La 4T, sin contrapeso político
Cada vez son más frágiles los contrapesos. Algunos están cayendo. Otros -como el periodismo- se mantienen contra viento y marea. El poder de la Cuarta Transformación es avasallador, a grado tal que ha logrado implantar dentro del grueso poblacional la falsa idea de que ya no hay corrupción
A causa de la estrategia política que el presidente López Obrador diseñó desde el inicio de la Cuarta Transformación, parece que los mexicanos estamos empujados a vivir dentro de un régimen sin contrapesos políticos. Eso nos acerca ya a la dictadura.
Junto con la estrategia aleccionadora sobre la doctrina de la Cuarta Transformación, como única política de cambio frente al régimen de corrupción heredado del PRI-PAN, también se ha instalado como política de Estado la eliminación de los contrapesos políticos.
Cada vez son más frágiles los contrapesos. Algunos están cayendo. Otros -como el periodismo- se mantienen contra viento y marea. El poder de la Cuarta Transformación es avasallador, a grado tal que ha logrado implantar dentro del grueso poblacional la falsa idea de que ya no hay corrupción.
Alito, desde el principio
En la estrategia por derribar los contrapesos políticos, el presidente no se ha limitado. Desde el inicio de su gestión AMLO se propuso, a través de la imposición de Alejandro Moreno Cárdenas al frente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, no tener oposición política real y lo va logrando.
Desde el inicio de la administración de la 4T el presidente López se valió de una estrategia básica, la tentación. Buscó a los hombres más ambiciosos y corruptos para ponerlos al frente de los partidos que podrían causar un demerito al gobierno de la Cuarta Transformación con su labor opositora.
Porque López Obrador pudo, colocó a Marco Cortez al frente del PAN, y a Alejandro Moreno al frente del PRI. Pagándoles lo necesario –siempre por debajo del agua- así garantizó que el PRI y el PAN solo fueran oposición de membrete, sin una posibilidad real de frenar el crecimiento y la expansión en el ideario mexicano de la Cuarta Transformación.
Esa cercanía entre AMLO y los líderes impuestos del PRI y PAN fue lo que posibilitó que López Obrador pudiera imponer a su más débil apuesta a la Presidencia de México, Claudia Sheinbaum Pardo, la que para poder lograr el triunfo electoral necesitaba en la oposición una candidata aún más débil que ella.
Se impuso candidata
Así AMLO, desde su conferencia mañanera, después de una serie de menciones de posicionamiento inverso, logró hacer que sus dirigentes pagados en el PRI y PAN coincidieran en que Xóchitl Gálvez, una señora sin aporte ideológico relevante, se convirtiera en la candidata opositora.
El resto de la historia ya lo conocemos: la candidata de AMLO, Claudia Sheinbaum, logró imponerse como ganadora de las elecciones presidenciales, por una muy amplia diferencia electoral sobre la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez.
Claudia Sheinbaum ganó no por ser la mejor opción de gobierno para los mexicanos. Ganó por ser la única alternativa viable y coherente para llevar a cabo un proyecto de gobierno que pudiera atender a las demandas de la mayoría de los mexicanos. Ganó porque la oposición no representó una alternativa real.
Simulación de la oposición
Esa es la estrategia de López desde que llegó a la Presidencia de México, sostener la popularidad de su gobierno con base en una oposición debilitada y sin acciones políticas de peso, no solo por la ausencia de un proyecto alternativo de nación, sino porque los líderes opositores están del lado de la 4T, simulando una oposición que no existe.
El sexenio de López ya está por terminar y aún sigue operando para no tener contrapesos. Su más reciente acción fue la de invertir lo necesario para que su ariete dentro del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, se posicionara como líder de ese partido para los próximos 8 años.
Alejandro Moreno logró movilizar a toda la asamblea nacional de su partido, para quedarse al frente de la dirección de ese órgano político en un proceso de reelección que comenzará en breve. Con eso, el PRI seguirá simulando una oposición para la Cuarta Transformación, pero sin oponerse a nada.
Sheinbaum, sin problemas
Con esa estrategia AMLO le ha allanado el camino político a su pupila Claudia Sheinbaum, la que ya no tendrá que preocuparse por negociar con con la oposición que significaba el PRI. Ya Alejandro Moreno Cárdenas está comprometido para avalar lo que realice en su gestión la presidente Claudia Sheinbaum.
Sheinbaum y la alianza que supone con Alejandro Moreno Cárdenas, se enfila hacia una ruta que también ya había sido marcada por el propio presidente Andrés Manuel López: la pulverización del Poder Judicial de la Federación, uno de los principales contrapesos que López no pudo derribar en su momento, y que fue un obstáculo para la 4T inicial.
Sin PRI, sin Poder Judicial, sin órganos autónomos y persiguiendo a la prensa independiente, la Cuarta Transformación que deja Andres Manuel se apuntala como la verdadera dictadura perfecta. Tan perfecta que hasta la gente –sin mayor conocimiento político- la aclama y la reclama.
No es que el PRI sea fundamental en el escenario político en el que prevalece la ideología de la 4T, es más bien que ese partido, el PRI, que fue fundamental para la creación de las principales instituciones políticas de México, hoy se encuentre sin rumbo, como esquirol ante el crecimiento de Cuarta Trasformación.
El paso ya fue dado, AMLO eliminó otro gran contrapeso, el PRI, que era la cabeza de la oposición. Lo demás ya es cuestión de tiempo. Vendrá la renovación del PAN y seguro será lo mismo. La única esperanza que se alza como contrapeso político de Morena, AMLO y la 4T, es el PRD.
Pero a pesar de ello, el PRD se encuentra totalmente desdibujado, sin registro. Sin posibilidad de retornar de la desaparición política. Quedan unos cuantos militantes y dirigentes de ese partido, que por pocos que parezcan tienen una enorme tarea frente a sí: o resurgen o se extinguen en definitiva.