Sin plan de búsqueda para más de 17 mil niños desaparecidos; Iglesia Católica pide a Claudia Sheinbaum atender a madres buscadoras
Dentro de las 116 mil víctimas de desaparición forzada en el país, aproximadamente 17 mil son niños de cero a 4 años que fueron sustraídos de sus casas o arrebatados en la calle entre el 2012 a la fecha. Esos menores de edad están siendo explotados sexualmente, adoptados ilegalmente o usados en la mendicidad, y ante la incompetencia de las fiscalías para dar seguimiento a ese tipo de delitos y la inexistencia de un plan de búsqueda específico, las organizaciones de madres implementaron mecanismos para que la sociedad aporte información y poder encontrar a sus hijos, con resultados positivos y en coordinación de la Iglesia Católica y otras organizaciones religiosas
En el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, el pasado 30 de agosto, desde la Basílica de Guadalupe, madres integrantes de algunas de las 240 organizaciones de familiares de desaparecidos que existen México pidieron a la sociedad sensibilizarse compartiendo las fichas de búsqueda y fotografías en redes sociales y cualquier información de manera anónima para encontrar a sus hijos, cuyo paradero es incierto incluso desde hace décadas.
Se calcula que desde hace 12 años han desaparecido 17 mil niños de cero a 4 años. Sustraídos de sus casas o arrebatados de las manos de sus familiares en la calle, esos menores de edad son víctimas de delitos de trata como explotación sexual, adopción ilegal o mendicidad.
Ante la inacción e indiferencia de las fiscalías de investigación, las organizaciones de madres han implementado mecanismos para que la sociedad les aporte información para encontrar a sus hijos, como los Buzones de Paz, en templos católicos y protestantes, universidades, espacios públicos como las alcaldías, con resultados positivos y en coordinación de la Iglesia Católica y otras organizaciones religiosas.
En una caja-buzón, donde de manera anónima la feligresía y cualquier persona puede dejar información que los lleve a la búsqueda de los niños desaparecidos. Cualquier dato es valioso como los sitios donde hay casas de seguridad o fosas clandestinas.
En conferencia de prensa convocada en la Basílica de Guadalupe, monseñor Francisco Javier Acero Pérez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, señaló, que de acuerdo con la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (BNB), de 2018 a 2023, se incrementó 50 por ciento más el número de desaparecidos, de los cuales, 58.8%, son nombres y 40.9 por ciento, son mujeres; 0.3 por ciento indeterminado.
El Estado de México, Jalisco, Tamaulipas y Nuevo León son las entidades que mayor número de casos registran, y de ese total, el 37 por ciento son menores 19 años, además; 23 por ciento entre 15 y 30 años, hay un registro oficial de 52 mil cuerpos y restos humanos sin identificar; 9 mil en Baja California, entidad que envía mil cuerpos al año a la fosa común. Se han registrado 11 asesinatos de buscadoras en los últimos 17 años.
Iglesia Católica se ofrece como intermediaria entre Claudia Sheinbaum y las madres buscadoras
Las cifras confirman la magnitud del fenómeno de la desaparición forzada en México: 116 mil víctimas en el cierre del sexenio de la Cuarta Transformación, y no cesan, al contrario, va en aumento cada día.
A los familiares de los desaparecidos les han cerrado las puertas del Palacio Nacional, donde el jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, no los ha querido recibir ni escuchar e incluso los ha revictimizado y criminalizado como a la madre buscadora de Sonora, Cecy Flores; uno de los casos más mediáticos en los meses más recientes.
La Iglesia Católica y otras iglesias protestantes desde hace algunos meses acompañan y escuchan a los colectivos de familiares de desaparecidos. Y ahora que entra en funciones la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, la Iglesia católica se ofrece como intermediara para que dialogue con las madres buscadoras, apelando a su sensibilidad de madre y abuela.
Así como también a la jefa de Gobierno electa de la Ciudad de México, Clara Brugada, y a la Fiscalía General de la República (FGR) para que atiendan los reclamos de las madres que llevan buscando décadas a sus hijos desaparecidos.
“Nuestra función es acompañar al pueblo de Dios creyente y no creyente. Hicimos una llamada para venga a ver a los migrantes, y la puerta cerrada; yo creo que el dolor de una madre no se ideologiza, se respeta, y si una madre toca la puerta, se le abre, se le escucha, y eso entra en el humanismo mexicano“, señaló monseñor Francisco Javier Acero al hablar a nombre de las madres buscadores para que sean recibidas por la presidenta Claudia Sheinbaum, que en campaña firmó los Compromisos por la Paz.
“Cuando quiera hacemos un diálogo discreto por el dolor de las madres, sin focos, con la presidenta, que puede ser más sensible porque es madre, que se siente con ellas, que aquí no hay ideologías“, enfatizó Acero Pérez.
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México añadió que “detrás de cada cifra, hay una familia rota por las desapariciones”. Los últimos “tres partidos gobernantes tienen una enorme deuda en materia de desaparición y el problema es sistématico (…) Desde la Basílica de Guadalupe, el lugar más materno de México, hacemos visibles a los desaparecidos”.
“El Estado no protege ni busca a nuestros niños y adolescentes“: madres buscadoras
Madres del colectivo Uniendo Esperanzas, del Estado de México, coincidieron en que no hay un plan de búsqueda específico, ni una fiscalía especializada, ni recursos etiquetados para investigar el paradero de 17 mil niños del 2012 a la fecha, solo el protocolo de Alerta Amber.
