Retrato de un joven maestro rural
Hay quienes descubren que su vocación es la enseñanza y dar lo mejor de sí mismos y del conocimiento a los niños de las comunidades más apartadas de México, aunque ello implique luchar por mejorar las condiciones desfavorables de las Normales Rurales donde se forman como profesores
A dos años de cumplirse un siglo de la inauguración de la Normal Rural Luis Villarreal El Mexe, en el estado de Hidalgo, todavía sigue vigente en hechos lo que el campesino Gonzalo Tello le dijo a Plutarco Elías Calles: “Señor presidente, si algún día nos quieren quitar nuestro patrimonio y nuestras escuelas, con el brazo, el corazón y nuestra vida los defenderemos”.
Los habitantes de Tepatepec, perteneciente al municipio Francisco I. Madero, arropan a los estudiantes de la Normal El Mexe estando presentes en las mesas de mediación con las autoridades de la Secretaría de Educación de Hidalgo (SEPH) para que cumplan las demandas contenidas en un extenso pliego petitorio desde la reapertura de la normal en 2018, luego de permanecer cerrada por 14 años.
“Hay un apoyo hacia nosotros”, asegura Jesús Moreno Balbuena, de 20 años de edad y quien actualmente cursa la licenciatura en Enseñanza Primaria Rural, en entrevista para cenzontle400.mx
Al inicio de su creación, a mediados de los años veinte del siglo XX, el objetivo de las normales rurales era formar docentes y agricultores que desarrollaran técnicas de cultivo para que las comunidades pudieran ser autosuficientes. Actualmente, existen 15 normales rurales en el país.
El presidente Andrés Manuel López Obrador cuando llegó al poder instruyó que se reabriera y se dotara a los alumnos de todo lo indispensable para su formación docente, sin embargo, a cinco años del mandato, las demandas siguen siendo las mismas: aulas habilitadas para tomar clases, escritorios, bancas y pizarrones; insumos como plumones, hojas de color, etcétera.
Agua para los sanitarios, instalaciones eléctricas y sistema de drenaje; comedor, e internado con camas para las últimas dos generaciones de profesores en formación que viven ahí. Al igual que planta docente que responda a las necesidades de la enseñanza en zonas rurales y vulnerables, así como talleristas en algunas disciplinas artísticas.
En 2018, la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo (SEPH) contrató a 20 profesores temporales todos con maestría y doctorado en enseñanza rural e indígena para atender a 240 alumnos. Se destinarían 62 millones de pesos, de los cuales 10 millones les correspondería etiquetar al Congreso estatal y 37 al Congreso federal, y 15 millones se irían al programa S300.
El Gobierno de Hidalgo otorgaría recursos para la operación y funcionamiento de la normal donde estudiaron los guerrilleros Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas. Desde los años sesenta la Normal Rural El Mexe ha sido vista como “cuna de rojillos” por los gobiernos federal y estatal.
“Quiero ser ese profesor que no tuve en la primaria, ese profesor que te dé confianza de ser tú mismo”
El joven Jesús no tenía previsto estudiar para docente. La mayoría de sus parientes son profesores de primaria y creció escuchando las experiencias que les tocaban el corazón, “esos actos de los niños, esas huellitas que marcan el alma“, recuerda.
Su madrina lo influyó para aceptar su vocación como maestro y sus innatas inquietudes lo llevaron a buscar las bases de la docencia en las comunidades más apartadas del país; “una nueva educación para que los alumnos puedan exigir lo que no les dan”, subraya.
“Si no tenemos herramientas para podernos formar como futuros docentes, entonces, ¿qué les vamos a llevar de conocimientos a los chicos?”
Oriundo de Villa de Ayala, región zapatista del estado de Morelos, Jesús lleva viviendo dos años en la Normal Rural El Mexe.
¿Te ha cambiado algo la vida a partir de estar aquí?
