¿Cómo evitar que el “fentanilo te mate”?
La nueva campaña del Gobierno Federal, “Aléjate de las drogas. El fentanilo te mata”, que busca enfrentar la crisis de adicción a los opioides en México, omite atender a las personas que ya se encuentran en situación de farmacodependencia. Tampoco ofrece información sobre qué hacer en caso de sobredosis, lo que evidencia que la campaña carece del enfoque de salud pública que proclama.
Presentada como una medida preventiva, esta estrategia gubernamental ignora que la adicción al fentanilo ya es una problemática en el país, especialmente en la zona fronteriza con Estados Unidos. La gravedad de la situación quedó patente el 23 de octubre de 2024, cuando la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, anunció que éste sería el primer estado de la República en contar con naloxona nasal para combatir las sobredosis de fentanilo, en respuesta al creciente consumo de este opioide en los municipios de Tecate, Tijuana y Mexicali.
Para la presidenta Claudia Sheinbaum, en México no existe un problema de consumo de fentanilo “como lo hay en Estados Unidos”. Sin embargo, resulta sorprendente que esta adicción no sea considerada un problema, cuando en los últimos años se ha registrado un incremento en las emergencias médicas relacionadas con opioides. Según el Informe de la Demanda y Oferta de Fentanilo en México, publicado el 10 de abril de 2024 por la Comisión Nacional contra las Adicciones, los casos de urgencias por opioides han aumentado considerablemente.
Este informe revela que los años con más casos de urgencias por uso de opioides fueron 2019, con 721 casos; 2022, con 713; y 2023, con 759. Además, señala que en 2023 los estados con mayor incidencia fueron Baja California, Ciudad de México, Sinaloa y Chihuahua, territorios que coinciden con las principales zonas de consumo de fentanilo.
En cuanto a las muertes asociadas a opioides, entre 2013 y 2022 se registraron 114 decesos, mostrando una tendencia al alza desde 2017. Ese año hubo 12 casos; en 2018, 16; en 2019, 13; en 2020, 26; en 2021, 19; y en 2022, 4. Los estados con más muertes fueron Baja California, Chihuahua y Sonora, las mismas entidades donde se reporta un mayor consumo.
El informe evita confirmar que todas estas muertes hayan sido causadas por fentanilo, aunque señala que en la frontera norte se documentó el uso de China White en los últimos años, una sustancia que podría estar relacionada con algunos de estos casos. Sin embargo, lo paradójico es que, para la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), China White es solo otra denominación del fentanilo en América Latina, donde también se le conoce como Heroína Blanca, Heroína Sintética, N-30 o Tango.
Prevención tardía
Parte de la campaña contra el fentanilo destaca la prevención a través de la educación. Según el secretario de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, se implementará una estrategia llamada “Estrategia en el Aula: Prevención de adicciones“, que dará inicio el 13 de enero en secundarias y el 4 de febrero en instituciones de educación media superior.
Esta estrategia plantea que los docentes impartan entre dos y tres intervenciones pedagógicas a la semana, con una duración de 10 a 15 minutos, sobre la prevención del consumo de drogas durante un periodo de nueve semanas. Sin embargo, solo una sección de la guía para docentes de la “Estrategia en el Aula: Prevención de adicciones” aborda directamente el tema del fentanilo.
En dicha sección, se explica qué es el fentanilo, cómo se consume, sus formas de presentación, los efectos durante y después del consumo, los principales daños a la salud y otros riesgos asociados, como una actividad grupal y una dinámica de “verdades y mentiras”. Es en esta última donde, de manera indirecta, se toca el tema de la sobredosis y la adulteración de otras drogas con fentanilo.
Dentro de la dinámica, se menciona como una verdad que “con una sola vez que lo pruebes te puedes morir”, destacando que los efectos del fentanilo son 50 veces más fuertes que los de la heroína, lo que puede provocar una disminución de la capacidad respiratoria y, en ocasiones, la muerte. Este dato es consistente con las estadísticas del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), que señala que en Estados Unidos cerca del 70% de las muertes por sobredosis están relacionadas con opioides sintéticos como el fentanilo.
Otro dato alarmante que proporciona la guía es la adulteración de sustancias como heroína, cocaína y metanfetamina con fentanilo, con el objetivo de potenciar sus efectos. Esta práctica incrementa significativamente los riesgos asociados al consumo.
Es comprensible que estos puntos no reciban más énfasis, dado que el gobierno mexicano asume que aún se está a tiempo de que la prevención pasiva sea suficiente. Sin embargo, la realidad es que la epidemia de opioides ya está en aumento en el país y podría convertirse en una crisis aún más grave.
