Reservas naturales del agua, en peligro
Se anuncia el apocalipsis, el agua se está acabando; en el 250 el agua como la conocemos ya no existirá. Faltan más de 25 años para que se cumpla el plazo fatal, estimado por la Nestlé, en donde eventualmente la humanidad se quedaría sin agua, sin embargo, en México ya comenzó el apocalipsis: “más del 80 por ciento de los mantos acuíferos superficiales se encuentran con un estrés hídrico (agotamiento de sus reservas de agua) que va del 50 al 90 por ciento de sus capacidades”, según reconoce la Comisión Nacional del Agua (Conagua)
Texto original en: https://laopiniondemexico.mx/reservas-naturales-del-agua-en-peligro/
Ciudad de México. – Desde hace seis años la empresa Nestlé lo advirtió: el agua se está agotando. La poderosa firma trasnacional le hizo llegar al gobierno de Estados Unidos un documento secreto, donde señala que de continuar con la sobre explotación de los recursos hídricos, el agua potable tal como la conocemos, podría desaparecer. No solo eso, la Nestlé advirtió que las reservas de agua dulce a nivel global podrían agotarse en el año 2050.
Faltan más de 25 años para que se cumpla el plazo fatal, estimado por la Nestlé, en donde eventualmente la humanidad se quedaría sin agua, sin embargo, en México ya comenzó el apocalipsis: “más del 80 por ciento de los mantos acuíferos superficiales se encuentran con un estrés hídrico (agotamiento de sus reservas de agua) que va del 50 al 90 por ciento de sus capacidades”, según reconoce la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Del agua subterránea no se sabe a ciencia cierta en qué nivel se encuentra su agotamiento ni para cuánto tiempo habrá reservas. Una cosa es evidente: cada vez es más difícil tener acceso al agua para las actividades domésticas. El 90 por ciento de las poblaciones urbanas de México, según lo reconocen el investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolas de Hidalgo, maestro Arturo Chacón Torres.
Si bien es cierto que no hay un informe a detalle sobre el grado de estrés hídrico que se sufre en todo el territorio nacional, también es cierto que no hacen falta informes oficiales para conocer en forma directa cómo se están consumiendo las reservas de agua dulce dentro del territorio nacional. Las principales zonas lacustres del país evidencian el agotamiento de los cuerpos de agua.
Un recorrido por cuatro de los más importantes lagos del país, de los 73 que existen en la hidrografía nacional, revela que el presagio de la Nestlé, no se encuentra disociado de la realidad: de no hacer algo (por parte de las tres esferas de gobierno) al respecto del cuidado y buena administración del agua, está podría agotarse mucho antes del plazo establecido para el 2050.
SE SECA EL LAGO DE PÁTZCUARO
El panorama es aterrador. Donde una vez bailoteaba el sol al ritmo de las aguas, hoy solo es un llano de tierra quebradiza. El sol hierve en la tierra. Lejos quedaron aquellas estampas de las canoas con redes de mariposa hurgando el lago en busca del pescado blanco. Las grietas en el suelo evidencian que el futuro nos al alcanzado. Del pescado blanco, ni su rastro.
Oficialmente, desde la óptica del gobierno estatal de Michoacán, el lago de Pátzcuaro se está agotando. No hace falta que un boletín oficial lo indique. La realidad es más certera. Lo que nadie se había siquiera atrevido a imaginar, ahora está sucediendo: se puede llegar caminando desde la orilla de Pátzcuaro hasta la que una vez fue la isla de Janitzio.
El lago de Pátzcuaro tenía una superficie de 260 kilómetros cuadrados (un espejo de agua de 55 Kilómetros de largo por 34 kilómetros de ancho). Hoy, por lo menos una superficie de 24 kilómetros cuadrados en su parte sur ya se ha secado. Con ello, el colapso económico y social en la región es evidente. Con la desaparición del lago de Pátzcuaro se puede caer toda la economía de este que es uno de los principales Pueblos Mágicos del occidente mexicano. Aquí más de 6 mil 300 familias viven del turismo, y el turismo es atraído por el agua.