“Yo era un muchacho tímido, inseguro, refugiado en mis padres y abuelos; me sentía solo. Al llegar al estado de Hidalgo no conocía a nadie. Mi mamá me trajo, me dio el apoyo; no creía aguantar estar lejos de la familia, pero habló conmigo y me dio esos ánimos”.
Conoció a otros estudiantes que también provenían de otros estados y comenzó a hacer vínculos con ellos, “y ahora son mi otra familia. Ahora, no tengo miedo, aprendí a ser yo mismo. En la normal aprendes a expresarte, a hablar, a no tener miedo, si no ¿cómo vas a expresarte con los niños?”
Al ver videos relacionados con la docencia decía “yo quiero ser ese profesor que no tuve en la primaria, ese profesor que te dé confianza de ser tú mismo. Dejar esa huella en los niños“.
Cubrir la necesidad de que los más vulnerables tengan educación de calidad
Jesús aprende lo que le brinda la Normal El Mexe, pero no deja de buscas libros, leer revistas, adentrarse a la Nueva Escuela Mexicana, proyecto educativo del actual Gobierno federal. Cuestiona a los profesores que no provienen de las normales rurales, y, por lo tanto, desconocen las problemáticas a enfrentarse.
“No brindan el apoyo necesario para poder desarrollarnos en el normalismo rural, por ejemplo, en lo político, para exigir mejores condiciones y demandas antes las autoridades; no nos justifican nuestras inasistencias si vamos a algunos plantones o marchas a Pachuca o a la Ciudad de México; nos dicen es muy su problema. Eso nos perjudica en nuestra calificación”, lamenta Jesús.
Enfatiza que a la institución le hacen falta 15 profesores para talleres específicos de danza, rondalla, bordado Tenango y planeación.
El futuro profesor rural tiene muy claro los ejes académicos que la institución normalista ofrece como son el compromiso social de llevar educación a las comunidades rurales apartadas y la capacitación pedagógica. El eje cultural: la creatividad en la cultura, el baile, el canto, tocar un instrumento. El eje político: “el carácter socialista y la capacidad de tener un idealismo“.
“La docencia no es la profesión más fácil, reflexiona el joven Jesús, requiere un alto grado de responsabilidad, disciplina, conocer teorías, desarrollar habilidades y estar actualizado. La docencia crea a las demás profesiones. Existe la necesidad de que la población tenga educación de calidad hasta en las comunidades más apartadas y vulnerables“.
Sobreviviendo como estudiante normalista
La Normal Rural Luis Villarreal El Mexe carece de módulos de producción de alimentos cosechados en las hectáreas de terreno que rodean las instalaciones, “ni contamos con animales de engorda para la venta”, cuya ganancia debe ser destinada al sostenimiento de la misma institución.
Los 260 alumnos del plantel Reciben la Beca Jóvenes Escribiendo el Futuro, equivalente a 2 mil 400 pesos mensuales, que otorga el Gobierno federal. Recurso monetario que no alcanza para pagar una renta de un modesto cuarto -rebasan los mil pesos- en las colonias más cercanas a El Mexe, por lo que duermen en un albergue improvisado. Sigue sin estar habilitado el internado.
Se turnan para hacer brigadas de seguridad por las noches en el plantel, donde la mayoría de los estudiantes son mujeres.
A Jesús le pasa lo que a sus demás compañeros, extraña a su familia, llegar a casa y que la comida esté lista, “que mi mamá me pregunté cómo me fue en la escuela”. Compra comida enlatada como los clásicos atunes. Coopera para cocinar algo sencillo en la parrillita eléctrica de algún normalista.
Cuando estos normalistas egresen y se vayan a impartir conocimiento a escuelas del campo en sus estados recordarán con alegría esos días que defendieron su escuela con el brazo, el corazón y su vida, y esos días aciagos de indolencia gubernamental no se irán donde habita el olvido, quedarán en la historia de la educación pública y se replicará en las nuevas generaciones que aprenderán a exigir lo que les corresponde.