Identificar fentanilo, necesario en el mundo real
En la utopía que propone la Presidencia, es más sencillo ignorar la existencia de consumidores de otras drogas, a pesar de saber que muchas de ellas suelen estar combinadas con fentanilo. Sin embargo, la realidad es que el consumo de cocaína, heroína y metanfetamina es elevado en México, lo que coloca a todos los consumidores de estas sustancias en un grave peligro.
Lo más alarmante es que las drogas adulteradas con fentanilo pueden contener niveles directamente mortales, además de ser difíciles de detectar. Esto se debe a que, visualmente, el fentanilo es similar a otras drogas sintéticas y no tiene sabor ni olor perceptibles.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ha aprobado una herramienta eficaz para detectar la presencia de fentanilo en drogas ya en circulación: tiras de papel especializadas. Estas tiras permiten identificar fentanilo en diferentes sustancias, como cocaína, heroína y metanfetamina, y en diversas presentaciones, incluyendo pastillas, polvos e inyectables.
Este recurso es ampliamente recomendado como medida preventiva contra sobredosis debido a su bajo costo, rapidez en los resultados y facilidad de uso. No obstante, se deben tomar precauciones, ya que las tiras podrían no detectar sustancias más potentes o análogas al fentanilo, como el alfentanilo o carfentanilo. Además, su efectividad puede disminuir en presencia de grandes cantidades de otras sustancias, como metanfetamina, MDMA o difenhidramina.
Es importante señalar que estas tiras únicamente detectan la presencia de fentanilo, pero no la cantidad presente en la sustancia. Este hecho, combinado con el efecto conocido como “galleta con chispas de chocolate”, incrementa el riesgo: en una misma droga adulterada, algunas porciones pueden contener fentanilo mientras que otras no, lo que convierte cada dosis en una apuesta potencialmente letal.
Otro problema, al menos en México, es que su compra solo puede realizarse a través de servicios en línea, como Amazon y MercadoLibre, pues son productos de exportación.
La manera en la que se utilizan estas tiras, según las instrucciones del CDC:
- Poner una cantidad —al menos 10 miligramos— de la droga a consumir en un recipiente limpio y seco.
- Agregar agua al recipiente y mezclar. Para la mayoría de drogas se necesita media cucharadita de agua. Si la prueba se esta realizando a metanfetaminas, MDMA o éxtasis, usar una cucharadita completa de agua por cada 10 miligramos de cristal o polvo que se esté analizando.
- Colocar el lado ondulado de la tira de prueba en el agua y dejar que absorba por aproximadamente 15 segundos.
- Quitar la tira del agua y dejar reposar en una superficie plana entre 2 y 5 minutos,
- Leer los resultados.
Existen explicaciones detalladas del proceso proporcionadas por agencias estadounidenses que ilustran mejor el procedimiento de toma de muestra y consulta de resultados, como la ofrecida por la Corporación de salud y hospitales de la ciudad de Nueva York (NYC Health):
Probablemente la medida más importante de control de daños
La medida anterior podría parecer exagerada para México, pero la realidad es otra, al menos en la zona fronteriza. En Tijuana, el periodista J. Jesús Lemus documentó un alto consumo de fentanilo entre la población migrante. Según fuentes del Cártel de Sinaloa consultadas por Lemus, “se calcula que tienen un mercado de consumo de fentanilo que pudiera superar las 10 mil personas”.
Sin embargo, este no es el único dato alarmante que el periodista dio a conocer. Si se suma el consumo en Mexicali, San Luis Río Colorado, Nogales, Piedras Negras y Ciudad Juárez, el número podría superar los 25 mil consumidores de fentanilo únicamente entre la población migrante. La vulnerabilidad y el abandono estatal convierten a estas personas en un blanco fácil para el crimen organizado, que busca engancharlas a alguna sustancia.
Ante estas cifras, que fácilmente podrían incrementarse, es crucial que tanto los servicios de salud como la población en general estén informados sobre cómo actuar frente a una sobredosis de fentanilo.
De acuerdo con la organización estadounidense Healthwise, las señales para identificar a una persona con una sobredosis de fentanilo son las siguientes:
- Exceso de sueño o desmayo.
- Pupilas muy pequeñas en los ojos.
- Respiración lenta o superficial, o falta de respiración.
- Ruidos de gorgoteo o asfixia.
- Piel fría y húmeda.
- Labios y uñas azules o morados.
