bibliotecas públicas.

Seguirá la misma austeridad para las bibliotecas públicas con Claudia Sheinbaum

No obstante, el Tren Maya recibió 40 mil millones de pesos en el PEF del 2025 y la Dirección General de Bibliotecas tan solo 200.2 millones de pesos en la administración de Claudia Sheinbaum.

Esa mezquina cantidad de recursos públicos destinados a atender las necesidades de las bibliotecas públicas del gobierno de AMLO y ahora en la administración de Claudia Sheinbaum es insuficiente para garantizar el derecho a la cultura de todas las personas, compromisos asumidos en el marco de la Conferencia Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible 2022 (Mondiacult).

Lo que muestra que la cultura no es una prioridad en la Cuarta Transformación, pues en promedio destina el 0.1% del Producto Interno Bruto (PIB) a atenderla.

Abandono y deterioro de las bibliotecas, responsabilidad de Fox: autoridades actuales

El que hayan cerrado ocho días las dos principales bibliotecas de México: Biblioteca Vasconcelos y la Biblioteca de México en sí constituye un escándalo nacional, pero más que la administración federal reconozca que el 40% de los inmuebles bibliotecarios del país enfrentan problemas significativos, principalmente relacionados con su infraestructura, sin embargo, le echen la culpa al abandono sistemático de estos recintos de cultura a las administraciones pasadas del PRI-PAN -que dejaron de gobernar hace siete años-, así como a los gobiernos estatales y municipales, y no resuelvan de manera urgente sus problemáticas, que no solo afectan a los trabajadores, sino a miles de usuarios en la capital del país.

Rodrigo Borja Torres, titular de la Dirección General de Bibliotecas, a principios del año en curso estableció que el eje rector de “las bibliotecas tienen que dejar de ser simples depositarios de libros para ser auténticos centros generadores de cultura“, al expresar que solo el 60% de las instalaciones de 7 mil 476 recintos de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas estaban en condiciones favorables para operar, existiendo una preocupante tendencia al deterioro en los espacios restantes.

FOTO/Facebook Rodrigo Ureño, presidente municipal de Jerez, Zacatecas, durante la visita de Rodrigo Borja Torres, titular de la Dirección General de Bibliotecas, a la Biblioteca Modelo “Ramón López Velarde”.

Borja Torres subrayó lo anterior durante una visita a la Biblioteca Modelo “Ramón López Velarde” en el municipio de Jerez, Zacatecas, al señalar que la problemática de la Red de Bibliotecas Públicas actual tiene raíces profundas desde el sexenio del expresidente del PAN Vicente Fox cuando comenzó el abandono sistemático de diversos recintos bibliotecarios.

En ese sentido, la situación actual de las bibliotecas públicas del país “refleja un desafío particular en la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, donde los municipios juegan un papel crucial pero frecuentemente desatendido”, declaró el funcionario a medios de comunicación locales, por lo que tanto municipios como gobiernos estatales -según él- deben aportar presupuesto para la operación y mantenimiento de los recintos, sin referirse al poco presupuesto destinado este año para la Red Nacional de Bibliotecas Públicas.

De acuerdo con la doctora Patricia Hernández Salazar, investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información de la UNAM, en entrevista para Excelsior, “el papel que juegan las bibliotecas públicas en la educación es muy relevante”, debido a que apoyan en los planes y programas de estudio de nivel básico, medio superior, superior y hasta posgrado.

“Influye (dicha Red Nacional) porque estas bibliotecas lo que tienen que hacer, y sobre todo la Dirección General de Bibliotecas, es proveer toda la infraestructura para que sean un apoyo o un referente en la educación: planes y programas de estudio, fomento a la lectura y todo el acercamiento con la comunidad, que es parte también de la enseñanza”.


Sin proyecto ni autoridad, titular de la Dirección General de Bibliotecas

En entrevista para Cenzontle400, Francisco Ramos, líder del Sindicato Nacional de Cultura (SINAC), señaló que llevan dos años demandando el mantenimiento de los recintos y el cumplimiento de las normas generales de trabajo a Rodrigo Borja Torres, titular de la Dirección General de Bibliotecas, sin embargo, éste ha delegado su autoridad a los directores de área.

“Llevo 33 años de servicio y jamás me había enfrentado o no había tenido relación con un director que no tiene autoridad, ni un proyecto cultural”, resaltó Ramos.

