Crece el narco en Guatemala, El Chapo… el creador del caos

Hasta hace 20 años, era prácticamente imposible pensar que Guatemala padecería el problema de las drogas. Hoy, la mayoría de los guatemaltecos no la pasan bien. Los niveles de inseguridad y violencia le han arrebatado la calma. No existe una sola población urbana que dentro de este territorio no sienta los embates diarios del crimen organizado

Huehuetenango, Guatemala.- Como parte del efecto cucaracha, diversos grupos del crimen organizado -nacidos de los cárteles mexicanos de las drogas- se han asentado en esta parte de Centroamérica. Como cárteles independientes o conectados con cárteles mexicanos, estas organizaciones criminales están empujando al alza no solo el tráfico de drogas sino los índices de violencia.

Hasta hace 20 años, era prácticamente imposible pensar que Guatemala padecería el problema de las drogas. Hoy, la mayoría de los guatemaltecos no la pasan bien. Los niveles de inseguridad y violencia le han arrebatado la calma. No existe una sola población urbana que dentro de este territorio no sienta los embates diarios del crimen organizado.

Durante los últimos cinco años los índices de asesinatos se han estacado en la elevada suma promedio de 2 mil 450 personas, de las que al menos el 50 por ciento –es decir un aproximado a mil 200 personas víctimas- son abatidas o están relacionados en su muerte con eventos en donde participan los cárteles de las drogas.

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El gobierno federal de Guatemala reconoce que el cáncer de los cárteles de las drogas los ha alcanzado. Los altos índices de violencia en las principales zonas urbanas hablan de la innegable existencia de organizaciones criminales que en su expansión han comenzado a tomar como rehén a la población civil.

La mayoría de los asesinatos que se registran anualmente en Guatemala, tienes dos posibles razones en su ejecución, según lo dio a conocer el profesor Rubén Gonzaga, investigador del tema en la ciudad de Guatemala. “La mayoría de los homicidios violentos relacionados con los carteles de las drogas, tienen que ver con la extorsión y el narcomenudeo”.

Una tercera causa que se identifica en la cifras al alza de homicidios en Guatemala, es la ejecución por ajuste de cuentas, tal como sucede en la mayoría de los homicidios que se registran en México, y que tienen que ver con el mundo del narcotráfico.

En el inicio, fue El Chapo

La expansión de la violencia, el narcotráfico y el crecimiento de los cárteles de las drogas en Guatemala, no es fortuito. Todo comenzó a partir de la década de los 90´s, cuando el Cártel de Sinaloa, en la persona de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, se asentó en la zona del Petén, con incursiones esporádicas en la capital Guatemala y en la zona de Panajachel y Huehuetenango.

La llegada de “El Chapo” Guzmán a Guatemala fue solo con la intención de abrir otra ruta de trasiego de drogas, que fuera alterna a los dos corredores que para el trasiego de cocaína se establecieron de Colombia a Lázaro Cárdenas, Michoacán (Pacifico), y de Colombia a Cancún, Quinta Roo (Caribe).

Desde 1990 hasta 1993, cuando el Chapo Guzmán fue detenido en la frontera de Guatemala con México, el Cártel de Sinaloa estuvo metiendo cocaína de Colombia a México por la zona del Petén. La ruta creada por Guzmán Loera nace en el puerto de Livingston, llega por el río Dulce al lago Golfete. Antes de llegar a San Felipe de Lara, la ruta sube por la carretera a Flores, y de allí, por el Petén, a la zona de Frontera Comalapa, en Chiapas.

Esa ruta de trasiego, es la manzana de la discordia que al día de hoy mantiene sumido al estado de Chiapas en un estado de Guerra. La ruta es controlada por grupos escindidos del cártel de Sinaloa, a los que el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) les disputa el control de ese paso, al menos del lado de México, por el estado de Chiapas.

La pelea entre los remanentes del cártel de Sinaloa, pertenecientes a Los Chapitos, con los miembros del CJNG, es lo que mantiene encendido no solo estado de Chiapas sino también al departamento de Petén, donde su ciudad capital, Flores, ya es controlada por grupos del Cartel Jalisco Nueva Generación.

Hay que recordar que cuando la ruta -que hoy se disputan los cárteles de Sinaloa y Jalisco- fue creada por “El Chapo” Guzmán, aun no existían carteles en Guatemala, era solo el Cártel de Sinaloa el que comenzó a tener control de algunas regiones de Guatemala, principalmente la capital del país, y la zona turística de Panajachel, donde el narcomenudeo floreció.

Los Lorenzana y otros carteles

Cuando “El Chapo” Guzmán se estableció en Guatemala y comenzó a trasegar con drogas hacia México, se le acerco el líder de un grupo delictivo que hasta ese entonces había estado operando en diversas localidades de Guatemala, con robos en mediana escala, extorsione y secuestros.

Ese líder criminal local era Waldemar Lorenzana, quien con la ayuda de sus hijos Eliud, Waldemar Jr., y Haroldo Jeremías Lorenzana Cordón, logró establecer un gran imperio de las drogas, controladas al narcomenudeo y suministradas por el cártel de Sinaloa, extendiendo su presencia a las principales del país.

