Empoderamiento de las mujeres… hasta en el Crimen

Acusadas de delitos que van desde graves como delincuencia organizada, secuestro, homicidio y fomento al narcotráfico, hasta otros menores como portación de armas y tráfico de estupefacientes se estima que a la fecha son más de Mil 632 mujeres las que se encuentran recluidas en cárceles federales y cerca de 11 mil 701 las que permanecen en cárceles estatales

Por. J. Jesús Lemus

Durante la conmemoración del Dia Internacional de las Mujeres, desde la Conferencia Mañanera del presidente López Obrador, en la voz de la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, se reconoció la determinación de las mujeres para no tolerar ningún tipo de violencia, pero sobretodo la convicción del sector femenil para lograr cada vez más un mayor posicionamiento social.

El empoderamiento de las mujeres es cada vez mayor en nuestra sociedad, por no sólo para bien; este sector han comenzado a denotar una mayor participación en la vida delincuencial de nuestro país, al menos así lo revelan las estadísticas de mujeres que se encuentran procesadas y/o sentenciadas en las cárceles tanto  federales como estatales de todo el país.

Acusadas de delitos que van desde graves como delincuencia organizada, secuestro, homicidio y fomento al narcotráfico, hasta otros menores como portación de armas y tráfico de estupefacientes se estima que a la fecha son más de Mil 632 mujeres las que se encuentran recluidas en cárceles federales y cerca de 11 mil 701 las que permanecen en cárceles estatales.

Así, las mujeres representan actualmente casi el 11.1 por ciento de toda la población carcelaria, cifra que ha venido al alza en los últimos 17 años, si se considera que en el 2007 el número de reclusas en todo el sistema penitenciario a nivel nacional no representaba ni siquiera el 2.5 por ciento; la mayoría de los procesos penales enfrentados por mujeres, están relacionados con las drogas.

Entre los factores que se reconocen como principales detonantes para que este sector de la población se vea involucrado no sólo en la comisión de delitos del orden federal sino en otros del fuero común, destacan la pobreza y la procedencia de hogares y comunidades marginadas.

También se reconoce que muchas de las mujeres en prisión cuentan con un bajo nivel educativo, y que la mayoría de ellas antes de desempeñar funciones vinculadas a drogas ilícitas, han trabajado en numerosas actividades informales, cómo limpieza de casas, lavado y planchado de ropa, elaboración de alimentos, venta informal en semáforos. Y algunas tienen una historia de vida marcada por la violencia, incluyendo la de tipo sexual.

Por esas razones la citada organización presentó una propuesta de reforma judicial para mujeres encarceladas por delitos drogas, la que pretende eliminar el carácter oficioso de la prisión preventiva por delitos contra la salud y armonizar la Ley General de Salud, a fin de eliminar la catalogación de los delitos como graves y la imposición de la prisión preventiva.

En dicha propuesta también se recomienda “revisar las penas establecidas para delitos contra la salud, sobre todo a nivel federal, y considerar la reducción de las mismas, así como la introducción de factores atenuantes”, en donde se considera que un elemento que puede favorecer la proporcionalidad es la eliminación de la pena mínima como figura obligatoria.

Esta propuesta civil considera que las mujeres recluidas y sus hijos e hijas sufren de manera desproporcionada los impactos del encarcelamiento, lo que se debe, en primera instancia, a las situaciones de vulnerabilidad de las cuales proceden y a cómo éstas se recrudecen aún más en los espacios penitenciarios de todo el país, donde la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha reconocido condiciones de maltrato.

Población en Aumento

De todas las cárceles federales, la que mayor población de mujeres registra a la fecha es la del Centro Federal de Readaptación Psicosocial número 16 de Morelos, en donde se encuentran privadas de su libertad Mil 117 mujeres, de las que el 50 por ciento ya cuentan con sentencia condenatoria, y la otra mitad aún se encuentra en el desahogo de su proceso penal.

De todas mujeres recluidas en las cárceles federales, según lo establece el Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social (OADPRS) del gobierno federal, en una respuesta otorgada vía transparencia, la mayoría de las internas la conforman las que tienen entre 30 a 40 años de edad, rango en el que se ubican 367 de ellas.

Otras 294 de internas federales tienen edades que oscilan entre los 41 y los 59 años de edad, mientras que la población de la tercera edad y juvenil es mínima; son 17 mujeres recluidas las que tienen más de 60 años y apenas 11 las que las que tienen menos de 20 años de edad.

En las cárceles estatales, el mayor concentrado de la población femenil interna lo conforman las mujeres con edades que oscilan entre los 30 a los 40 años edades, en donde se estima que son más de 4 mil 329, el segundo rango de edades lo conforman más de 2 mil 134 mujeres que tienen entre 41 a 59 años; la mayoría de estos dos grupo son madres de familia, y casi el 2 por ciento vive con por lo menos un hijo en prisión.

De acuerdo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en su informe especial sobre “Las Condiciones de Hijas e Hijos de las Mujeres Privadas de la Libertad”, el número de estas que viven con hijos en prisión ha venido en aumento desde el 2013, cuando había solo 396 casos, para llegar al cierre del 2016 con 618 que viven con sus hijos dentro de la cárcel.

Mujeres y Carteles

No existe a la fecha un sólo cartel de las drogas que se distinga por la mayor participación de mujeres dentro de su estructura criminal, más bien es sólo uno, el de los Arellano Félix, el que no registra ninguna procesada o sentenciada en penales federales que sea asociada a su labor delictiva, según lo reconoce el Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social.

De los principales carteles de las drogas que operan en el país, tanto el de Los Caballeros Templaros, como el de La Familia Michoacana, del Golfo, de Jalisco Nueva Generación, de Juárez, de los Hermanos Beltrán Leyva, de Sinaloa y de Los Zetas, registran mujeres procesadas y sentenciadas por su pertenencia a estructuras delictivas.

Esto podría tener razón en el hecho que reconoce que las redes de tráfico de drogas reclutan a las mujeres más vulnerables para desempeñarse en los roles más bajos y peligrosos, lo que a menudo ocurre debido a que suelen ser reclutadas por la pareja o por el grupo familiar, y ven en los delitos de drogas una manera de percibir ganancias rápidas.

De acuerdo a la referida organización no gubernamental, los delitos de drogas en los que se ven involucradas muchas mujeres son también delitos ‘de amor’ o ‘de género’, pero una vez que son encarceladas, las mujeres suelen ser abandonadas por las personas que las involucraron. Esto no es exclusivo de los delitos de drogas, un patrón parecido se registra en casos de secuestro y extorsión.