Sin el agua del lago de Pátzcuaro, la temperatura de la región podría aumentar al menos entre uno y tres grados centígrados la temperatura del microclima regional ─explicó el doctor Adrián Sánchez, ecólogo de la Universidad de Michoacán─ con lo que muchas especies endémicas de plantas y animales podrían llegar a su fin, y ellos significaría la muerte generalizada en la zona.
Igual que sucede en Pátzcuaro, también en por lo menos el 42 por ciento del lago de Cuitzeo en Michoacán, el agua se ha agotado. En la parte poniente del espejo del lago, ya solo se observan tolvaneras que se levantan en la tarde, cuando era común ver como llegaban las garcillas a abrevar y las manadas de ganado saciaban su sed. Ya solo el recuerdo ha quedado.
El agua de los lagos se agota, así lo evidencian la laguna de Bacalar, en Quintana Roo; el Lago de Yuriria, en Guanajuato; el Lago de Chapala, en Jalisco; el lago de Zirahuén o el lago de Camécuaro, en Michoacán, donde ─de acuerdo a fuentes de la Comisión Nacional del Agua (Conagua)─, el espejo de agua ha reducido considerablemente su espesor y su extensión.
EN QUE MOMENTO LLEGAMOS A ESTE PUNTO
Aquí, más que la preocupación, lo que cabe es la ocupación. La pregunta que debemos hacernos es ¿Qué es lo que se ha hecho para llegar a este punto de agotamiento del agua? La única respuesta que se encuentra visible es la que ofrece el especialista en investigación del agua, el maestro Arturo Chacón Torres, quien refiere hoy, en México, “hay una mala gestión del agua, las instituciones responsables del manejo del agua no le han puesto la atención necesaria para poder sacar adelante lo que son los balances hidrológicos y el manejo del agua”.
Una muestra de ese desequilibrio en la distribución del agua se evidencia en la atención privilegiada que se la ha dado a empresas de nombre como la Pepsi-cola, la Coca-Cola y Danone, a las que se les entregan en forma global un total de 83 mil millones de litros, que es equivalente a llevar de agua 83 veces el Estadio Azteca. Con esa agua, poblaciones promedio como la de la ciudad de Morelia, Michoacán, o la de Tlaxcala capital, podrían vivir sin problemas de escasez durante diez años.
Lo que sucede con las citadas empresas trasnacionales, y su relación con la entrega indiscriminada del agua, no es fortuito. Eso es una constante en la política mexicana para todo el sector empresarial. Por decisión presidencial, porque ninguna administración en los últimos 30 años ha querido establecer nuevas políticas públicas en materia de agua, se ha establecido que a la industria se le otorgue agua en forma indiscriminada y a discreción.
AGUA AL POR MAYOR
Tan discrecional es la entrega de concesiones de uso del agua para fines industriales en nuestro país, que los principales beneficiarios de esa política son los actores políticos ligados a la industria, un fenómeno nada extraño en México, en donde desde la administración del presidente Carlos Salinas de Gortari hasta la del presidente López Obrador, la clase empresarial es la que se ha venido haciendo de los mandos de gobierno en todos los órdenes constitucionales.
No es descabellado señalar que de cada 100 políticos que son electos en cualquiera de los órdenes de gobierno en México, al menos 70 de ellos cuentan con empresas que en el menor de los casos se ven beneficiadas con los programas de gobierno manejados a su favor, en donde la apropiación del agua es uno de los renglones que de manera muy discreta ─gracias a las políticas oscuras de la CNA─ es el más codiciado y el más rentable.
Las estadísticas hablan por sí solas: de acuerdo al Registro Público de Derechos del Agua (REPDA), la llamada industria autoabastecida de todo el país (la que gestiona con sus propios recursos de suministro de agua para sus operaciones productivas) ha pasado de utilizar 2 mil 971 millones de metros cúbicos de agua en el 2006 a 5 mil 762 millones de metros cúbicos en el 2024. Es decir, en solo tres sexenios la industria aumentó el uso del agua en 2 mil 295 millones de metros cúbicos.
En lo que hace a la industria agrícola y agroalimentaria, que es una de las principales consumidoras del agua potable, los volúmenes de uso aumentaron en una mayor proporción, pasando en el 2006 de 59 mil 666 millones de metros cúbicos a 79 mil 211 millones de metros cúbicos de agua en el 2024, lo que significó un incremento de 10 mil 238 millones de metros cúbicos de agua, la que de alguna forma dejó de ser entregada a las comunidades rurales que manifestaron la necesidad de esta.
