Pactar o chocar con el narco, la alternativa

La propuesta no por incomoda resulta mala del todo. Esta no es la primera ocasión en que el gobierno federal pudiera estar acariciando la posibilidad de dialogar con el crimen organizado y los grupos del narco, a fin de que cesen los actos de violencia contra la población

Todo vale en la propuesta del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum para alcanzar la paz. No se debe descartar ninguna acción, ni siquiera la del diálogo con los grupos del narcotráfico, tal como lo ha propuesto el diputado de Morena, antes líder nacional PAN, Manuel Espino Barrientos.

Este diputado es el portador de los ideales de una corriente ideológica, dentro de la estructura de gobierno, que desde hace años se ha decantado por la posibilidad de que el gobierno federal hable cara a cara con los actores y líderes de los cárteles de las drogas, a fin de disminuir la ola de violencia.

En la encrucijada en la que se encuentra actualmente el país, en donde en algunas ciudades el índice de homicidios llega a los 200 por cada 100 mil personas, es imperante buscar alternativas para llegar a la pacificación al país.

Por eso, ya se escuchó la voz del diputado Manuel Espino, quien apenas la semana pasada dejó ver su propuesta –que causó escozor entre algunos sectores conservadores de la sociedad y de la política- de permitir la creación de una comisión oficial que se siente al diálogo con los representantes de los principales grupos del narcotráfico, generadores de la violencia.

La propuesta no por incomoda resulta mala del todo. Ésta no es la primera ocasión en que el gobierno federal pudiera estar acariciando la posibilidad de dialogar con el crimen organizado y los grupos del narco, a fin de que cesen los actos de violencia contra la población.

García Luna, el primero en dialogar

Si bien es cierto que hasta ahora no se ha concretado una sola reunión oficial de diálogo entre gobierno federal y narco, eso no quiere decir que antes no se hayan llevado a cabo algunos intentos para sentarse a la mesa representantes del Estado mexicano y de los líderes de los cárteles de las drogas.

El primer intento de dialogar con los cárteles de las drogas se dio en la administración del presidente Vicente Fox. Entre el 2001 al 2005 la violencia aún no se desbordaba. El principal problema de inseguridad era el control de las cárceles de todo el país por parte de los pocos cárteles de las drogas que entonces operaban en México.

El promotor de un diálogo con representantes de algunos cárteles de las drogas, que para entonces mantenían el control de las cárceles del país, cuando se intentaba consolidar el sistema penitenciario federal, fue el entonces titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) de la Procuraduría General de la República (PGR), Genaro García Luna.

El intento de diálogo con los que controlaban las cárceles del país, principalmente las federales que trataban de convertirse en ejemplo de honradez del Estado mexicano frente al narco, ocurrió a mediados de abril del 2001, apenas solo unos meses después de la fuga de Joaquín Guzmán Loera de la cárcel federal de Puente Grande.

La propuesta de diálogo con los grupos del narco nació de la iniciativa de García Luna, bajo el argumento de frenar una serie de fugas, que se dieron a conocer por anticipado por parte de diversos grupos de autogobierno que operaban y controlaban al interior de las cárceles.

El intento de diálogo de García Luna, para frenar a los cárteles de las drogas que estaban financiando a los grupos de autogobierno dentro de prisión, terminó muy rápido. Se canceló todo cuando en los primeros escarceos, García Luna terminó a las órdenes de Jesús Reynaldo Zambada García, voz autorizada del Cártel de Sinaloa para el diálogo con el gobierno.

García Luna, el segundo intento

Durante el régimen de Vicente Fox sí hubo diálogo del gobierno federal con los cárteles de las drogas, pero no fue para beneficio de la seguridad de los mexicanos. El beneficiado fue el titular de la AFI, Genaro García Luna, que a cambio de millonarios sobornos puso a trabajar a la Procuraduría General de la República al servicio de los cárteles de Sinaloa y de los hermanos Beltrán Leyva.

Ya en la administración de Felipe Calderón, cuando los grupos criminales del Cártel de Sinaloa y del Cártel de los Hermanos Beltrán Leyva sobornaron al presidente Felipe Calderón para que colocara como secretario de Seguridad Pública a García Luna –ya para entonces aliado del Narco-, se volvió a insistir en la posibilidad de un diálogo con los cárteles de las drogas.

Esa propuesta ocurrió apenas avanzaba la administración, tras haber lanzado la estrategia de la Guerra Contra el Narcotráfico. García Luna y Calderón designaron como negociador para el diálogo con los jefes de los cárteles al narcotraficante Sergio Enrique Villareal Barragán, “El Grande”, Jefe de Sicarios de Arturo Beltrán Leyva.

