Trump, y el miedo a que se frenen las remesas

La propuesta del aspirante presidencial en Estados Unidos contempla un cobro a México de entre cinco a diez mil millones de dólares, con lo que estaría construyendo un muro de más de mil 600 kilómetros de longitud, sobre la frontera entre los dos países

donald

Aunque calificada de “disparatada y loca”, la polémica propuesta de Donald Trump de cortar el flujo de remesas, tasándolas para pagar de allí el costo del muro que pretende levantar para frenar la migración ilegal desde México, no deja de preocupar entre los líderes de las organizaciones migrantes.

Donald Trump, próximo de Estados Unidos por cuenta del Partido Republicano, advirtió en un desplegado publicado en el diario Washington Post su intención de obligar a México a pagar por el muro fronterizo que pretende construir, valiéndose de la retención del dinero que envían los trabajadores migrantes a sus familias.

La propuesta del aspirante presidencial en Estados Unidos contempla un cobro a México de entre cinco a diez mil millones de dólares, con lo que estaría construyendo un muro de más de mil 600 kilómetros de longitud, sobre la frontera entre los dos países.

El muro –dijo Julio Martínez, de la Asociación Hispana de Migrantes de Carolina de Norte- no solo frenaría el flujo de trabajadores migrantes desde México a Estados Unidos, sino que también detendría el flujo de dinero que mandamos hacia nuestras familias, principalmente en Michoacán, Zacatecas, Guanajuato, Puebla, y Oaxaca.

De acuerdo a información contenida en el portal oficial del Banco de México, los ingresos de dinero por remesas a nuestro país, hasta el mes de noviembre de 2024, ya alcanzaban la cifra de 15 mil 200 millones de dólares, concentrándose la mayor cantidad de envíos a localidades de Guanajuato, Michoacán, Zacatecas y Puebla.

En Michoacán como en cualquier otro de los estados del país que reciben la ayuda económica de los trabajadores migrantes, explicó el titular de la Secretaría del Migrante en estado, José Luis Gutiérrez Pérez, la medida de frenar las remesas económicas generadas por los migrantes, tendría un efecto devastador; empujaría la pobreza a la alza.

Pero la posibilidad de una afectación sobre la economía de los migrantes, con la retención de las remesas por parte de un gobierno encabezado por Donald Trump, no es compartido por José Luis Lara, de la Unión de Migrantes de Puebla en el estado de Illinois, quien estima “inviable el triunfo de Trump en las elecciones de Estados Unidos”.

Acá, dijo José Luis Lara, ya nos estamos organizando, para que Trump no gane. Porque no solo somos migrantes indocumentados. La fuerza de los migrantes es importante en este país, y muchos de nuestros connacionales también votan acá, y eso lo vamos a hacer notar en las votaciones próximas.

Dijo que ya existe un movimiento en varios estados de la Unión Americana, donde lo migrantes mexicanos están promocionando acciones para convencer a los grupos sociales de peso a fin de que no le otorguen el voto a Donald Trump, no solo por la pretensión de frenar las remesas, “sino por su política que llevaría a Estados Unidos al colapso total”.

De acuerdo al Consejo Nacional de Población (Conapo), en Estados Unidos radican al menos 35 millones de mexicanos, de los que casi 15 millones de ellos son indocumentados. El número de votantes mexicanos que podría participar activamente en las próximas elecciones se calcula en más de 20 millones de personas, las que podrían contribuir a evitar la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos.

Pero no solo los hispanos de origen mexicano se unirían a la campaña para votar en contra de Trump. “Acá nos estamos movilizando todos: vamos a cerrarle el paso a ese loco”, dijo Julio Martínez, quien aseguró que en el estado de Illinois, como en Nueva York, California, Texas, Arizona, Nevada, Oregón, Georgia, Wisconsin, Carolina del Norte y Florida, todos los hispanos se están sumando a la iniciativa de solicitar el voto en contra de Trump.

Según datos del Pew Hispanic Center, en los Estados Unidos de Norte América, hay alrededor de 50.7 millones de hispanos, de los cuales el 64.88 por ciento de ellos son de origen mexicano. El resto son trabajadores centroamericanos y del caribe, que de alguna manera también se verían afectados con la retención de las remesas.

Sostén de la casa

El año pasado a nuestro país ingresaron más de 46 mil 899 millones de dólares, producto del trabajo de más de 35 millones de mexicanos en Estados Unidos. La expectativa del Banco de México es que en este año se pueda llegar a una cifra cercana a los 60 mil millones de dólares.

