En los baños públicos se trasgreden los derechos humanos de 30 maneras

En nuestro país, los sanitarios en los espacios públicos carecen de normas de seguridad e higiene, no hay uno solo adaptado para débiles visuales, personas con discapacidad o adultos mayores, y son escenario de acoso y agresiones sexuales, entro otros delitos graves. Entrar a un baño en la calle genera un gasto económico impresionante en las familias y representa ganancias millonarias al año para los gobiernos locales.

¿Cuántas veces nos pasa que cuando andamos en la calle ante la necesidad fisiológica de ir al baño pagamos lo que sea y entramos a instalaciones insalubres, inseguras, que lo que más deseamos es salir huyendo de ahí? Pero no lo hablamos, y es necesario cuestionarlo y no dar por hecho que es normal vivir así.

Quien se atrevió a analizarlo desde 10 líneas de investigación de los derechos humanos fue el periodista Carlos Arturo Martínez Negrete en su libro “Yo,Tú, Él, ¡Todos! Tenemos derecho al uso del baño”. Al utilizar un sanitario en los espacios públicos o en restaurantes, estaciones del Metro, parques, deportivos, estaciones de autobuses, estacionamientos, gasolineras, mercados, zonas arqueológicas, sitios turísticos, tiendas departamentales, etcétera “se violan nuestros derechos humanos de 30 maneras, aunque no nos demos cuenta”, señaló el autor en entrevista para Cenzontle400.MX

Concesiones dejan ganancias millonarias a gobiernos locales sin tener la obligación de ser fiscalizadas

Martínez Negrete asegura que el uso de los baños se comenzó a cobrar en la Ciudad de México en 1997 cuando Cuauhtémoc Cárdenas llegó a la jefatura de Gobierno, ya que quitó la recaudación en las tesorería de las alcaldías y lo comenzó a hacer desde el Gobierno central. Con ello, a las alcaldías les dio la opción de generar recursos propios y “es cuando empiezan a privatizar albercas, canchas deportivas, estacionamientos, baños, y todos violan derechos humanos, a través de los llamados autogenerados, que es lo que abordo en mi libro”.

Al igual que pasa en los gobiernos estatales, “así como se reparten las notarias, se reparten los baños desde el municipio más pequeño. Forma parte de la reparticiones de espacios públicos; tú no te quedas como presidente municipal, pero te dejo los baños”, explicó.

Recordó que el periódico El Sol de México publicó que cada baño público de la Ciudad de México genera dos millones de pesos al año, y solo se reporta el tres por ciento de ese ingreso. “Entonces, te das cuenta la cantidad de dinero que es la que se están robando; no es una caja chica, es una caja enorme. No hay candidato a la Presidencia de la República hoy en día que aguante una auditoría en su gestión pública sobre los baños públicos, ni Xóchitl Gálvez, y en la Ciudad de México no hay quién la haga”.

Al respecto, hace seis años la hoy candidata a la Presidencia de la República por el PRI-PAN-PRD, Xóchitl Gálvez, solicitó un recibo al encargado de un baño en un mercado de Azcapotzalco y éste le dijo que lo viera con el alcalde porque él no sabía, y ella replicó que no dar recibo, aunque había pagado cinco pesos, era ilegal.

¿Y en materia de corrupción? “Por eso todos quieren ser gobernantes porque ahí está la caja grande, y si tienes 40 mercados, pues vas a tener 80 millones de pesos al año. El 50 por ciento de la corrupción del país sale de los baños públicos. Si quitas los baños, quitas algo muy poderoso a todo el esquema político. Las concesiones de los baños en las estaciones del Metro es gran parte del dinero que se utilizan las campañas políticas“.

Incluso, los locatarios de los mercado son víctimas del pago de los concesionarios del baño. Una señora que tiene un local con 10 empleados en el Mercado Medellín, en la colonia Roma, le manifestó al periodista que se gasta mil 700 pesos a la semana de las idas al baños de sus trabajadores, a quienes les propuso que lo pagaran de las propinas. Es decir, baño o propinas, lo que viola el derecho a un salario digno de los trabajadores y encima el derecho humano a ir al baño sin pagar.

En los espacios donde hay baños públicos, “no hay una fiscalización, no hay un comprobante fiscal, no existe el baño como un sistema económico reconocido, no pueden cobrar un baño dentro de una instalación pública, que no paga agua de manera comercial”.

