Desastre ecológico en 208 mantos acuíferos y ríos del país

De acuerdo a la organización no gubernamental Greenpeace los ríos más contaminados de México son el Atoyac, que cruza por los estados de Puebla, Oaxaca y Tlaxcala, así como el Lerma-Santiago, que baña parte del Estado de México, Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Nayarit, donde la suspensión de residuos sólidos industriales es un factor de muerte

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Como resultado de una política discrecional añeja, sobre vertederos de residuos industriales y urbanos en los cuerpos de agua, 208 de los 653 mantos acuíferos del país se encuentran fuertemente contaminados.  Al menos siete de los principales ríos de México se han convertido en verdaderos ríos de muerte debido a la carga de residuos sólidos que contienen.

Datos de la Comisión Nacional del Agua (CNA) remitidos en el informe Estadísticas del Agua México 2024 revelan que el impacto social de la contaminación de los mantos acuíferos afecta a por lo menos unos 24 millones de mexicanos, los que no tienen otra posibilidad de acceder al agua que no sean fuentes contaminadas.

De acuerdo a la organización no gubernamental Greenpeace los ríos más contaminados de México son el Atoyac, que cruza por los estados de Puebla, Oaxaca y Tlaxcala, así como el Lerma-Santiago, que baña parte del Estado de México, Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Nayarit, donde la suspensión de residuos sólidos industriales es un factor de muerte.

Elementos químicos pesados como Arsénico, Plomo, Mercurio, Níquel, Cromo y Cadmio, se encuentran en altas concentraciones en ríos como el turbio en Guanajuato, el Balsas en Guerrero y el Santiago en Jalisco, así como en los lagos de Cuitzeo en Michoacán y Chapala en Jalisco, donde también se han registrado altas concentraciones de Cianuro, Tolueno y Benceno.

El problema de la contaminación de las cuencas hídricas en México, de acuerdo a Greenpeace, “es un problema generalizado”. Para esa organización defensora del medio ambiente, el 70 por ciento de los ríos, lagos y lagunas del país, registran niveles de contaminación ubicados en el rango de la toxicidad.

El ranking de los tres sitios hídricos más contaminados de México, que Greenpeace ha dado en llamar “ToxicTour”, los ubica en el Parque El Sabinal de Aguascalientes, afluente del rio San Pedro; en el Rio Santiago en Jalisco y en el Río Coatzacoalcos en Veracruz; los que irónicamente se consideran sitios de atractivo turístico.

Greenpeace, desde su página oficial, se mofa de los tres “sitios turísticos” catalogados así por autoridades locales: “las aguas químicas del río San Pedro, es ideal para un paseo en familia. Maravillas recónditas y tóxicas en el Río Santiago. Los permanentes derrames de crudo en el Río Coatzacoalcos crean condiciones ideales para practicar snorkel y buceo”, se puede leer en la página.

El problema de la contaminación de los mantos acuíferos es reconocido entre líneas por el propio gobierno federal. En el Programa Nacional Hídrico, se establece que “35 millones de mexicanos se encuentran en situación de poca disponibilidad de agua en términos de cantidad y calidad”.

Y es que a causa de la contaminación de ríos, lagos y lagunas, en México la disponibilidad de agua percápita ha disminuido notablemente en los últimos 60 años. Hacia 1950 cada mexicano podía tener acceso a un promedio de 18 mil 035 metros cúbicos de agua por año. En el 2013 la cifra se redujo drásticamente a solo 2 mil 982 metros cúbicos de agua por año, por persona.

Sumado a la contaminación, la falta de disponibilidad de agua para cada mexicano se atribuye a que cada vez más los recursos hídricos del país se están destinando al mantenimiento de la industria y el desarrollo agrícola, agravándose –en consecuencia- el problema del acceso al agua en dos tercios del territorio nacional, donde ocurre el mayor desarrollo económico.

PROFEPA, a Discreción

El Programa Nacional Hídrico reconoce la inequidad en la distribución del agua: el 77 por ciento se destina para uso de riego agrícola; el 9 por ciento para industrias autoabastecidas y termoeléctricas, en tanto que el 14 por ciento es destinado al uso público, donde el consumo humano registra la principal carencia.

