En General Cienfuegos en tres actos: el rostro de la impunidad
En lo que va de la administración del presidente López Obrador, desde a conferencia mañanera, el caso del General Cienfuegos se ha expuestos, mencionado, analizado o referenciado en por lo menos 28 ocasiones, siempre que se trata de desdeñar el modelo de justicia de Estados Unidos, un modelo que por cierto ha dado la cara por la sociedad mexicana al juzgar a más jefes del Narco mexicano que los que ha juzgado la propia Fiscalía General de la República (FGR)
Por. J. Jesús Lemus
Cegado por algún tipo de interés personal, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en presentar al General Salvador Cienfuegos Zepeda como un mártir de la justicia norteamericana. López Obrador ha llegado al extremo de señalar que el que fuera secretario de la Defensa Nacional (SEDENA) fue un perseguido del gobierno norteamericano y que se actuó con alevosía en contra de él.
Hay que recordar que el ex secretario de la SEDENA, durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, fue detenido el 15 de octubre del 2020 en Estados Unidos, bajo cargos relacionados a narcotráfico y pertenecer a una red criminal para posibilitar envíos de cocaína desde México a Estados Unidos. Concretamente la DEA lo ubicó como parte de un esquema criminal dentro del cartel de Francisco Patrón Sánchez, “El H2”, mismo cartel que en México se le conoce como el Cartel de los Dámaso, cuya cabeza visible fue Dámaso López Nuñez, “El Lic”.
El General Salvador Cienfuegos, tras ser detenido en el aeropuerto de Los Ángeles, California, y tras solicitarlo el gobierno mexicano por la vía diplomática, el 17 de noviembre del 2020 fue desestimado de los cargos y regresado a México, con la promesa de que el gobierno del presidente López Obrador debería hacer la investigación del caso.
Sin embargo, la Fiscalía General de la República (FGR), a cargo de Alejandro Gertz Manero, el 14 de enero del 2021 declaró que no había elementos de prueba que hablaran de la responsabilidad penal de Cienfuegos en el delito de narcotráfico acusado en Estados Unidos. Por eso el gobierno mexicano se desistió de las acusaciones y lo absolvió.
En lo que va de la administración del presidente López Obrador, desde a conferencia mañanera, el caso del General Cienfuegos se ha expuestos, mencionado, analizado o referenciado en por lo menos 28 ocasiones, siempre que se trata de desdeñar el modelo de justicia de Estados Unidos, un modelo que por cierto ha dado la cara por la sociedad mexicana al juzgar a más jefes del Narco mexicano que los que ha juzgado la propia Fiscalía General de la República (FGR).
Por enésima ocasión, el caso del General Salvador Cienfuegos Zepeda ha sido otra vez tema de la conferencia Mañanera, en donde a las falacias esgrimidas por el presidente López Obrador, que refiere la inocencia de Cienfuegos en los señalamientos de narcotráfico de que fue objeto en Estados Unidos, por lo que formalmente fue procesado, se agrega otra mentira más:
El presidente López ha dicho que el expediente completo del general Salvador Cienfuegos Zepeda, el que integró el gobierno de Estados Unidos como prueba de la criminalidad del ex secretario mexicano de la Defensa Nacional, se encuentra a disposición del público, sin testar. Lo primero es cierto, lo segundo no.
El 70 por ciento del contenido del expediente del General Salvador Cienfuegos, que fue puesto a disposición pública para su consulta, no se puede leer por el solo hecho de que se tomó la determinación, desde alguna parte en la cúpula del gobierno, de no mostrar algunos puntos relevantes de la información.
Por lo que hace al contenido de la información que incrimina al General Salvador Cienfuegos, el presidente ha insistido que se trata de información que el gobierno de Estados Unidos falseó. Para el presidente López Obrador nada de lo que contiene el expediente del General Cienfuegos se ajusta a la realidad.
Sin embargo, en términos periodísticos, estos son los hechos por los que el general Cienfuegos no solo sigue salpicado de la duda sobre su relación con el crimen organizado, sino que un día en que la política diplomática no se interponga con la justicia, lo pueden llevar a la cárcel de por vida.
