La imagen de Américo cae: 53.8% de la población está en desacuerdo con su gobierno. Empezó el primer año de esta administración estatal con 150 millones de pesos autorizados para impulsar la imagen del entonces nuevo Gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, quien ya traía problemas de imagen dada su participación como Senador con cartera de Salud, donde apoyó las medidas descabelladas de AMLO desapareciendo el presupuesto para los tratamientos crónicos degenerativos como el cáncer infantil, entre otros padecimientos, que dejó sin médicos ni medicinas.

Américo Villarreal Anaya, tan simple como poco carismático, precisaba de la creación de una buena imagen que también estaba trastocada dada su cercanía con Sergio Carmona Angulo, quien por aquellas fechas de campaña se hizo notar con el avión que puso a su disposición, y por las cuentas en el extranjero a nombre de los hijos de AVA, que Carmona Angulo hizo millonarias con los depósitos que, se rumoró, había efectuado favoreciendo a los chicos Villarreal Santiago.

El lío del secuestro de sus nietos a manos de Ameriquito y de ellos, la pareja de abuelos que presuntamente ayudó a esconder a los menores, no son actos que sumen confianza en el pueblo, y por otro lado, nada aportó a su imagen la hostilidad de su mujer al tratar el tema, que era y es del interés público, ya que toda conducta converge en su personalidad y define la calidad moral de quien nos gobierna, sin embargo, AVA tampoco demostró tener la mejor actitud, y su esposa hasta atacó a un reportero en plena gira de campaña por la frontera.

Américo no necesitaba una limpieza de imagen, sino una imagen totalmente nueva.

Sin embargo, uno de los errores más terribles del gobernador de Tamaulipas es haberse quedado con un jefe de prensa por pura recomendación, sin trabajo efectivo en la construcción del perfil a ofrecerle a una entidad curiosa y ansiosa por experimentar la tan prometida cuarta transformación.

A su favor Francisco Cuéllar Cardona, el jefe prensa y difusión, tenía la ventaja de conocerlo laboralmente como Senador y un presupuesto que de hecho rebasó por 150 millones de pesos adicionales a los 150 millones autorizados para su primer año de gobierno, así sin problema alguno, con la pura firma poderosa del gobernador, Finanzas pagó el doble de lo previsto.

Sin embargo, el comunicador se dejó llevar por el halago, la caricia, las palabras susurradas quedito endulzado los oídos de Américo Villarreal, creyó que con arrastrarse atrás de él en cada evento, sobraba y bastaba para enderezar la imagen del bufón del bufón del palacio nacional.

Claro que fracasó, Cuéllar Cardona estaba permitiendo que el timorato AVA fuese bautizado como el gobernador más cobarde y tibio del país, porque no era ni es capaz de resolver nada sin la luz verde o sin una orden directa de México; su papel de títere feo estaba creciendo, dándose a notar en la percepción popular y su jefe de prensa lo descobijó exhibiendo sus ausencias del estado por andar en México oliendo el aire de la política nacional, o dejando ver que AVA no tenía agenda si estaba en el terruño.

En el primer semestre del segundo año y con un presupuesto para imagen y difusión institucional por 450 millones de pesos, el asunto de la imagen de Américo Villarreal no mejoraba, y de hecho ya no había nada que hacer si no era darle un giro bien estructurado de 360 grados.

¿Qué estaba fallando si dinero para su imagen institucional había y de más? ¿Dónde estaba todo ese presupuesto de Paco Cuéllar y por qué no lo utilizaba en beneficio de su patrón y patrona porque tampoco la imagen de la doctora era aceptable?

Ahora sabemos que muchos millones de ese presupuesto se repartieron en televisión nacional, otros muchos en periodistas y compañías chilangas que -pensamos- Jesús Ramírez Cuevas, el verdadero jefe de Cuéllar, recomendó, y la otra mucha parte fue sacada por Cuéllar a través de periodistas peluches con un evidente retorno a su regazo.

Luego vino el caso Ismael Zambada García y la poca dignidad en la imagen institucional de AVA se fue por el caño de la deshonra, esa frase de Rubén Rocha Moya “Américo te debo un pedazo de Sinaloa” en plena guerra y con una narcocampaña admitida por él mismo, de plano desnudó a un Américo Villarreal Anaya que ni siquiera tuvo coraje para salir a deslindarse de alguna manera de los compromisos que el gobernador de Sinaloa estableció con el cártel del “El Mayo” y “Los Chapos” por medio de Américo, su coordinador de proselitismo y financiamiento ilegal.

Al gobernador de Tamaulipas flaco favor le hicieron las declaraciones de una de sus mujeres de confianza en Sinaloa, quien aseguró que Américo Villarreal Anaya, montado en la aeronave de Sergio Carmona Angulo, iba a ver a la sierra a un jefe de capos y se traía de sus caletas o bodegas de dinero, contenedores en efectivo para la campaña de Rubén Rocha Moya.

Esta bomba de información cala hondo en el desprestigio de Américo Villarreal Anaya que de por sí ya no convencía con sus argumentos bananeros del humanismo sin recursos, ni obra pública ni nada que ofrecer al pueblo más que su miseria, al tiempo que cientos de millones de pesos son desviados de las arcas para y del pueblo Tamaulipeco a destinos desconocidos, muy posiblemente a su riqueza personal.

Mientras toda esta información fluía, su jefe de comunicación social seguía apostando por el boletín barato, el que se llena con visitas a escuelas rurales pero que deja en el olvido las masacres, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones forzadas y los feminicidios que se padecen en este estado fronterizo.

El nivel del consumo de fentanilo registrado como nunca antes en la historia de ningún tipo de droga, ni siquiera le merece al jefe de comunicación una ventana que bien usada y trabajada, pudiese constituir un puente de empatía en un problema social de salud pública
real a su alcance.

Ellos creen que trabajar en la imagen del gobernador es sinónimo de mentir, de engañar a la gente, por eso compran encuestadoras y maquillan u ocultan las que no pueden pagar.

Cuéllar Cardona ya encontró su mina de oro y le aseguro en base al incremento de su presupuesto anual, que simplemente le vende la idea al gobernador de que a más capital, mayor control de medios y si, si los aplicara con rigurosa honorabilidad.

Pero deshonesto como es, el dinero de los Tamaulipecos para el rubro seguramente llegará a los 800 millones de pesos a final de sexenio y créame, utilizados con la impresionante ineficacia de Francisco Cuéllar Cardona, Américo Villarreal Anaya seguirá siendo el número 28 en el rango de los gobernadores según Mitofsky de septiembre 2024.

Su imagen ha decaído varios lugares y actualmente el 53.8 % de la población está en total desacuerdo con su gobierno…desacuerdo con su gobierno.
Eso es mayoría, lo digo porque a los gobiernos morenistas les encanta hablar de volúmenes, ¿Y ahora que hará señor gobernador? Porque su imagen institucional seguirá cayendo y viene un descenso con el tema de su derrota política frente a Eduardo Gattás, mientras su jefe de prensa se mantiene ocupado con su colección de prensa peluche, inexistente, sin nombre, sin rostro, sin firma y sin credibilidad.
Nos leemos la próxima vez.