Nos está alcanzando el destino: el agua se acaba
En casi todas las poblaciones del país, por el desbordado uso del agua, todas las poblaciones están agotando sus recursos hídricos, y eso es muy triste… va a llegar el día en que solamente tengamos la presencia del agua en el nombre de las poblaciones y los poblados fundados ancestralmente
Por. J. Jesús Lemus
Acaquilpan es el nombre primigenio de Los Reyes-La Paz. Ese nombre significa “lugar a la orilla del agua”. Ixtapaluca es otra toponimia indígena relacionada al agua. Ixtapaluca en Nahua significa “lugar donde se moja la sal”.
El 60 por ciento de las poblaciones con toponimias indígenas, sus nombres originarios están muy relacionados al agua, porque el agua ─aparte de ser el soporte vital de la vida─ también es un signo de la cultura mesoamericana.
Michoacán, significa “lugar de los lagos”… y así podemos encontrar en toda la geografía mexicana nombres asociados con el agua, pero hoy muchos de esos lugares solamente han quedado como recuerdos de la existencia de grandes mantos acuíferos, en torno a aquellas poblaciones.
En casi todas las poblaciones del país, por el desbordado uso del agua, todas las poblaciones están agotando sus recursos hídricos, y eso es muy triste… va a llegar el día en que solamente tengamos la presencia del agua en el nombre de las poblaciones y los poblados fundados ancestralmente.
Estamos aquí, en La Caldera, en un volcán muy particular. Un volcán con dos cráteres, los que una vez fueron grandes receptáculos de agua, el agua que se filtraba, que se almacenaba en un gran depósito subterráneo y que todavía ─hasta la fecha, hasta el día de hoy─ lo podemos explotar, aunque el 90 por ciento de la población en esta parte del Valle de México ya recibe el agua solamente por pipas.
Al día de hoy, en el volcán prácticamente no hay agua. Pero este es el que todavía le da algo de respiro al estrés hídrico, que vive la región. Desde aquí, desde La Caldera, el agua que se sustrae suministra al 2 por ciento de la población que vive en la zona de la Ciudad de México.
En Los Reyes-La Paz el problema de abasto del agua es muy grave, este es uno de los pocos reductos de agua que quedan en el Valle de México, donde el índice de Inversión Extranjera Directa (IED) del gobierno mexicano ha hecho que se pueble de empresas transnacionales, que llegan a buscar cómo seguir explotando el suelo.
Las empresas trasnacionales que llegan al Valle de Mexico, son las mismas que sus localidades, en sus países no podrían tener la posibilidad de suministro de agua como lo pueden tener aquí.
Se estima que en el Valle de México existen por lo menos unas 600 empresas de alto consumo de agua. Aquí hay desde empresas dedicadas a la trituración de granos, para la fabricación de harinas, hasta empresas fabricantes de productos que requieren de altas concentraciones de agua, como las cerveceras, las refresqueras y las lecheras.
Estas empresas trasnacionales con la omisión del gobierno, o porque así lo quiere el gobierno, están operando en esta región bajo una visión muy propia que tienen del Estado mexicano, al que se le explota porque cuenta con una tradición de corrupción.
Las empresas trasnacionales, para tener acceso al agua, se valen de los intereses del Estado Mexicano, que siempre está buscando la famosa Inversión Extranjera Directa, la que se convierte en un llamado constante hacia el extranjero, para que vengan y se asienten aquí, en el Valle de México, una gran cantidad de empresas.
Por eso las empresas trasnacionales, invitadas por el Estado mexicano, a fin de fortalecer las estadísticas de la Inversión Extranjera Directa (IED), siguen llegando. Las empresas también son atraídas por el famoso y mentado nearshoring, que la final de cuentas no es otra cosa más que establecerse en el mercado de oportunidades, y el mercado de oportunidades es donde está el agua.
En gran parte de México comienza a escasear el agua, y aún así, sigue habiendo un establecimiento exagerado de empresas que se han venido a sentar en esta región, precisamente en busca del agua.
Estamos en el Canal de la Compañía, es el mejor ejemplo de cómo la industria establecida en México ha hecho caso omiso a lo que establece la ley, de que se deben rehabilitar las aguas, una vez que fueron utilizadas para que saneadas puedan no seguir generando un foco de contaminación al grueso de la población.
A final de cuentas, el derecho al agua es un derecho humano, pero también debería ser un derecho humano a estar cerca de agua no contaminada, lejos de las aguas pestilentes, de las aguas que salen de la red de drenaje público.
En Los Reyes-La Paz, como en la gran cantidad de municipios del país no hay plantas tratadoras de agua… y no hay plantas tratadoras de agua porque hay corrupción en los gobiernos municipales, que reciben dinero para establecer sus propias plantas tratadoras de agua y no lo hacen, porque se llevan el dinero a sus bolsas, y esa es una situación que lo que el gobierno federal permite que la ley en México es laxa y cualquiera la puede violarla.
No hay una obligatoriedad para las empresas establecidas en el país, para que ─al igual que los gobiernos municipales─ tengan que rehabilitar sus aguas antes de arrojarlas a las acequias.
Ni siquiera la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha podido establecer un principio básico sobre esto del derecho de los mexicanos a vivir en torno a aguas saneadas. En el 2014 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos estableció un principio básico, una recomendación al gobierno de Puebla, al gobierno Federal y a la Comisión Nacional del Agua, para que hicieran trabajos de saneamiento sobre el río Atoyac, que traza desde Puebla y Tlaxcala, porque decenas de empresas contaminantes han convertido ese río en el foco de infección más importante en México.
El principio que se estableció por parte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no ha tenido ningún seguimiento. Quedó en el olvido. No hay continuidad a la ley… la que trata de establecer la obligación para que las empresas y los gobiernos municipales sanen el agua antes de arrojarla a los causes. Eso hoy en México es letra muerta.
El único antecedente que existe a partir de ahí, es que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no ha querido tocar el tema de las aguas contaminadas, ni tampoco se ha querido establecer un principio básico en la ley mexicana para que las empresas no contaminen, y si contaminan que rehabiliten las aguas sucias. Mientras empresas como Volkswagen, Chevrolet, Dina… todos van aumentando sus niveles de producción, aun cuando no hay tal nivel de consumo.
Son esos son índices inflados por la propia voracidad del capitán, que se establecen bajo el principio de la doctrina de los índices de productividad: elevar el índice de productividad para elevar el índice de ventas, y elevar el índice de ventas para elevar el índice de consumo, y elevar el índice de consumo para elevar el índice de productividad.
Eso sí, es lo más perverso del capital, que solamente está pendiente a consumir los recursos y no genera nada. La falacia es la generación del empleo. Y a cambio de esa falacia se consumen todos los recursos naturales.