Primer acto: un evento fortuito
En aras de salvar todas las formalidades diplomáticas, apenas se dio a conocer la detención del General Cienfuegos, el gobierno de Estados Unidos desde un principio estableció un punto básico frente al gobierno mexicano: nunca se instruyó la investigación sabiendo que se trataba del “General de Alto Rango que es Cienfuegos Zepeda”.
Cuando se inició la investigación, por parte de la DEA, solo se trataba de ubicar y desarticular una red de traficantes de heroína que operaba en la ciudad de Las Vegas, Nevada. El expediente que la DEA logró integrar con el material acusatorio contra el general Cienfuegos fue una incidencia que resultó de la investigación que en Estados Unidos se le seguía desde 2013 tanto a Francisco Patrón Sánchez “El H2” como a su sobrino y socio Daniel Isaac Silva Garate, conocido como “El H9”.
Según la explicación que se le dio al canciller mexicano Marcelo Ebrard por parte del administrador interino de la DEA, Timothy J. Shea, “en esta investigación, la DEA nunca tuvo como objetivo directo a ningún funcionario de México, tampoco estuvo vigilando o investigando las actividades de Cienfuegos Zepeda dentro del territorio nacional mexicano, ni influyó en la decisión de viajar de Cienfuegos Zepeda a los Estados Unidos, siendo esto último lo que condujo a su detención”.
Sin embargo, finalmente la DEA se vio sorprendida porque en las investigaciones, tras el rastreo de llamadas telefónicas y mensajes de texto, se encontró que entre los nexos que tenían los narcotraficantes mexicanos en Las Vegas, se encontraba un general de alto rango del gobierno mexicano.
“La investigación siguió su curso y en 2015 la DEA estableció que había algunos vínculos entre Patrón Sánchez y la investigación local que se estaba realizando en Estados Unidos. Posteriormente, la DEA presentó estas pruebas a la Fiscalía del Distrito Este de Nueva York y, a su vez, esta oficina aceptó la investigación con fines de un enjuiciamiento federal.
”En 2016, la DEA obtuvo el permiso para realizar unas interceptaciones [sic] electrónicas del fuero federal en Estados Unidos, cuyo objetivo principal era Daniel [Isaac] Silva Garate. No hubo interceptaciones [sic] electrónicas hechas en territorio nacional mexicano. Las interceptaciones [sic] fueron hechas a unos dispositivos de comunicaciones y aplicaciones que Silva Garate usaba para comunicarse con Patrón Sánchez sobre una persona, quien fue identificada más adelante como el entonces secretario de la Defensa Nacional, el general Cienfuegos Zepeda”.
Segundo acto: las pruebas
Entre las pruebas que el gobierno de Estados Unidos aportó a la Fiscalía General de la República para que el general Cienfuegos fuera sometido a investigación en suelo mexicano, bajo las leyes de los mexicanos, se encuentra un legajo de 748 hojas en el cual se citan detalladamente las comunicaciones que sostuvo Daniel Silva Garate, “El H9”, con el general Cienfuegos y Francisco Patrón Sánchez “El H2”, en las que no queda ninguna duda de los nexos de complicidad entre el titular de la Sedena y el cártel de Francisco Patrón para formar una empresa criminal de trasiego de drogas, con la protección del Ejército .
En las comunicaciones interceptadas por el gobierno de Estados Unidos —que se le entregaron al fiscal Alejandro Gertz Manero como pruebas para enjuiciar al ex titular de la Sedena— se establece que el general Salvador Cienfuegos Zepeda era identificado bajo los nombres clave de “El Padrino” y/o “Zepeda”, en tanto que Daniel Silva, “El H9”, utilizaba como nombre clave el de “Samanta” cuando se comunicaba con “El Padrino”. A su vez, Francisco Patrón Sánchez, “El H2”, utilizaba la clave “Spartacus”. Así están registrados en todas las comunicaciones que sostuvieron a partir del 9 de diciembre de 2015.