El problema identificado por la autoridad federal en materia de suministro de agua se radica en tres ejes fundamentales: sobreexplotación, sobre-concesión y contaminación de los recursos hídricos. En este último renglón se reconoce que “prevalece un incremento de obras que invaden zonas y cauces federales que generan riesgos a la sociedad”.

En México –reconoce el Programa Nacional Hídrico- el 69 por ciento del escurrimiento natural de que dispone el país, se concentra en las cuencas de los ríos Balsas, Santiago, Verde, Ometepec, Fuerte, Grijalva-Usumacinta, Papaloapan, Coatzacoalcos, Pánuco, Tecolutla, Bravo y Tonalá.

Y es precisamente en esas cuencas en donde se registra el mayor número de sitios hídricos con niveles de contaminación que se consideran graves. Las principales fuentes contaminantes se ubican en las industrias que se encuentran asentadas en torno a las cuencas, en donde la política de revisión de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (POFEPA) sobre las descargas tóxicas, ha sido discrecional.

Prueba de lo anterior es la recomendación de desempeño número 14-0-16E00-07-0132-07-013 que hizo la Auditoria Superior de la Federación (ASF) a la POFEPA, en donde le reclama que revise “las causas por las que no hubo coordinación a nivel central en el registro y generación de información de las solicitudes de Manifestación de Impacto Ambiental en materia de inspección industrial hechas a la SEMARNAT por parte de las delegaciones en las 32 Entidades Federativas”.

Otras recomendaciones de desempeño hechas por la ASF a la POFEPA, en la glosa del informe del presupuesto federal 2014, van en el sentido de “realizar acciones en materia de inspección y vigilancia industrial”, para que implemente las acciones necesarias, a fin de que se establezcan objetivos y metas para realizar la inspección del cumplimiento de la normativa ambiental.

También se le recomendó a la PROFEPA por parte de la ASF, que evalúe la pertinencia de analizar las causas por las cuales las inspecciones en sitios contaminados no han aumentado en la misma proporción que los sitios contaminados, y pide revisar las diferencias entre lo reportado y los sitios contaminados.

Rio de estiércol y plomo

El rio Lerma es el más contaminado de México. La descarga constante de las industrias que se asientan en la rivera, principalmente en el Estado México, Guanajuato y Michoacán, han hecho de éste un caudal de metales pesados, tóxicos a la salud de los pobladores aledaños.

De acuerdo a Greenpeace, el agua de ese rio se encuentra contaminada con Zinc, Vanadio, Níquel Manganeso, Plomo, Cobre, Cobalto, Cromo y Cadmio, todos de alto riesgo para la salud de las personas; con efectos como neumonitis, edema pulmonar, pérdida de funcionalidad de los riñones y efectos sobre el sistema nervioso central.

Los estudios realizados por esa organización no gubernamental, sobre los efectos de la contaminación del Rio Lerma entre los habitantes de la cuenca, también han apuntado a padecimientos como lesiones renales, ulceración y perforación del tabique nasal, además de que en recién nacidos se han detectado casos de retraso mental.

Otras alteraciones a la salud, entre los pobladores inmediatos a la zona del Río Lerma, detectadas por la secretaria de salud en los municipios de La Piedad, Michoacán; Lerma, estado de México y Pénjamo, Guanajuato, apuntan hacia una alta incidencia de fibrosis y edema pulmonar, dolor y debilidad muscular, atrofia óptica, disfunción renal, esterilidad y hasta muerte neonatal.

Pero o todo es atribuido a la presencia de elementos químicos pesados, descargados por las industrias de la zona. También las granjas piscícolas que se extiende, sobretodo en la región de Michoacán y Guanajuato, están contribuyendo a la afectación de la salud pública.

Y es que la mayoría de las granjas porcícolas –solo en la región de La Piedad, Michoacán; Degollado, Jalisco, y Pénjamo, Guanajuato, se registra un padrón de Mil 450 zahúrdas-, arrojan sus desechos sólidos directos al caudal hídrico del Lerma. Allí nadie les exige a los granjeros la operación de plantas de tratamiento.

La presencia del estiércol de los cerdos en el agua ha hecho que en esa zona limítrofe interestatal se disparen los índices de bronquitis crónica, laceraciones cutáneas, irritación intestinal, Irritación pulmonar, asma, neumoconiosis, cisticercosis, fiebre, escalofríos y fatiga, esto principalmente en los menores de 12 años.