La razón en la que se finca la expectativa del Banco de México es porque la emigración de mexicanos hacia Estados Unidos sigue a la alza. Por esa razón, en términos macroeconómicos, se estima que el 2025 se cierre con ingresos por remesas superiores a los que pueda generar la venta de petróleo y por derrama turística

Ya pasó en el 2015, cuando las remesas de los migrantes fueron por mucho mayores a los recursos captados por venta de crudo, los que se ubicaron en los 18 mil 779 millones de dólares. Los dólares de los migrantes también superaron en gran medida los más de 15 mil 682 millones de dólares que dejó el turismo internacional.

Por esa razón, el gobierno federal debe plantear una política oficial fuerte, frente a las pretensiones de Donald Trump, pues sus intenciones no solo dañarían la economía de los migrantes y sus familias, sino que afectará a la economía nacional.

En Michoacán, Zacatecas, Puebla, Oaxaca y Chiapas –dijo-, hay comunidades completas que subsisten gracias a los dólares que mandan los trabajadores en Estados Unidos. La pobreza es tan extrema en algunas comunidades que si no fuera por la ayuda de las remesas –abundó-, nuestras familias en México no tendrían ninguna posibilidad de subsistir.

Citó, en ejemplo de la importancia de las remesas, que el programa de obras sociales denominado 3 por 1, donde los migrantes aportan recursos -en proporción de una tercera parte- para obras de infraestructura, son los que han dado vida a cientos de comunidades que estarían en el olvido ante la falta de recursos de los gobiernos locales.

En Michoacán, desde el 2011, el programa de obras con participación de los migrantes ha hecho posible que se hallan ejecutado al menos 650 acciones que van desde pavimentación de calles, suministro de agua potable, construcción de plazas públicas y mejoramientos de caminos. Lo mismo ocurre en Zacatecas, donde en los últimos tres años se han ejecutado al menos 420 obras con participación de los migrantes.

Datos del gobierno estatal de Chiapas indican que en esa entidad también se ha podido avanzar en materia de infraestructura urbana gracias a la participación de los migrantes: en solo 2 años de gobierno se han realizado 371 obras públicas. También eso pasa en Oaxaca, donde el gobierno estatal y los migrantes pudieron poner en operación 632 obras de beneficio común con la aportación directa de los trabajadores en Estados Unidos.

Rezan por Donald Trump

Donald Trump es un loco; si lleva a cabo su propuesta de frenar el renvío de remesas a las familias de migrantes, no solo va hacer que se colapse la economía de México, sino también la de Estados Unidos, dijo en su momento el padre Gustavo Rodríguez, responsable de la pastoral de migración en la diócesis de Puebla, quien reconoció que de no ser por la mano de obra de los migrantes, la economía de aquel país no sería tan buena.

Por su parte, el padre Jesús Alfredo Gallegos Lara, el Padre Pistolas de Michoacán, aunque confía en que Donald Trump no obtenga el voto mayoritario, le preocupa un posible recrudecimiento de la política antiinmigrante de Estados Unidos. Sobre todo porque en su región, la zona de Chucándiro, es una de las más importantes que se sostienen con el envío de remesas de los que emigran hacia Estados Unidos.

En Zacatecas, el padre Antonio Ledezma, un activista que ha dedicados los últimos 20 años de su vida sacerdotal al auxilio de los migrantes, dijo a Reporte Índigo que las oraciones de todos los zacatecanos están dirigidas para que Trump no llegue a la presidencia de Estados Unidos. “Sería un desastre para nuestro estado”, y es que en Zacatecas, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), seis de cada diez familias de la zona rural se mantienen con el trabajo de los migrantes.

Solo el año pasado, esa entidad, una de las principales en cuanto a flujo de dinero proveniente de Estados Unidos, recibió en suma 304 millones de dólares, de los 23 mil millones que contabilizó el Banco de México como ingreso a la balanza comercial del país; casi 60 por ciento se concentró en los municipios de Sombrerete, Fresnillo y en la propia capital del estado.

Por esa razón, el padre Antonio Ledezma dijo que la preocupación por la posible retención de las remesas desde Estados Unidos, no es una preocupación particular, sino que se trata de una preocupación general de la Iglesia Católica, la que –dijo el sacerdote- no tiene mucha forma de actuar sobre el problema, más allá de un llamado a la reconsideración de Trump.

Pero hacer llamados para que Trump cambie de opinión en sus propuestas de campaña, es algo más que tirar flechas de viento, dijo el padre Ramón López de la pastoral de migración y movilidad social de la diócesis de Oaxaca. “Lo único que nos queda es pedirle a Dios para que este señor cambie su forma de pensar, y que entienda todas las vidas que afectaría con sus decisiones”.