“El Grande” inició las gestiones para una reunión que se llevaría a mediados de diciembre del 2010. El sitio sería la ciudad de Puebla, la que era considerada la ciudad neutral de todo el país, en donde los principales jefes del narcotráfico mantenían a sus familias y seres queridos, sabiendo de las condiciones no escritas de paz entre los jefes del narcotráfico mexicano.

Esa reunión no se llevó a cabo porque antes la DEA -en un operativo conjunto con la Marina- eliminó a Arturo Beltrán Leyva, el líder del Cártel de los Hermanos Beltrán Leyva, y socio principal de Genaro García Luna. Ese asesinato fue tomado por los narcos convocados al diálogo como una falta de garantías por parte del gobierno de Felipe Calderón.

El General Cienfuegos, otro intento fallido

 Los intentos del gobierno federal de Mexico por reunirse a dialogar con los grupos del narco, para tratar de bajar los índices de violencia en el país, continuaron en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, cuando la desbordada violencia de la Guerra Contra el Narco estaba en su pleno apogeo.

La necesidad de dialogar con los jefes de los cárteles de las drogas fue una iniciativa del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Esta iniciativa fue secundada por el hombre de las confianzas de Peña Nieto, Luis Videgaray, quien encomendó para dicha misión al general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda.

Cienfuegos Zepeda no se ufanó en esa tarea. Una vez que pudo asociarse con el narcotraficante Francisco Patrón Sánchez, “El H2”, cártel al que infiltró bajo la excusa de poder hacer una negociación y sentar a la mesa a los principales jefes del narco que así lo quisieran, terminó haciendo negocios para el trasiego de drogas hacia Estados Unidos, según lo refiere una fuente de la DEA.

Los intentos de un acercamiento con el narco, para llegar a un acuerdo de pacificación que bajara los índices de asesinatos, se vino por los suelos cuando, en el 2017, el propio general Salvador Cienfuegos lanzó una operación contra su socio Fráncico Patrón Sánchez, y fue asesinado, a fin de que no pudiera en un futuro evidente dar testimonio de la relación de socios que tenían.

AMLO, también buscó el diálogo

 Durante la administración del presidente López Obrador, también hubo intentos de acercamiento con los grupos armados generadores de violencia. La encargada de esa tarea fue la entonces secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

La ex ministra Sánchez Cordero comenzó su acercamiento por todo el territorio nacional con los principales grupos que aceptaron una reunión extraoficial. Ese acercamiento fue a través de los grupos de autodefensa, de las policías comunitarias y de los grupos de civiles alzados en armas contra los miembros de los cárteles de las drogas.

Las reuniones de diálogo de algunos grupos de autodefensas con Olga Sánchez Cordero no resultaron en ninguna estrategia oficial de pacificación, porque de manera inesperada y voluble el propio Andrés Manuel López Obrador negó tales encuentros cuando la prensa le cuestionó a dónde llevaban esas reuniones, una vez que se descubrió la ronda de diálogos.

Manuel Espino, el promotor

Como parte de la estrategia nacional de pacificación que ahora ha dado a conocer la presidenta Claudia Sheinbaum, se presume que de manera independiente, el diputado ex panista y ahora de Morena, Manuel Espino Barrientos, se ha manifestado a favor de un diálogo con el narco, para tratar de llegar a un acuerdo de paz.

La posibilidad de ese encuentro de diálogo, entre un Comité Representante del Estado mexicano y los diversos líderes de los cárteles de las drogas, ha generado una hipócrita polémica. Sobre todo porque a la fecha la mayoría de los gobernadores y un alto porcentaje de presidentes municipales ya dialogan con el narco, solo que no lo hacen de forma pública.

Los acuerdos entre los gobiernos estatales y municipales con el narco, solo no los quieren reconocer aquellos que no viven en la realidad. No existe a la fecha un solo líder de los 75 cárteles de las drogas que operan en el país que no esté acordado para sus actividades ilícitas con algún gobernador o presidente municipal.

Lo mismo se puede establecer en las Fiscalías Generales de los estados de todo país, en donde la supuesta propia autonomía de los Fiscales parece que les ha dado atribuciones para poder entablar un diálogo con la finalidad de proteger la actividad delicitiva.

Tras la propuesta del diputado Manuel Espino, ahora solo queda esperar la reacción del secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, si acepta o no la salida del diálogo con el narco, como una posibilidad para poder abatir los índices delictivos que tanto reclama la sociedad.