Elecciones en Latinoamérica, pantalla de regímenes autoritarios para legitimar su permanencia en el poder
En los últimos años, las elecciones presidenciales en países de Latinoamérica: Nicaragua, El Salvador, Venezuela y México, han estado marcadas por la intervención del gobierno en turno, la inequidad de las candidaturas, la poca transparencia en el escrutinio de los votos y los resultados finales, así como por la poca independencia de las autoridades electorales, entre otros, por lo que la democracia en la región podría ir en retroceso
En lugar de que la democracia sea una alternativa ante los regímenes autoritarios perpetuos, en los últimos años, “las elecciones en países latinoamericanos se han convertido en una pantalla que esconde transiciones a regímenes autoritarios que buscan legitimar su permanencia en el poder, mientras desconocen los requerimientos más básicos de una democracia electoral”, señala la organización Laboratorio Electoral, que promueve la reflexión y el análisis en temas relacionados con las elecciones y la democracia en América Latina.
Para que se pueda decir que las elecciones son democráticas, no basta con que los ciudadanos puedan ejercer su derecho a emitir su voto, sino que debe haber reglas claras, transparencia en el financiamiento en las campañas políticas y en el uso de recursos públicos durante todo el proceso electoral, condiciones de equidad para acceder a las candidaturas, respetar los resultados de los comicios y validarlos.
Los elementos mínimos en una democracia son: elecciones competitivas, periódicas, inclusivas, autoridades autónomas e independientes, coinciden la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Carta Democrática Interamericana, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comisión Europea para la Democracia, la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otras.
Riesgo de retroceso democrático con elecciones presidenciales como la de Venezuela
Para Laboratorio Electoral, en la reciente elección presidencial en Venezuela no se garantizaron los mínimos elementos de una democracia, pues no contaron con equidad en el acceso a las candidaturas, hubo una constante intervención del gobierno, evidenciada por diversos actores sociales.
No hubo reglas claras porque hasta el último momento a días de las votaciones presidenciales se cambiaron, no se respetó el derecho al voto desde el extranjero; miles de ciudadanos venezolanos se quedaron sin votar, al cambiar los requisitos para hacerlo. No se permitió el acceso a observadores electorales y acompañantes internacionales de último momento.
La más grave: Nula transparencia en la publicación de los resultados y poca confianza en la autoridad electoral, que declaró a Nicolás Maduro presidente sin haber revisado las irregularidades en el proceso electoral.
Pero no es el único caso, señala la ONG, las elecciones en El Salvador y Nicaragua se llevaron a cabo bajo condiciones adversas a los principios y valores democráticos.
Aunque en el análisis de Laboratorio Electoral no menciona a México, en el Tercer Informe Sobre Integridad en el Proceso Electoral 2023-2024, organizaciones sociales, académicos y sector empresarial alertaron del uso electoral de recursos y programas sociales favoreciendo al partido Morena, la intervención del crimen organizado en las elecciones y en violencia política, además del constante involucramiento directo y sistemático del presidente Andrés Manuel López Obrador en el proceso electoral.
ONU, OEA, UE no reconocen resultados de elección
Para analistas de la democracia en Latinoamérica, Estados Unidos había alentado que las elecciones de Venezuela eran una salida a la prolongada crisis política de Venezuela, sin embargo, la obstinación de Nicolás Maduro por perpetuarse en el poder otro sexenio “podría devolver al país al aislamiento, si Estados Unidos y la Unión Europea buscan imponer nuevas medidas contra el Gobierno de Maduro.
A Venezuela se le han impuesto sanciones económicas y petroleras por parte de varios países desde 2017 bajo alegaciones de corrupción, violación de derechos humanos y tráfico de drogas, siendo el paquete más severo el impuesto por Estados Unidos hace cinco años tras la reelección de Maduro.
El pasado jueves, Luis Amagro, secretario general de la OEA, llamó a una reunión extraordinaria de los países socios para verificar el resultado de las elecciones en Venezuela, después de miles de detenciones de venezolanos (este lunes llegaron a dos mil) y 17 muertos por la represión policial contra manifestaciones en las principales ciudades del país sudamericano.
Sin embargo, Brasil, México, Colombia y otros países no mandaron a sus representantes diplomáticos, lo que llevó a que no se alcanzara una mayoría, incluso con la presión de Estados Unidos, Argentina, Uruguay y Paraguay. Todo ello luego de que el presidente Nicolás Maduro amenazara de “un baño de sangre”.
El secretario general de la OEA anunció que pediría a la Corte Penal Internacional el arresto de Maduro.
“Sin pruebas que los respalden, los resultados publicados el 2 de agosto por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela no pueden ser reconocidos”, apuntaron en un comunicado los Veintisiete países que integran la Unión Europea (UE).
Además de que exigieron al gobierno de Maduro parar “las detenciones arbitrarias y la represión y la retórica violenta contra la oposición y la sociedad civil”, dieron por ganador al candidato opositor Edmundo González: “parece ser el ganador de las elecciones presidenciales por una mayoría significativa”.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, llamó a “resolver disputas electorales por medios pacíficos” en Venezuela. Exhortó también a transparentar las actas de escrutinio y parar las detenciones arbitarias de los ciudadanos por ejercer su derecho a la libre manifestación por el resultado de las elecciones presidenciales.
Este domingo en su homilia en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el papa Francisco mostró su preocupación con la situación en Venezuela y pidió “buscar la verdad”.