Cualquier persona puede abrir un baño en la puerta de su hogar y el cobro del agua será de uso residencial “porque no existe una normatividad para poner baños públicos. Uno va a alguna alcaldía a solicitar un permiso para poner un baño público y dicen que no hay manera, porque no existen en catálogo en el sistema económico, no está reconocido”.

En el Censo Económico no hay un registro de cuántos baños públicos hay, no hay una cámara nacional de baños públicos ni existe en la normatividad de salud. Los baños no son evaluados por una entidad de salubridad porque no hay una normatividad que atienda el tema.

Ninguna entidad de salud los supervisa

Mediante una solicitud de información a la Plataforma del Sistema Nacional de Transparencia a la Secretaría de Salud federal sobre la supervisión de los baños público después de que acabamos de salir de una pandemia, la dependencia respondió que era responsabilidad de los estados y los estados dicen que los municipios, es decir, todos se echan la bolita, de acuerdo con el entrevistado.

Las personas que asean los sanitarios públicos tienen un problema impresionante de salud, por lo que “tendrían que tener un seguro infectológico. El riesgo de contraer enfermedades derivadas de virus o bacterias es elevadísimo porque no hay un equipo ni hay una norma oficial mexicana para que utilicen cubrebocas. El papel para limpiarnos que se tira en los botes junto al excusado provoca que las heces se pulvericen”, explica el autor.

Aunado a que hay muy mala ventilación en los baños públicos, las paredes no se limpian. Entonces, ningún baño público va a soportar una auditoría real sobre sobre temas de higiene y de salubridad, y si las personas que los asean permanecen ocho horas al día dentro del baño, imaginemos el nivel de riesgo a su salud.

Las idas al baño en los espacios públicos generan un gasto económico impresionante en las familias

Los trabajadores que recorren distancias de dos a tres horas de su casa al trabajo y viceversa, por lo menos usan una o dos veces al día el baño de las estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM). Gastan entre 14, 15, 20 pesos (cobran entre siete y 10 pesos la entrada). Y si esos 20 pesos en promedio se multiplican por 30 días, son 600 pesos al mes. “Lo que representa un boquete económico impresionante para las familias”, afirma el escritor.

Es tal abuso con el usuario de las estaciones del Metro que algunos baños públicos de torniquete tienen “maña y te cobran los 10 pesos porque no tienen para darte cambio y no están regulados. Además el Metro tiene un problema gravísimo porque una de cada tres escaleras eléctricas está dañada: la gente se orina ahí porque no tiene dinero para pagar un servicio sanitario”.

¿Y de todo esto qué dice la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)? “Que lo tenía que tratar con cada comisión estatal, que no podía ser por derecho difuso, porque yo lo puse como un interés colectivo, y que era en lo particular en cada comisión estatal, pero que era valiosa la información de mi libro y que lo iban a sumar a la mesa de los Pactos Civiles de Solidaridad (PACS) a nivel mundial y decir que el baño genera un gasto económico impresionante en las familias.

O sea, “dije, me dan la razón, pero no me dan la razón, les vale madre y la que me responde es la cuarta o sexta visitadora y ella fue senadora por el Partido del Trabajo (PT)”.

Despachadores de las gasolineras compensan su condiciones precarias de trabajo con el cobro de los baños

Es una estructura de corrupción en todas las entidades de gobierno, señala el autor de “Yo,Tú, Él, ¡Todos! Tenemos derecho al uso del baño”; en el Bosque de Chapultepec, que es la Secretaría del Medio Ambiente, en las gasolineras, que es la Secretaría de Energía, o sea, es todo un tema que desplaza muchas cosas porque, “por ejemplo, en las gasolineras, la ganancia por el uso de los baños públicos es parte de los beneficios de los trabajadores porque no tienen seguridad social y los baños forman parte de los ingresos con los que ellos atienden sus enfermedades”.

El 18 por ciento del agua potable disponible en el país se desperdicia en los baños públicos

En la Ciudad de México hay ocho millones de tazas, cuyo 20 por ciento corresponden a servicios públicos de baños ya sea en restaurantes o de los que hay por todos lados. Muchos de estos lugares no tienen una supervisión por el tema del agua.

“Llegas a un baño público y encuentras que hay un bote de 200 litros donde hay una cubeta de siete u ocho litros para que la tires al excusado”. Es un gran desperdicio de agua que se hace, “según mis cálculos y en cruce de datos que ahora salieron recientemente, que no vienen en el libro, el 18 por ciento del agua potable se desperdicia en los baños públicos a nivel nacional”.

