Por corrupción y nexos con los Cárteles, Michoacán es el primer estado fallido de México
Esa es la principal línea de entendimiento para comprender las razones por las que hoy el Estado de Michoacán se encuentra envuelto en una espiral de violencia. A causa de esa espiral de violencia, Michoacán se ubica invariablemente desde hace tres años dentro de los primeros cuatro estados con mayores índices de homicidios dolosos
Desde el 2013, año en que surgieron los primeros grupos de Autodefensa para combatir a los cárteles de las drogas en la entidad, Michoacán se convirtió en el primer estado fallido del país. El deshonroso mote de Estado Fallido ha sido refrendado en Michoacán por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, quien tuvo que pactar con el crimen organizado para poder llegar a la gubernatura del estado.
Esa es la principal línea de entendimiento para comprender las razones por las que hoy el Estado de Michoacán se encuentra envuelto en una espiral de violencia. A causa de esa espiral de violencia, Michoacán se ubica invariablemente desde hace tres años dentro de los primeros cuatro estados con mayores índices de homicidios dolosos.
En los últimos tres años, de acuerdo a las estadísticas oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en promedio mensual, entre los cuatro estados en donde más homicidios dolosos se ejecutan, destaca Michoacán. A veces al lado de Jalisco, Guanajuato y Baja California o conjuntamente con Chihuahua, Sonora y Sinaloa. Como sea, Michoacán se ha distinguido por el estado descompuesto socialmente en que lo han convertido sus gobernadores.
En promedio mensual, de acuerdo a las estadísticas de los últimos tres años, en Michoacán se cometen entre el 10 y el 14 por ciento de todos los homicidios que se registran en el país. Esa situación solo obedece a una razón: la infiltración de los grupos delictivos en las estructuras de gobierno, principalmente del área de seguridad pública.
AMLO, igual que los neoliberales
La creciente tendencia en el índice de homicidios, producto del control de los carteles de las drogas en las acciones del gobierno, es lo que ha hecho que el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, inocentemente con la intención de frenar la ola de violencia –desde el 2021- instituyó “un plan de apoyo especial para recuperar la paz en Michoacán”, cosa que no se ha logrado.
El plan que el presidente López Obrador ha lanzado para tratar de recuperar la seguridad pública y la paz, en apoyo al gobierno local, no es distinto a otros planes oficiales que en su momento aplicaron los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, los que se limitaron a llenar las calles de Michoacán con miles de efectivos militares, para tratar de salvar la captura del Estado por parte de los delincuentes.
La acción del presidente López Obrador, concretamente de invadir con militares las plazas y calles de los 113 municipios de Michoacán, ha resultado igual de ineficiente a las medidas que en su momento tomaron los presidentes Enrique Peña Nieto y presidente Felipe Calderón: intentaron arrebatar a la delincuencia el control de la entidad, pero se lo fueron entregando en mayor medida
Y es que a medida en que el gobierno federal trató de frenar la presencia del crimen organizado en Michoacán, a través de una mayor fuerza operativa de seguridad pública, el narco y el crimen organizado se adentraron más profundo en el gobierno estatal, hasta cooptar las principales dependencias de gobiernos, aquellas desde las que se instrumentan las acciones y políticas de seguridad pública.
Se advirtió a tiempo
La advertencia de que Michoacán se encaminaba hacia un estadio donde el poder del narco se podría perpetuar, fue señalada en su momento por el ex gobernador Silvano Aureoles, quien, a pesar de estar también coludido con el narco, trató de advertir al presidente Andrés Manuel López sobre las conexiones del candidato de Morena, Alfredo Ramírez Bedolla, con miembros del crimen organizado.
Como siempre que se exponen a los amigos del presidente y sus sucias relaciones de poder, el presidente López no creyó lo que se le hizo saber en forma discreta y posteriormente en forma pública por parte del entonces gobernador saliente Silvano Aureoles, quien presentó denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR).
En su denuncia ante la FGR, Silvano Aureoles Conejo explicó cómo eran las relaciones incluso de familia, entre el hoy gobernador michoacano de Morena, Alfredo Ramírez Bedolla, y miembros del narcotráfico en la entidad. Quedó plenamente establecido que el gobernador es sobrino político de Adalberto Fructuoso Comparán Rodríguez, “El Fruto”, ex alcalde de Aguililla, Michoacán, y uno de los principales trasegadores de anfetaminas desde Michoacán a Estados Unidos.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla es también primo del narcotraficante Adalberto Fructuoso Comparán Bedolla, hijo de Fructuoso Comparán Rodríguez, ambos detenidos en Guatemala y extraditados hacia Estados Unidos. Los dos, padre e hijo, tío y primo del gobernador Ramírez Bedolla, fueron sentenciados en Estados Unidos por delitos de narcotráfico.
Quedó también establecido que ambos narcotraficantes fueron promotores de la campaña de Alfredo Ramírez Bedolla, incluso fueron los conectores para otros grupos del narcotráfico michoacano, como los integrantes del cártel de Los Viagra, apoyaran logística y económicamente la campaña de Alfredo Ramírez a la gubernatura de Michoacán.
Una larga tradición de narco políticos
El caso del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y su relación con carteles de las drogas, no es el único ni el primero, ni a ello se debe la totalidad del estado fallido en que se ha convertido Michoacán. Para llegar al punto de no retorno, del Estado sin riendas jurídicas, dejado al garete a las acciones del narco, se tiene que revisar el comportamiento público y privado de por lo menos los últimos cinco gobernadores de Michoacán.