La pobreza los empuja a salir

Las condiciones de violencia y de extrema pobreza que se han agudizado en los últimos años en estados como Guanajuato, Zacatecas, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Puebla y Guerrero, es lo que ha hecho que la expulsión de mano de obra hacia Estados Unidos parezca que no tiene fin, dijo el sociólogo Andrés Barajas de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Esa es la razón por la que México ocupa el primer lugar como expulsor de migrantes a Estados Unidos. Según cifras del Banco Mundial, se estima que en los últimos cinco años en promedio anual han sido casi 900 mil los mexicanos que han tenido que emigrar de su zona de origen para buscar emplearse en Estados Unidos.

La cifra de emigrantes mexicanos se dimensiona si se toma en cuenta que el número de centroamericanos que anualmente cruzan por México, con la intención de llegar a Estados Unidos, es de casi 700 mil personas, que también son empujadas a la migración por las condiciones de extrema pobreza que afrontan.

Uno de los estados mexicanos que repunta en cuanto a la mano de obra expulsada de sus lugares de origen, es Michoacán, donde la violencia es el principal motor de ese fenómeno. Según datos de la Secretaría del Migrante en el Estado, se calcula que el año pasado fueron casi 34 mil migrantes los que salieron solo de la región de Tierra Caliente, en donde la violencia fue la principal causa de la movilización social.

La emigración que se registra en México, la más grande en cuanto a cifras a nivel mundial, la que desde el 2015 al 2024 estimaba la salida de casi 15 millones de mexicanos con destino a cualquier empleo en Estados Unidos, supera por mucho a la que se registra en países como India, de donde han salido en los últimos 6 años más de 12 millones de personas o la de Rusia que ha generado más de 11 millones de emigrantes en los últimos años.

Los datos el INEGI, actualizados hasta el 2024, revelan que la principal entidad expulsora de mano de obra es Guanajuato, con una población 116 mil 235 desplazados. En segundo lugar se encuentra el estado de Michoacán con 83 mil 642 personas que decidieron salir en busca de mejores posibilidades económicas y sociales.

Los datos del Consejo Nacional de Población (Conapo) indican que de cada diez personas que deciden emigrar, solamente 4 de ellas lograr el objetivo de colocarse en un empleo en Estados Unidos, el resto que regresa insiste en la posibilidad de continuar el retorno hasta en cinco ocasiones más.

El eterno regreso

El drama de los migrantes mexicanos y su expulsión de Estados Unidos no solo es un problema particular. Se trata de un conflicto social en el que los gobiernos estatales, a través de las oficinas de atención al migrante, destinan grandes cantidades de dinero. El presupuesto anual destinado a las oficinas de atención a los repatriados oscila entre los 30 y los 70 millones de pesos, por estado.

Los datos del Instituto Nacional de Inmigración (INM), de la Secretaría de Gobernación, arrojan que el estado que más repatriados registra, en la contabilidad con corte de abril del 2024, es Oaxaca, a donde se han deportado 3 mil 854 personas. Sigue luego Guanajuato con 3 mil 762 repatriados. La lista continúa con Guerrero, que a la fecha ha recibido a 3 mil 629 migrantes expulsados de Estados Unidos. Michoacán se ubica en la quinta posición de repatriados con 3 mil 600 personas retornadas.

De total de repatriados registrados por el Instituto Nacional de Migración en lo que va del año, solamente uno de cada diez de ellos fue deportado por primera vez desde los Estados Unidos a alguna estación migratoria de la Secretaría de Gobernación. Tres de cada diez deportados de Estados Unidos a México ya habían vivido ese proceso en dos, tres y hasta cuatro ocasiones. En tanto que seis de cada diez deportados ya habían sido repatriados en al menos cinco veces.

De todos los migrantes mexicanos que han sido deportados en este año desde Estados Unidos a alguna estación migratoria en suelo mexicano, por lo menos 8 de cada diez recibieron ayuda económica y humanitaria por parte de sus gobiernos estatales, a fin de poder retornar a sus lugares de origen, de donde al menos 6 de cada diez vuelven a realizar entre uno a cinco intentos por cruzar la frontera con Estados Unidos.

Pese a que la mayoría de los migrantes que son repatriados a sus localidades de origen reciben la ayuda de sus gobiernos estatales, ya en territorio local la mayoría de ellos no cuentan con ningún tipo de programa oficial que les permita arraigarse en sus comunidades.  Ninguna entidad cuenta con programas de empleo para los migrantes repatriados.