La Cartilla de las Mujeres… y de cómo gobernar con trípticos
La propaganda ideológica más que política del feminismo de Claudia Sheinbaum, elimina las opiniones, las diferencias en la perspectiva de la realidad de las mujeres mexicanas. Según la presidenta de México, todas las mujeres llegamos a la presidencia y absolutamente nadie puede decir o pensar lo contrario

• El slogan de la presidenta con “A” debería ser “háganos llegar a todas”, los logros y conquistas de las mujeres no han sido gracias a su gobierno, no estábamos esperando a que llegara una mujer a la presidencia.
Por. Nora Villegas.
Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hittler, es considerado a nivel mundial como el padre de la propaganda política o el “marketing político”, por haber desarrollado técnicas que, a pesar de ser aberrantes, lograron convencer a los alemanes de luchar por la defensa de la ideología racial nazi.
Según la revista Britannica, propaganda es la “difusión de información (hechos, argumentos, rumores, medias verdades o mentiras) para influir en la opinión pública.” La información que recibimos manipula las creencias que tenemos, la cambia o modifica, según la corriente ideológica o política de quien emite mensajes propagandísticos.
Los propagandistas no venden nada, pero sí influyen en la forma de pensar y por lo tanto de actuar de la población, mediante el uso de símbolos, frases, insignias, eslóganes y técnicas persuasivas que distorsionan aspectos de un hecho y lo convierten en una verdad irrefutable a la que, además buscan que se adhiera el mayor número de personas posible.
El discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la llegada de “todas” las mujeres a la presidencia es un discurso propagandístico que cumple perfectamente con los principios doctrinantes de una campaña propagandística que, apoyada de la imagen contundente de Claudia Sheinbaum levantando el puño, repitiendo la frase “llegamos todas”, se convierte en un símbolo único de equidad, paridad, justicia y hecho histórico (aunque no lo sea).
La propaganda ideológica más que política del feminismo de Claudia Sheinbaum, elimina las opiniones, las diferencias en la perspectiva de la realidad de las mujeres mexicanas. Según la presidenta de México, todas las mujeres llegamos a la presidencia y absolutamente nadie puede decir o pensar lo contrario.
Que el pueblo de México haya elegido por primera vez a una mujer para la presidencia es un fenómeno en sí mismo, sin embargo, el hecho de haber llegado una mujer presidenta al gobierno no cambia mágicamente la realidad de las mujeres, ni quiere decir que todas las mujeres tenemos la misma oportunidad de llegar a ser presidentas, esto es absolutamente falso.
Quien se atreva a pensar o señalar que la presidenta, a pesar de ser mujer y a pesar de asegurar que “llegamos todas”, no ha hecho cambios sustanciales en lo que a los temas de género se refiere, es un enemigo, un adversario histórico que no comprende que es “tiempo de mujeres”.
A través de la Secretaría de las Mujeres, el gobierno emitió una Cartilla de Derechos de las Mujeres, documento que, lejos de plantear una solución real, expone una lista de derechos abstractos, que no dependen de quien sea responsable de la gobernanza, como el derecho a ser libre y feliz, el derecho a vivir en familia, en paz y con bienestar, por citar algunos.
La Cartilla de Derechos de las Mujeres enuncia el derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, a la organización comunitaria, a tener una identidad y autonomía, a la maternidad libre y voluntaria, a la cultura, a la libre expresión y tránsito, a la justicia, a la participación política, a los derechos digitales, a un trabajo y salario digno e igualitario y a vivir una vida libre de violencia.
Para el gobierno de Claudia Sheinbaum ha desaparecido mágicamente la desigualdad, la discriminación y la violencia contra las mujeres; en su discurso, la presidenta asegura que hoy en día vemos a más y más mujeres en todos los espacios y responsabilidades y que poco a poco está cambiando la idea de que hay actividades que sólo son para hombres y otras que sólo son para mujeres.
La presidenta asegura que “antes” el único destino de una mujer era casarse, tener hijos e hijas y cuidarlos y que, aunque este trabajo es valioso, “Hemos alzado la voz cuando se nos han cerrado las puertas y hemos logrado que se reconozca nuestro papel en la historia y en la vida de la nación.” Y que, gracias a ella, por primera vez las mujeres estamos en la Constitución. Quien piense que las mujeres no vivimos con bienestar, en paz y sin violencias se convierte en una grave amenaza a su gobierno.
En 2025, las mujeres continuamos en desventaja, incluso, ha habido retrocesos en cuanto a temas prioritarios como la salud pública, el empleo, la seguridad, la educación; y temas como el acceso a la justicia, la libertad, la felicidad y el pleno ejercicio de nuestros derechos, siguen siendo aspiraciones femeninas, a pesar de haber votado a una mujer para presidenta de la nación.
Las mujeres somos la mitad de los mexicanos, somos quienes hicimos que Claudia llegara a la presidencia, el slogan debería ser “háganos llegar a todas”, pero, si hubiéramos llegado todas, ya estaría arreglado la mitad del problema y no es así; avances como la participación de las mujeres en la vida social, económica, política y cultural se han impulsado desde años atrás, el aumento de la escolaridad media de las mujeres y su integración al mercado laboral, son logros que las mujeres conquistamos, no estábamos esperando a que llegara una mujer a la presidencia.
No hay una agenda gubernamental con perspectiva de género, se gobierna con discursos y trípticos, circos y montajes de imágenes con mujeres indígenas, que en nada participan en la toma de decisiones y creaciones de políticas públicas de la presidenta en pro de las mujeres.
La desigualdad, la vulnerabilidad, las infancias siguen siendo temas pendientes y las estadísticas crecientes: desde el 2021, en el país, sólo el 35.9 de las niñas de entre 0 y 4 años cuentan con servicios de salud, alrededor de nueve personas de entre 0 y 17 años se reportan desaparecidas, 10 mil 706 casos de niñas y adolescentes de entre 0 y 17 años fueron víctimas de delitos.
Delitos como la corrupción de menores, lesiones, extorsión, rapto y trata de personas contra niñas y adolescentes de 0 a 17 años se incrementaron, en México, el 33% de las mujeres adolescentes con una vida sexual activa no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual, por lo que ocurren aproximadamente 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años, al año.
Las mujeres que tienen acceso a puestos de poder siguen siendo aquellas que se adhirieron a Morena, las indígenas de las que tanto habla Sheinbaum siguen teniendo dificultades geográficas, económicas, culturales, de salud y educación que les permitan acceder al mercado laboral.
Tan solo el 13.4% de las mujeres mexicanas tiene estudios profesionales, el 67.4% de las mujeres que fueron madres adolescentes nunca ha cotizado en las instituciones de seguridad social, 27 de cada 100 mujeres perciben ingresos de hasta un salario mínimo, 16.6 millones de mujeres en México no estudia ni trabaja y se justifica por dedicarse a los quehaceres del hogar.
Aun en tiempos de las Cuarta Transformación el 51.4% de los feminicidios han quedado impunes, más del 60 por ciento de las mexicanas han sufrido algún tipo de violencia, 31 millones de mujeres han sido agredidas de alguna manera: el 49% violencia emocional, 41.3% violencia sexual, 34% violencia física y 29% violencia económica, patrimonial o discriminación en el trabajo.
La realidad de las mujeres en México, aun cuando tengamos una mujer presidenta va en retroceso, los problemas y violencias estructurales continúan a la baja, la creación de una Secretaría de las Mujeres no ha resuelto nada y gobernar con trípticos no es, ni será nunca suficiente.