Esos niños sin localizar forman parte del Registro Nacional de Desaparecidos. Las investigaciones sobre menores de edad se vinculan con el área de trata de personas en sus diferentes modalidades y fines como la explotación sexual, las adopciones ilegales o la mendicidad, “pero en México, no se investigan a fondo estos delitos“, de acuerdo con Maribel Enciso, mamá de María José, quien fue robada con violencia el 21 de septiembre de 2010 en Tecamac, Estado de México.
La madre de María José explicó para Cenzontel400.MX que hay niños mexicanos que han sido sustraídos del país para venderlos en Europa. En el 2012 “se registró el caso de una niña de Texcoco, se activó la Alerta Amber y a ella la encontraron en El Salvador y ya la estaban vendiendo a una familia europea, como hay miles de casos de robos de bebés de cero a 4 años para cometer delitos de diversas modalidades como trata de personas”.
La persona que se llevó a la niña María José (bebé de ocho meses) ya está en la cárcel, sin embargo, no quiere confesar a quién se la entregó. Maribel Enciso por su cuenta ha investigado y sabe que su hija es víctima de trata de personas con fines de adopción ilegal, giraron una ficha de Interpol y su familia ofreció una recompensa. La hoy ya adolescente María José, de 15 años, debe estar en cualquier parte del mundo.
Las madres buscadoras han implementado mecanismos de búsqueda y localización de sus hijos, lo que el Estado no hace. La principal herramienta de Maribel Enciso “son las redes sociales, pues comparto su rostro y hay esperanza de que alguien la pueda reconocer o ella misma se pueda reconocer”.
Exhortó a toda la sociedad para que tengan empatía con las familias buscadoras “porque es un problema que nos atañe como país, que nos presten sus ojos, que nos ayuden a detener esta crisis de lesa humanidad, formando a seres humanos que no hagan daño a otras personas. Como sociedad nos tenemos que regenerar dando educación en valores a nuestra familia, porque no es posible que entre nosotros nos estemos matando y desapareciendo”.
Lleva 14 años de búsqueda sin cesar y en ese tiempo ha confirmado que las familias deben trabajar colectivamente, ya que “el Estado no está protegiendo a los niños y adolescentes, no los está buscando, las familias nos sentimos abandonadas, porque no dan un seguimiento, no hay un plan de búsqueda para menores, aunque existe la Alerta Amber, protocolos de búsqueda, siguen desapareciendo a nuestros niños”.
Hizo un llamado a las autoridades: “quiero decirles que tienen una deuda con María José, con Mía Jarem, Alexis, Karen, María Fernanda, Eduardo, Kimberli, Marlen, Diego Maximiliano, Carlos Ernesto, Marisol… y miles de niños aún sin localizar”.
Violencia intitucional y revictimización, pan de cada día de las madres buscadoras
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) ya quería mandar al archivo la carpeta de investigación por la desaparición del hijo de Brigida Ricardo Matilde, violando su derecho a tener un traductor de lengua indígena y explicarle el curso de las investigaciones.
Ricardo Matilde es vendedora ambulante en la Ciudad de México. Su hijo Giovanni Benítez Ricardo, de tres años, fue robado en el 2006 en calles de la Zona Rosa. Al niño y a su hermano, de 5 años, se les acercaron dos personas y les dijeron que los iban a invitar a comer. Los alejaron lo más posible de la mamá y se llevaron al más pequeño.
“Nosotros somos víctimas de muchas cosas por no saber nuestros derechos, y más yo por ser indígena. Me robaron a mi niño de tres años cuando iba con su hermano de 5 años, y estas dos personas le dijeron tú ya vete, me voy a robar a tu hermano. Al momento de decirle eso llega un carro sobre Reforma y se mete a un callejón y se llevan a mi hijo que tenía tres años y medio. La carpeta de mi hijo ya se iba al archivo porque pertenezco a una comunidad indígena y hablo mi lengua. Nuestras autoridades tienen la información y no no las dicen. Hacemos un llamado aquí que nos ayuden. Ven esas caritas que no vuelva a pasar esto porque cada mama sufrimos muchísimo. Estas personas quiero pensar que también son papas”.
Las autoridades no ha hecho nada por localizarlo, ni a los otros niños desaparecidos, “es una tristeza que en nuestro país siga pasando y sigan desparecinedo nuestros hijos, nadie los protege, más que nosotros como madres“, expresó la mamá que busca desde hace 18 años a su hijo.
Historias que no se deben volver a repetir
Son muy dolorosas las historias de cómo se llevan a los hijos de estas madres. Ellas albergan la esperanza de que estén vivos y la fe en un Ser Superior es fundamental en sus procesos de búsqueda, como en las diligencias con las fiscalías como la del Estado de México, que en lugar de acompañarlas, les pone obstáculos.
“Sin embargo, el amor y la esperanza siguen, mientras no tenga un dato que me muestre que mi hijo no está conmigo, para mí, está vivo, y lo voy a seguir buscando hasta encontrarle”, asegura Verónica Valenzuela, mamá de Diego Maximiliano, un adolescente quien fue secuestrado y desaparecido en Ecatepec, Estado de México.
La madre de Diego Maximiliano compartió que “nuestro libro Narrativas de una Vida Suspendida es también para buscarles al ver esta indiferencia de la sociedad al no querer ver este flagelo que vivimos muchas familias. Lo hemos presentado en universidades y hablamos con los jóvenes. En el caos personal de mi hijo, él confió en un joven su misma edad y este chico ya pertenecía a un grupo de la delincuencia organizada. En los procesos que vivimos, las personas que se los llevan o en quienes confían son las más cercanas. Contar nuestro testimonio es para que esto ya jamás suceda, que no haya más familias que padezcan una desgracia como la que vivimos nosotras y cada una desde su propia experiencia puede compartirlo”.