Dos alcaldes de Morena, con las peores calificaciones en Tamaulipas
Entre las principales razones que explican esta caída en popularidad, se citan la falta de resultados en materia de seguridad pública, el persistente desabasto de agua y la ausencia de transparencia en el ejercicio de los recursos. La ciudad enfrenta un rezago notable en infraestructura, con quejas constantes sobre baches, alumbrado deficiente y recolección de basura. En un contexto político donde Morena había prometido un cambio profundo, la decepción es evidente
Tamaulipas.– En el firmamento político del norte de México, dos figuras morenistas se perfilan con un común denominador poco alentador: Eduardo Gattas Báez, alcalde de Ciudad Victoria, y Víctor Carlos Peña Ortiz, alcalde de Reynosa, enfrentan una creciente desaprobación ciudadana que los coloca en la lista de los peores evaluados de la región. Esta es la historia de cómo la capital oficial y la “capital económica” de Tamaulipas se convirtieron en epicentros de insatisfacción ciudadana, revelando un declive preocupante para el partido que ostenta el poder en ambas localidades.
Dos ciudades clave, un mismo desencanto
Ciudad Victoria: una capital en crisis de confianza
Eduardo Gattas Báez, alcalde de la capital tamaulipeca, culminó el año con un golpe contundente a su imagen pública. Según el más reciente estudio de Arias Consultores –realizado entre el 30 de noviembre y el 7 de diciembre y publicado el 23 del mismo mes–, el presidente municipal de Morena registra un 70% de desaprobación ciudadana. Dicho de otro modo, solo el 29.9% de los victorenses mayores de 18 años aprueba su gestión.
Este sondeo, que goza de un 95% de confiabilidad y se aplicó mediante la red social Facebook, posicionó a Gattas Báez en el lugar 83 de entre los 100 alcaldes evaluados. Así, queda ubicado entre los 20 con los peores resultados en el ámbito nacional, una estadística que contrasta duramente con las expectativas generadas al inicio de su mandato.
Entre las principales razones que explican esta caída en popularidad, se citan la falta de resultados en materia de seguridad pública, el persistente desabasto de agua y la ausencia de transparencia en el ejercicio de los recursos. La ciudad enfrenta un rezago notable en infraestructura, con quejas constantes sobre baches, alumbrado deficiente y recolección de basura. En un contexto político donde Morena había prometido un cambio profundo, la decepción es evidente.
Reynosa: una “capital económica” bajo fuego ciudadano
A casi 300 kilómetros de la capital, Reynosa es conocida como la “capital económica” de Tamaulipas por su dinámica industrial y fronteriza. Sin embargo, bajo la administración de Víctor Carlos Peña Ortiz –también emanado de Morena–, la percepción ciudadana no es menos crítica.
Aunque no existen datos tan ampliamente difundidos como el ranking donde figuró Gattas Báez, diversas encuestas informales y sondeos periodísticos sugieren que Peña Ortiz tiene un índice de desaprobación que ronda entre el 65 y el 70%. Tal nivel de descontento lo ubicaría, para muchos analistas, en la misma zona de riesgo que su homólogo de Ciudad Victoria.
La inseguridad, el manejo presuntamente opaco de los recursos municipales, la falta de obra pública notable y una precaria estrategia de comunicación gubernamental han deteriorado la imagen de Peña Ortiz. Voces ciudadanas y empresariales acusan una distancia creciente entre el alcalde y las demandas populares, que exigen soluciones a una problemática amplia: desde la violencia de alto impacto hasta el colapso de los servicios básicos, pasando por la necesidad de mayor transparencia en la asignación de contratos y licitaciones.
El factor Morena: promesas y realidades
Tanto Gattas Báez como Peña Ortiz arribaron al poder abanderados por Morena en un momento en que la ola del partido les auguraba un respaldo sólido. Sus campañas estuvieron marcadas por promesas de austeridad, combate a la corrupción y mejora de la calidad de vida. Sin embargo, la evidencia en ambas ciudades muestra que el desencanto ciudadano crece aceleradamente.
La narrativa de la “transformación” parece haber quedado relegada por la realidad de administraciones incapaces de resolver urgencias cotidianas. Desde la escasez de agua en Ciudad Victoria hasta la inseguridad cotidiana en Reynosa, las justificaciones oficiales apuntan a la falta de recursos y a la necesidad de mayor coordinación con el gobierno estatal y federal. Sin embargo, la ciudadanía exige resultados concretos, percepciones más favorables y, sobre todo, soluciones de fondo a problemas históricos.