A lo largo del expediente criminal que la DEA entregó al fiscal Alejandro Gertz Manero existen decenas de referencias, en las comunicaciones interceptadas, que hablan de las buenas relaciones entre el cártel de Francisco Patrón Sánchez y el general Salvador Cienfuegos, quien en múltiples ocasiones resalta que dicha organización criminal habría de contar siempre con la ayuda de la Sedena a su cargo, y hasta le expresa que se puede dar cuenta de que, desde que comenzaron las comunicaciones entre ellos, ya no se presentaron operativos militares en la zona de Nayarit, que era la base de operaciones de ese grupo delictivo.
Entre las pruebas que resaltan por la propia naturaleza de las mismas, se encuentran los mensajes que evidencian la relación de protección a cambio de dinero que mantuvieron los líderes del Cártel del H2 y el propio General Salvador Cienfuegos Zepeda:
De acuerdo con la investigación del gobierno estadounidense, que Alejandro Gertz Manero desestimó y desechó, fue el general Salvador Cienfuegos quien motivó la asociación criminal entre la Sedena y el cártel de Francisco Patrón Sánchez.
En un mensaje de texto —con evidentes errores gramaticales y de sintaxis— enviado por Cienfuegos a Daniel Silva, le advirtió: “hijo en verdad si usted no se arrima a GDL [Guadalajara] para que lo traigan a conocerme ya no lo invitare [sic] porque ya son muchos pretextos yo lo seguiré queriendo igual pero si no ay [sic] confianza que quiere que hagamos yo boy [sic] hacer cosas muy grandes si me toca verlos a uno de los 2”.
A lo que Daniel Silva respondió en ese mismo hilo de la conversación: “no como [sic] cree ya saldrá mi camión no le fallaré mi tío ya me mandó para con usted”. En la misma conversación, el general Salvador Cienfuegos le respondió a su contacto Daniel Silva dando algunas instrucciones: “Ok me avisa cuando llegue no se asuste yo mandare [sic] 5 camionetas o 3 para quedarme con 2 donde lo boy [sic] a esperar las camionetas serán [sic] negras con vidrios oscuros y con los códigos [sic] prendidos…”.
Después de esa conversación, se presume que quedaron establecidos los nexos de complicidad entre la Sedena de Cienfuegos y el cártel de Francisco Patrón Sánchez. Eso se desprende del mensaje que le hizo llegar Daniel Silva a su tío Francisco Patrón, en el que le refiere la aceptación del general Cienfuegos para brindarle protección: “que a usted jamás se lo van a chingar con marinos ni con militares y que a partir de mañana tampoco con PFP [Policía Federal Preventiva]”, le escribió.
Tercer Acto: la exoneración
A pesar de toda esa evidencia, a la que se agregaron fotografías de vehículos, personas e inmuebles vinculados con la actividad del Cártel del H2, que actuó en colusión con el general Cienfuegos para el trasiego de drogas hacia Estados Unidos, el fiscal Alejandro Gertz Manero fue omiso. En escasos dos meses, desde el 18 de noviembre de 2020 hasta el 13 de enero de 2021, la FGR tiró la investigación que, sin escatimar recursos, le llevó años a la DEA realizar. El 13 de enero de 2021, a través del comunicado de prensa número FGR013/21, la dependencia bajo el mando de Gertz anunció la decisión del no ejercicio penal en contra del general Salvador Cienfuegos.
En ese mismo comunicado, el fiscal Gertz Manero añadió que, “del análisis de su situación patrimonial [del general Salvador Cienfuegos] y el cumplimiento de sus obligaciones fiscales, no apareció dato alguno o síntoma de obtención de ingresos ilegales o acrecentamiento de su patrimonio fuera de lo normal, de acuerdo con sus percepciones en el servicio público”, y concluyó que “por los motivos anteriores, y con base en los razonamientos y pruebas en la carpeta correspondiente, la Fiscalía General de la República, a través de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), ha determinado el no ejercicio de la acción penal, en favor del general Salvador Cienfuegos Zepeda”.
Sin embargo, pese a que existe una disposición oficial de que Cienfuegos no está relacionado a las acusaciones hechas por el gobierno de Estados Unidos, el presidente Lopez no deja de insistir, apenas cuenta con la oportunidad, de que “el General Cienfuegos fue víctima de una persecución por parte del gobierno norteamericano”.