Ya nadie se acuerda de la contaminación en el rio Sonora; Buena Vista del Cobre, impune

Por. J. Jesús Lemus

El caso del rio Sonora, es el más emblemático en cuanto a contaminación de un sitio acuífero. En Agosto del 2014 la Mina Buenavista del Cobre, operada por Grupo México, derramó sobre el afluente desechos contaminantes que pusieron en grave riesgo a la población rivereña.

Sin ninguna normatividad, la minera derramó más de 40 mil metros cúbicos de Sulfato de Cobre, superando en más de 31 mil veces los niveles permitidos en el estándar de la por la norma oficial, lo que hizo que el rio Sonora y su afluente el Río Bacanuchi sufrieran un impacto ambiental sin precedente.

A causa de la contaminación, la población de los siete municipios que baña el Río Sonora: Arizpe, Banámichi, Huepac, Aconchi, San Felipe, Baviácora y Ures, se vio severamente afectada, al no poder disponer del agua para el uso cotidiano, afectando también algunos pozos alimentadores de los sistemas de agua potable de la zona.

La contingencia ambiental, que en principio no fue reconocida por la PROFEPA ni por la SEMARNAT, se mantuvo activa por más de seis meses, lapso en el que la postura oficial sobre la crisis ambiental fue transitando de desconocida a discreta.

La pasividad con la que actuó el gobierno federal motivo a un grupo de vecinos afectados a reclamar a reparación del daño ante las instancias judiciales. Fue el juez primero de distrito en Sonora el que obligó a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a la realización de los peritajes necesarios para esclarecer la magnitud del ecocidio.

Los peritajes llevado a cabo por la Conagua llevaron a conocer que la contaminación por Sulfato de Cobre no  limitó a los ríos Sonora y Bacanuchi, sino que también afectó a los sitios acuíferos del Río San Pedro, Arroyo el Quince y Río Cuitaca, además de los pozos profundos de riego El Cacique, Banámichi, Baviácora y Ures, así como la Presa El Molinito.

Hasta después de dimensionado el daño, fue cuando el gobierno federal obligó al Grupo México a la reparación, labor que se hizo de manera conjunta con personal de la SEMARNAT, los que trabajaron por espacio de tres meses para sedimentar los metales pesados, como Hierro, Manganeso, Arsénico y Cadmio, que iban aparejados con el Sulfato de Cobre vertido.

Hasta hoy, ni el gobierno federal ni la minera Buena Vista del Cobre han informado a ciencia cierta sobre el nivel de contaminación que se registra en la zona, en donde la evidencia de la afectación no solo es la tierra infértil entorno al rio, sino el alto índice de enfermedades -algunas de ellas raras- que han comenzado a brotar entre la población infantil.