Causas comunes del desplome
- Fallas en seguridad pública
- Ciudad Victoria: Incremento de robos en colonias periféricas y falta de patrullajes efectivos.
- Reynosa: Violencia de alto impacto y delincuencia organizada, que agravan la sensación de zozobra.
- Escasez y mala calidad de servicios básicos
- Ciudad Victoria: Desabasto de agua y baches crónicos afectan la vida diaria de la población.
- Reynosa: Deficiente recolección de basura, alumbrado público insuficiente y drenajes colapsados en temporadas de lluvias.
- Señalamientos de opacidad
- Ciudad Victoria: Organizaciones ciudadanas acusan burocratismo y escasa rendición de cuentas.
- Reynosa: Falta de claridad en la adjudicación de contratos y poca información pública sobre el destino del presupuesto municipal.
- Comunicación gubernamental deficiente
- Ciudad Victoria: Críticas por el uso de redes sociales oficiales con mensajes triunfalistas que no coinciden con la realidad.
- Reynosa: Desconexión con la opinión pública, generando tensiones con medios locales y sectores empresariales.
Reacciones y desgaste político
El estar catalogados como “los peores alcaldes” no solo tiene implicaciones de imagen, sino que desgasta al partido que los encumbró y profundiza las brechas con actores clave:
- Relaciones con el empresariado: Las cámaras y asociaciones empresariales exigen respuestas inmediatas a la inseguridad, pues sin condiciones propicias para invertir, la competitividad de ambas ciudades se ve mermada.
- Sociedad civil al límite: Las quejas en redes sociales y las protestas de vecinos en colonias afectadas se han convertido en una constante, alimentando un clima de frustración que golpea la credibilidad de estos alcaldes.
- Riesgo electoral: Con elecciones futuras en el horizonte, el deterioro de ambas gestiones pone en entredicho la fortaleza de Morena en Tamaulipas, abriendo la puerta a la oposición para capitalizar el descontento.
Intentos de relanzar la gestión
Tanto Gattas Báez como Peña Ortiz han adelantado en diversas declaraciones la intención de “relanzar” sus administraciones. Entre las medidas anunciadas o esbozadas están:
- Reestructuración de gabinetes: Cambios en las principales carteras para refrescar la gestión y promover perfiles con mayor experiencia en áreas críticas, como seguridad, desarrollo urbano y finanzas.
- Mayor inversión en obras públicas: Reparación de vialidades prioritarias, modernización de la red de agua potable y mejoras en la iluminación de espacios públicos.
- Coordinación con niveles superiores de gobierno: Promesas de buscar un acercamiento más estrecho con instancias estatales y federales para atender el problema de la inseguridad y el rezago económico.
Pese a los discursos, la percepción generalizada es que la paciencia de la ciudadanía se agota. Si estos planes no trascienden el terreno de los anuncios y no ofrecen resultados tangibles en el corto plazo, el deterioro de imagen podría volverse irreversible para la actual administración.
Mirando al futuro: ¿hay margen de maniobra?
Las encuestas y las voces de analistas locales concuerdan en que tanto Ciudad Victoria como Reynosa tienen el potencial para destacar en el mapa regional: la primera por su relevancia política y la segunda por su peso económico e industrial. Sin embargo, ese potencial se ve ensombrecido por administraciones señaladas de incapaces o rebasadas por la magnitud de los desafíos.
El margen de maniobra para corregir el rumbo existe, pero requiere voluntad política, transparencia en la rendición de cuentas y una comunicación abierta con la sociedad. De lo contrario, el rótulo de “peores alcaldes del norte de México” podría perdurar más allá de sus mandatos, dejando una huella difícil de borrar.
La historia compartida por Eduardo Gattas Báez y Víctor Carlos Peña Ortiz, ambos surgidos de Morena y ubicados en polos estratégicos de Tamaulipas, exhibe la brecha entre un discurso de transformación y la dura realidad de ciudades que se hunden en la inseguridad, los baches, la escasez de agua y la desconfianza ciudadana.
Mientras Ciudad Victoria y Reynosa se debaten entre la necesidad urgente de soluciones y la falta de resultados visibles, el descontento popular crece y apunta los reflectores hacia dos de los alcaldes con peor calificación en todo el norte del país. El tiempo corre en su contra; las cifras de desaprobación no mienten y la opinión pública, cada vez más informada y exigente, reclama un cambio drástico.
Si los alcaldes no logran enderezar el timón pronto, el saldo podría ser no solo el ocaso de sus aspiraciones políticas, sino un revés mayor para Morena en Tamaulipas, que prometió un futuro distinto y, por ahora, parece lejos de materializarse.