- Cuerpo débil.
- Pulso lento o débil.
Si estos síntomas se presentan en algún consumidor de drogas, es indispensable contactar de inmediato a los servicios de emergencia, marcando al 911 en México. Sin embargo, existen otras acciones que podrían salvar la vida de la víctima mientras llega la ayuda.
El siguiente paso recomendado por el CDC es la administración del fármaco naloxona, utilizado para revertir las sobredosis de opioides como la heroína, medicamentos opioides recetados y, por supuesto, el fentanilo.
Lamentablemente, en México la naloxona no es de fácil acceso, ya que está clasificada como un medicamento controlado, lo que limita su disponibilidad para la población en general.
El 11 de abril de 2023, durante su conferencia mañanera, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador desestimó el uso de naloxona a pesar de los resultados positivos que ha demostrado. Señaló que su liberación y aprobación por parte del CDC responde únicamente a medidas “paliativas”, argumentando que éstas no abordan las causas profundas de la adicción.
A este discurso se sumó el ex subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. Aunque reconoció la efectividad del fármaco, afirmó que su implementación refleja “hacia donde se dirigen las políticas de salud”. Además, señaló que existe presión de “grupos de interés” para incorporar la naloxona en México como parte del repertorio de tratamiento. Según López-Gatell, esta medida sería innecesaria, ya que considera que el consumo de fentanilo no representa un problema significativo en el país.
A pesar de la opinión del entonces presidente y del ex subsecretario de Salud, la necesidad de facilitar la circulación de naloxona en la frontera norte del país es innegable. En esta región, organizaciones civiles y sin fines de lucro como Verter A.C. y PrevenCasa A.C. ya están tomando medidas para enfrentar la crisis. Estas organizaciones organizan eventos de información, concientización y reparto de naloxona con el objetivo de reducir las muertes por sobredosis de fentanilo.
Más allá de la naloxona, el CDC cierra con la recomendación de colocar a la persona de costado para evitar la asfixia por regurgitación y mantenerse cerca hasta que los servicios de emergencia puedan atender a la víctima.
Otras medidas
Existen más medidas que pueden aplicarse para evitar la muerte por fentanilo. Una de ellas, sugerida por la organización Healthwise, es la portación de un kit de naloxona, que debe contener: el medicamento, jeringuillas y agujas, un adaptador nasal para las jeringuillas y un dispositivo de aerosol nasal separado. Es importante recalcar que la naloxona se puede conseguir en dos presentaciones: inyectable e inhalable. En ambos casos, la aplicación no es tan compleja. La organización hace hincapié en que los kits deben incluir dos dosis de naloxona, ya que los síntomas de sobredosis pueden reaparecer minutos después de la primera aplicación.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades agrega algunas sugerencias que podrían evitar la muerte de cientos de personas:
- Tener naloxona disponible consigo y en su casa.
- Evitar la mezcla de drogas, especialmente estimulantes como la metanfetamina y cocaína con depresores como los opioides o el alcohol.
- No confiar en fuentes o experiencias previas, pues saber de dónde vienen las drogas no garantiza que sean seguras.
- No consumir drogas solo nunca, pues las personas a su alrededor deben saber cuando haya consumido alguna droga por si necesitan administrar naloxona o llamar a los servicios de emergencia si se requiere atención.
- Pida ayuda si está listo para recibir tratamiento para su adicción.
Aunque se conocen las causas, éstas no se atienden
En el Informe de la Demanda y Oferta de Fentanilo en México publicado en 2023, el gobierno evidencia su conocimiento de las causas que permiten que la plaga del fentanilo se propague en el país. En él, se enuncian cinco causas principales: las desigualdades socioeconómicas, el desempleo y la precariedad laboral, el acceso limitado a servicios de salud, la falta de información, así como el estigma y la falta de apoyo social.
Bajo este conocimiento, el gobierno debería centrar sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida de toda la población con políticas que permitan un mejoramiento en la situación laboral, lo que a su vez ayudaría a reducir la brecha socioeconómica, así como el desempleo.
La difusión de la información es otro aspecto clave, pues en la campaña “Aléjate de las drogas. El fentanilo te mata” se presume una inversión de 300 millones de pesos destinada a la divulgación, enfocada en niños y jóvenes. Sin embargo, es importante precisar que esta campaña aún contiene estigmas hacia los usuarios, y en ningún apartado se les explica a los jóvenes que quienes consumen drogas son víctimas de su contexto y pacientes con un problema médico, y no simples adictos que conscientemente terminaron en las sustancias.