El primer gobernador que evidenció su relación con los grupos del narcotráfico fue el priista Fausto Vallejo Figueroa. Este político, muy cercano al presidente Enrique Peña Nieto, se acercó tanto al cartel de La Familia Michoacana, que incluso, uno de sus hijos, Rodrigo Vallejo Mora, “El Gerber”, fue la conexión entre el gobernador Fausto Vallejo y el jefe del Cartel de la Familia, Servando Gómez Martínez, “La Tuta”.
A causa de esa relación, entre el gobierno estatal de Vallejo Figueroa y el Cartel de la Familia, Fausto Vallejo tuvo que renunciar al cargo y Rodrigo Vallejo Mora fue encarcelado. Actualmente el hijo del ex gobernador enfrenta un proceso penal dentro de una cárcel federal, en donde se le asocia a las acciones delictivas de los carteles de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios.
Tras la renuncia de Fausto Vallejo como gobernador, el que asumió el cargo fue su secretario de gobierno, Jesús Reya García. Solo que este gobernador suplente en vez de alejarse de las relaciones peligrosas con los cárteles de las drogas más bien optó por estrecharlas más. El gobernador Jesús Reyna se reunía periódicamente con el jefe de los Caballeros Templarios, Servando Gómez Martínez.
Una de tantas reuniones que quedó manifiesta en un video, fue la prueba que utilizó la entonces Procuraduría General de la República (PGR) para atribuirle a Jesús Reyna los delitos de Delincuencia Organizada y Fomento al Narcotráfico, razón por la que el político pasó cuatro años recluido en una prisión federal, hasta que la FGR decidió no continuar con la acción penal.
Tras la destitución de Jesús Reyna, al ser encarcelado, asumió el control de la administración el gobernador Salvador Jara Guerrero, un pusilánime funcionario que fue sacado de la rectoría de la Universidad Michoacana por parte de Alfredo Castillo Cervantes, el que fue enviado a Michoacán por parte del presidente Peña Nieto para pacificar y pactar con los carteles de las drogas a fin de desactivar a los grupos de autodefensa.
El gobernador Salvador Jara Guerrero, por instrucción presidencial, pactó con los grupos del narcotráfico que en aquel momento encabezó la organización “3M”, también conocida como la Tercera Hermandad (H3), bajo la dirección de Nicolás Sierra Santana, actual jefe del Cártel de Los Viagra, quien fue el verdadero gobernador de Michoacán.
Después llegaría el gobernador Silvano Aureoles Conejo, quien para poder asumir el cargo tuvo que pactar con el Cártel de Los Caballeros Templarios, quienes se hicieron cargo de las acciones de pacificación de la entidad a través de la erradicación de los grupos de autodefensa, cuyos líderes fueron asesinados o encarcelados. Los líderes de los grupos de autodefensa que no fueron asesinados o encarcelados fueron obligados a incorporarse a las fuerzas estatales de policía.
Los carteles al alza
Con los anteriores antecedentes, bajo el principio de que las principales corporaciones de seguridad pública de Michoacán han sido entregadas a diversos grupos del crimen organizado o a los jefes de los grupos de autodefensa (muchos de los cuales se aliaron con células de los cárteles, a fin de convertirse en brazos armados del crimen organizado), se debe precisar que al día de hoy son por lo menos 23 carteles de las drogas los que coexiste en la entidad.
La coexistencia de 23 cárteles de las drogas en Michoacán no es para nada pacífica. Son 23 grupos de células que se mantienen en constante roce o confrontación. La principal organización criminal que existe en la entidad es el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la que a manera perla de la corona controla el municipio de Aguililla, un sitio emblemático para esta organización, porque allí fue donde nació el jefe máximo, Nemesio Oseguera Cervantes.
El Cártel Jalisco Nueva Generación cuenta con un cártel aliado conocido como El Cártel del Migueladas, una organización que encabeza Miguel Ángel Gallegos; también como socio del Cártel Jalisco opera el Cártel de Los Correa, encabezado por Daniel Correa; igual se suma una fracción del Cártel de La Familia -asociado también al Cártel de Los Correa- que encabezan Jonhy y José Hurtado; El Cártel de los Caballeros Templarios lo encabeza Homero González Silva, “El Gallito”, mientras que al Cártel de Los Blancos de Troya lo lidera Cesar Sepúlveda.
A la lista de los cárteles que operan en Michoacán también se agrega el Cártel de Los Viagra, a cargo de Nicolas Sierra Santana; la agrupación denominada Los Cárteles Unidos, la que encabeza el que fuera fundador de los grupos de autodefensa, Juan José Álvarez Farías, “El Abuelo”, quien estaba distanciado con el CJNG pero que informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) del gobierno federal hablan de una tregua establecida con Nemesio Oseguera, “El Mencho”.
Entre otras de las organizaciones criminales que también contribuyen con el Estado Fallido en que se ha convertido Michoacán, por ser parte de la corrupción en la entidad, se encuentran los cárteles de Los Locos de la Sierra, La Vieja Guardia, Grupo H3, El Grupo del Cenizo, Los Cinco del Cerro, Los Caballeros de Élite, Cártel de los Valencia, Los Vengadores, El Grupo de El Metro, Los Justicieros, Grupo Iris, Brazo de Oro y Cártel de Sinaloa.