La desigual política nacional de los últimos dos sexenios de distribución de agua también se observa en los volúmenes destinados a la generación de energía eléctrica, en donde las plantas hidroeléctricas, las termoeléctricas, las carboeléctricas y la nucleoeléctrica, registraron incrementos que pasaron del pasaron de mil 273 millones de metros cúbicos en el 2006 hasta llegar a 6 mil 231 millones de metros cúbicos en el 2024, lo que significó un aumento de 4 mil 329 millones de metros cúbicos.
Por lo que refiere el REPDA, se sabe que el abasto de agua a la población, clasificado como de abastecimiento público, pasó en las últimas dos administraciones federales de 10 millones 741 mil metros cúbicos de agua, en el 2006, a 11 millones 277 metros cúbicos en el 2014, registrando un incremento de apenas un millón 652 millones de metros cúbicos para toda la población del país, que en términos de distribución real significa que solo 1 de cada 10 habitantes que no tenían agua pudieron acceder a ese servicio.
En suma, la distribución del agua para la industria autoabastecida, agrícola, agroalimentaria y eléctrica, creció en los dos últimos sexenios en 17 mil 578 millones de metros cúbicos, mientras que el suministro a la población apenas registró un aumento de 3 mil 388 millones de metros cúbicos de agua, lo que en términos reales significa que por cada millón de metros cúbicos de agua entregados al abasto de población, el gobierno federal decidió ─con base en decisiones unipersonales─ concesionar 9 mil veces más esa cantidad de agua a la planta industrial.
CIFRAS DE MIEDO
En la danza de cifras que maneja la CNA a través del REPDA se encuentra implícita una realidad insoslayable: con la mitad del agua que fue entregada a la planta industrial autoabastecida durante los dos pasados sexenios, habría sido posible atender el problema de desabasto del líquido que afecta al grueso de la población que a la fecha carece de ese servicio en todo el país.
De acuerdo a la visión de la OMS, en México el uso del agua para la generación de energía es inconsistente con la realidad, pues mientras que en el resto de América Latina y el Caribe el 22.7 por ciento de la energía eléctrica se produce a partir de fuentes renovables, principalmente eólica, en nuestro país solo en 7.9 por ciento de la energía eléctrica tiene este origen, por lo que el 92.1 por ciento se genera a partir de fuentes que afectan el medio ambiente, entre ellas la sustracción del agua tanto de fuentes superficiales como de mantos subterráneos.
A ello se atribuye lo que refiere la OMS, que “México tiene problemas de deterioro ambiental asociados con la sobreexplotación y contaminación de los ecosistemas por deforestación, degradación en sus suelos, deficiente calidad del aire y del agua”, lo que invariablemente tiene un impacto en la salud de la población, que se agrava con la escasez del agua para el sostenimiento de las actividades domésticas diarias y de higiene personal.
De acuerdo a las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informativa (INEGI), con fecha de corte a marzo del 2024, en nuestro país son más de 44 millones de personas los que no tienen acceso al agua, una cifra que se estrella contra la realidad expuesta en el Censo Económico de la misma institución, en donde se reconoce que en México se encuentran establecidas más de 5 millones 655 mil empresas, entre pequeñas, medias y trasnacionales, de las que ninguna de ellas carece de servicios de suministro de agua.
De las más de 5 millones 655 mil empresas que operan en el país, por lo menos 61 mil 693 de ellas que se encuentran dentro del padrón de Empresas Extranjeras que Realizan Actos de Comercio en México, así como en el Listado de Registro de Sociedades Mexicanas con Inversión Extrajera en su Capital Social, en donde se encuentran incluidas las que se consideran grandes consumidoras de agua, a las que se les privilegia el suministro por el encima de las necesidades de la población.
Desde la óptica del gobierno mexicano estas empresas significaron en los últimos seis años una inversión directa en nuestro país por el orden de los 181 mil 793 millones de dólares, recursos que poco o nada se reflejan en la mayoría de las comunidades a las que se les ha arrebatado el agua, y con ello se les ha obligado a sumirse más en la miseria, al no contar con el satisfactor más indispensable para su desarrollo.