Después, desde el interior del grupo criminal de la familia Lorenzana, cuando las cabezas de sus líderes cayeron por la persecución de la agencia antidrogas (DEA) de Estados Unidos, surgió el cártel de la Familia Estrado, bajo la el mando de Mario Almícar Estrada Orellana, el que durante un tempo fue socio del Cártel de Sinaloa, para terminar siendo aliado del CJNG.

Otro cártel originario de Guatemala, que surgió al amparo de las negociaciones con los carteles mexicanos, principalmente con el Cártel de Sinaloa, pero con la fracción de Ismael “El Mayo” Zambada García, es el autodenominado de Los Huistas, cuyo líder es Eugenio Darío Molina López, quien pasó de ser socio de El Mayo para ser ahora el brazo operador del CJNG en Guatemala.

Estas tres agrupaciones son las que han hecho que el repunte de la violencia y el trasiego de drogas, sean considerados ahora por el gobierno de Guatemala como una situación de extremo riesgo para la seguridad nacional, por lo que han clasificado a estas organizaciones como “El Nuevo Enemigo de Guatemala”.

Como si se tratara de sucursales, ante el crecimiento del narcotráfico y los delitos del crimen organizado en Guatemala, los cárteles de Los Zetas y del Golfo también cuentan con organizaciones criminales que operan -en este país- bajo su mando. Los Zetas son conocidos también como Zetas Guatemala o Cártel de San Marco.

Apenas a principio de este año, el Ministerio del Interior del gobierno de Guatemala reconoció que a la geográfica criminal de ese país, ya se había sumado un nuevo cártel de las drogas, financiado y apoyado por grupos criminales establecidos en México, se trata de una escisión del Cártel de Los Chapitos, el que se ha asentado en la zona del Puerto de San José, en el pacífico Guatemalteco.

Rápido crecimiento del narcotráfico

De acuerdo a lo que el gobierno federal refiere en su “Informe Analítico sobre el Problema de las Drogas en Guatemala”, en los últimos 13 años es cuando se ha acentuado el problema del narcotráfico. En poco más de una década, el narcotráfico en Guatemala se ha socializado y normalizado por parte de la población.

Hay que recordar que, según los datos oficiales del gobierno de Guatemala, de 1960 a 1980, Guatemala solo era un país puente (de paso) para los narcóticos; de 1980 a 1990 Guatemala pasó de ser puente, para convertirse en un país consumidor de narcóticos.

De 1990 al 2000, Guatemala pasó del consumo al acopio, a la producción y al lavado de dinero. Del 2000 al 2013, en Guatemala el narco ha evolucionado a su producción química, pasando por el crimen organizado y la socialización o normalización del problema.

Aun cuando solo son seis los grupos criminales que en Guatemala mantienen el control de la delincuencia organizada y el trasiego de drogas, la circulación de sustancias ilegales ha crecido en los últimos cinco años forma considerable.

De acuerdo a las cifras del gobierno federal, solo por los decomisos que se han hecho de diversas sustancias ilícitas, se establecen los parámetros de las drogas que circulan en mayor cantidad en Guatemala, que por mucho se ha convertido el principal país de Centroamérica con mayores índices delictivos atribuidos a la operación de los carteles.

Las drogas que más se consumen en Guatemala, de acuerdo a informes del Ministerio de Salud, en orden descendiente son cocaína, mariguana, metanfetaminas, heroína y fentanilo, a esto se debe agregar el consumo de sustancias químicas industriales que son utilizadas por sector de muy escasos recursos, pero que también empujan al alza los problemas de adicción.

La frontera caliente

En el contexto de la expansión del narcotráfico en Guatemala, es que se presenta la crisis de violencia, a causa de enfrentamientos entre el CJNG y Cartel de Los Chapitos, en la zona fronteriza de Guatemala con Chiapas. Esta crisis de violencia ha empujado a que decenas de familias tengan que huir para esconderse en Guatemala.

Pero hay un problema, que las familias que han salido huyendo de la violencia en Chiapas, para esconderse en campamentos en Guatemala, ahora son perseguidas por grupos de narcotraficantes, aliados con el Cartel de Sinaloa (del Chapo) y otros aliados con el CJNG, quienes están obligado a regresar a Chiapas a todos los desplazados.

Eso ha llevado a los desplazados chiapanecos a no quedarse a solo unos cuantos kilómetros dentro de la frontera guatemalteca, sino que han iniciado el éxodo para ubicarse tierra adentro. El destino de los desplazados chiapanecos dentro de Guatemala es incierto. La mayoría busca una zona donde poder trabajar y vivir en paz.

Los gobiernos departamentales de por lo menos cinco regiones de Guatemala, cuyos datos se omiten para garantizar la seguridad de los desplazados, han ofrecido alojo a por lo menos 60 familias de chiapanecos que han optado por radicarse en forma permanente dentro de la hermana república de Guatemala.