Y que en su defecto, Borja Torres hablará con ellos, cuando “él es su jefe ¿no? Entonces, digamos que los va a poner a trabajar. O sea, después de un accidente lo va a poner a trabajar el señor, mientras tanto esto se está cayendo. Cada director de área ha tomado decisiones muy particulares y ha faltado las condiciones de trabajo. Porque acá nos encontramos con un tema de elitismo, dependiendo si tú me caes bien, aunque no seas un buen trabajador, te puedo firmar una comisión sobre eso. Así es el tipo de trato a los trabajadores”, explicó el líder sindical.

Coincide en que el poco presupuesto que se destina a la Dirección General de Bibliotecas Públicas impacta a nivel operativo de los recintos, pero que se podría prescindir de prestadores de servicios profesionales (PSP) que duplican funciones de otros trabajadores, aunado a que se pueden encontrar siete jefes para una sola área.

Y ni hablar de la compra de libros, porque ya no se adquieren para las dos bibliotecas más importantes del país ni para la Red Nacional de Bibliotecas Públicas:


“Desde la Subdirección de Integración de Servicios compran libros. Y la visita de proveedores era diaria. En su momento estuvo encargado de los dos almacenes de Vallejo y de Revolución, y sacábamos camiones tortón llenos de colecciones a todos los estados. Era un trabajo diario. Era un trabajo que valía la pena ir al 100 por ciento”, recuerda el líder sindical.

Entrada de la Biblioteca Vasconcelos, en Buenavista, Ciudad de México. FOTO/Margarita Rodríguez Guerrero.

En condiciones precarias, prestan servicio los trabajadores en la Biblioteca Vasconcelos

Desde el año 2022, que nació el SINAC como sección sindical, los trabajores de bibliotecas solicitaron a las autoridades de la Dirección General de Bibliotecas ropa de trabajo, mejores condiciones laborales y sobre todo el respeto hacia el trabajador.

“Queremos que dejen de acosar a los trabajadores. Tenemos dos compañeras que usan silla de ruedas, y una de ellas fue acosada laboralmente por Hugo Rodríguez, por lo que estamos pidiendo su destitución”, aseguró el secretario de finanzas del SINAC, Eduardo Herrera.

Mencionó que el mismo director de la Biblioteca de México, José Mariano Leyva Pérez Gay, ha dicho al personal que piense “dónde, en qué sindicato debe estar. Estás bien ahí en el sindicato. Yo te recomiendo que te cambies”.

Lo que rebasa los derechos laborales de aproximadamente 3 mil trabajadores de las bibliotecas Vasconcelos y de México, en tres turnos: matutino, vespertino y el turno especial de fin de semana.

Las condiciones de seguridad laboral que viven en la Biblioteca Vasconcelos los pone en riesgo: El montacargas para transportar los libros y subirlos a los distintos niveles falla.

El año pasado un empleado de intendencia se quedó atorado por más de 5 horas en un elevador.

“El director no dijo nada, no quisieron llamar a los bomberos, no quisieron romper el cristal. Incluso no le permitieron llamar al 911. Pero eso tiene que ver con la cuestión del administrador de aquí, del director que permita estos abusos a los trabajadores y también esta falta de recursos. Sí, el señor Armando Lizárdi es el que no le permitió que llamara ni nada de eso”, refirió Herrera.

No es la primera vez que los trabajadores de la biblioteca se manifiestan. En 2019, sus reclamos eran parecidos, pero llegó la pandemia de COVID-19 y se diluyeron, pero no cambiaron sus condiciones de trabajo ni sus uniformes, que se ven gastados.

Todavía portan el logotipo de Conaculta en sus camisolas, que ahora es Secretaría de Cultura. En el 2022 llegó algo de ropa de trabajo, pero eran tallas incorrectas; se lavaban las prendas y se encogían.

Hay gente que no tiene botas de trabajo ni fajas para cargar. A los nuevos trabajadores no les dan capacitación. “No lo enseñan a la gente a manejar un patín, menos un montacargas. Un compañero se lastimó el pie y estuvo de incapacidad por mucho tiempo”, explicó Herrera.

Los mensajes para los visitantes extranjeros fueron: “Estamos en huelga”, “Sufrimos acoso laboral” en la zona donde los usarios regresan los libros en la Biblioteca Vasconcelos, en Buenavista, Ciudad de México. FOTO/Margarita Rodríguez Guerrero.

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