Nadie se salvan de las agresiones sexuales en baños públicos

Para Carlos Arturo, la transgresión del derecho al baño es parte de una estructura patriarcal que se observa en las marchas del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer, donde el Gobierno de la Ciudad de México no les pone ni un solo baño a las manifestantes, y “las mujeres no se han dado cuenta y ellas tampoco lo piden. Los comercios cierran cuando es parte de la responsabilidad social de las empresas, es su obligación ofrecer el servicio sanitario sin cobrarlo”.

Aunando a la violencia sexual de la que son víctimas como, por ejemplo, cuando ponen cámaras ocultas en los baños públicos para grabarlas y comercializar su imagen en el mercado negro de ese tipo de contenido. “En Cancún se graba a las turistas extranjeras y lo comercializan como sexo real o como desnudos en la Ciudad de México”, explica.

Se tiene que repensar todo el tema de los baños porque no es posible que en la UNAM desde hace ocho años tenga botones de pánico en los baños de mujeres, y “en este diciembre empezó a poner botones botones de pánico en los baños de los hombres“.

Las agresiones sexuales ya no tienen género, claro, es más vulnerable a la mujer, “pero una persona gay sufre transfobia, entonces, se meten al baño de hombres y los agreden sexualmente“. Además de “los robos que ya sufrimos las personas mayores en los baños de hombres”.

Carlos recuperó un testimonio de una mujer que fue agredida sexualmente a la una de la tarde en un mercado público. “Le pregunté ¿por qué no gritaste? Me contestó que porque entraron tres personas y podría ser multiagredida”.

Las agresiones en los baños de los mercados “son cifras negras que se ocultan porque como el Estado gana un chingo de dinero con este sistema de corrupción”.

Las secuelas psiquiátricas que dejan en las personas las agresiones sexuales en los baños de los aviones son profundas, les cuesta trabajo recuperar su vida sexual, otras veces no pueden evacuar o presentan problemas de incontinencia si llegan a entrar a un sanitario público y hay más personas, de acuerdo con testimonios de especialistas que recuperó el autor.

No hay una cifra exacta de las agresiones sexuales en los baños públicos porque el 96.7 por ciento de las agresiones sexuales en general no se denuncian.

No hay un solo baño en el mundo adaptado para un débil visual

Las instalaciones de los baños públicos para los débiles visuales o invidentes son discriminatorias, no hay uno solo adaptado para sus necesidades, y ¿cómo resuelven su emergencia? “Te dicen que se guían por los olores”.

Una persona en silla de ruedas, con andadera o muletas no entra por el rehilete o torniquete que hay a la entrada de los baños públicos, ni tampoco cabe una persona con obesidad mórbida.

La ida al baño más cara del mundo

Carlos Arturo Martínez Negrete en un viaje al Santuario Histórico Machu Picchu, Perú, relata que cuando tuvo la necesidad de ir al baño durante su recorrido solo había un hotel de súper lujo que ofrecía el servicio. Esa concesión española, que cobra dos mil dólares la noche, había construido un sanitario debajo de la taquilla.

Y un guía de turistas le comentó que era “el baño más caro del mundo, ya que cobraba por entrar dos soles, como 12 pesos mexicanos en aquel momento, y dije esto que sucede con el baño es una violencia sistemática institucional que viene desde los organismos internacionales garantes de derechos humanos como la ONU, que puede dar un reconocimiento de ciudad patrimonio a Machu Picchu y que permiten que cobren para entrar al baño”.

La Unesco sabe que si la gente se hace del baño en las ruinas arqueológicas, la orina o las heces fecales deterioran la infraestructura cultural del patrimonio. La ONU en su protocolo de acción “da las declaraciones patrimonio a ciudades como Machu Picchu, pero no los obliga a que los baños sean accesibles gratuitos y de fácil acceso porque también ese es otro problema; están abajo de una taquilla donde no podías acceder más que por una rampa horrible que una persona de edad avanza no podría recorrer”.

En conclusión, es una “violencia sistemática institucional donde participa la ONU, la UNESCO, el Estado, el municipio. Entonces, cuando venía de regreso en el avión dije pues cuál que ya no estamos conquistados, los pinches españoles nos siguen conquistando, siguen ganando de nuestras miradas y nuestras cagadas”.