A la carga de desechos orgánicos sólidos que se le acumula al Lerma a su paso por Michoacán, Guanajuato y Jalisco, se suma también la contaminación directa que hacen sobre el cauce cerca de 7 mil 738 empresas manufactureras y metalmecánicas que depositan directamente sus aguas contaminadas sobre el río.

Se lo comió la industria

El Rio Atoyac, otro de los más contaminados de México, no es visto como un problema por la SEMARNAT en Puebla. Allí, la delegada federal Daniela Migoya Mastreta ni siquiera quiso hablar con Reporte Índigo sobre el tema. Negó todo acceso a la información que permitiera conocer las acciones federales para la atención del problema de contaminación.

El Atoyac, que recibe la mayor carga de contaminantes de la zona industrial de Puebla, es un río que agoniza. El caudal se ha convertido en el receptor de las aguas de desecho de las industrias establecidas de los ramos textil, refresquero, metalúrgico, automotriz, médico y de alimentos. Las descargas las complementan diversas empresas establecidas en el parque industrial “Quetzalcóatl”.

De acuerdo a las organizaciones no gubernamentales Centro “Fray Julián Garcés” Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C., Atoyac-Zahuapan y Coordinadora por un Atoyac con Vida, las fuentes contaminantes, que han ido en aumento tanto en cantidad como en niveles de polución, han hecho que las aguas del Río Atoyac dejen de considerarse aptas para la recreación, la pesca, la vida acuática y el consumo humano.

Y es que en los análisis realizados por organizaciones no gubernamentales a las aguas del río, se encontró que las descargas industriales y drenajes municipales, han hecho que la contaminación por grasas y aceites, sólidos suspendidos totales, sólidos sedimentables y Demanda Bioquímica de Oxigeno (DBO) ya rebasan los parámetros ambientales establecidos en la norma mexicana NMX-AA-159SCFI-2012 de la PROFEPA.

Al respecto, existe una recomendación del propio Centro Local de Derechos Humanos “Fray Julián Garcés” A.C., que exhorta “a todas las autoridades locales, estatales y federales a tratar al caso de la contaminación de la cuenca del Río Atoyac con la importancia y seriedad de un grave desastre ambiental y social”, pero no ha habido eco a esa recomendación.

El Rio Turbio… de contaminación

Pese a las denuncias del Grupo Ecologista Mexicano sobre la imparable contaminación en el Río Turbio de Guanajuato, las autoridades federales ambientalistas no han intervenido para frenar las toneladas de desechos sólidos que descargan diariamente las industrias del calzado, en la zona de León, a través del afluente Arroyo Hondo.

De acuerdo a las denuncias públicas de diversas organizaciones no gubernamentales de Guanajuato, se estima que en forma diaria se arrojan al cauce del rio Turbio entre 200 y 500 toneladas de lodo industrial, el que contiene residuos químicos utilizados en la preparación de la piel para el calzado.

Dicho lodo industrial está compuesto en su mayoría por grasas, cebo y carne que se desprende de la piel procesada para la fabricación de calzado. El fermento de las sustancias orgánicas se mezcla con los residuos químicos utilizados también en el proceso de curtido, lo que ha hecho que se disparen los problemas de salud en la zona conurbada de León.

El arrojo del lodo industrial sobre el Arroyo Hondo, que conecta con el Río Turbio, es el resultado de la discrecionalidad con la que viene actuando la PRFOFEPA en esa entidad, la que no ha obligado a los industriales del calzado, para que reconviertan sus procesos que permitan un destino final de sus residuos, sin afectación al medio ambiente.

El problema de agudiza en el río Turbio luego que las descargas de residuos industriales se complementan con el vaciado de algunas redes de drenaje suburbano, lo que hace que este sitio sea uno de los más preocupantes de los 208 sitios hídricos del país, que están clasificados con alto grado de contaminación.

De acuerdo al documento del Programa Nacional Hídrico 2013-2018, la falta de drenaje en diversos municipios es uno de los principales generadores de la contaminación de los mantos acuíferos, lo que hace que escasee el agua limpia. Desde el 2012 ese problema afecta a poco más de diez millones de personas.

Las entidades federativas con mayor carencia de drenaje –y en consecuencia con mayor contaminación de mantos acuíferos- son Oaxaca, San Luis Potosí, Guerrero y Chiapas. La falta de agua limpia en Guerrero afecta a poco más de la tercera parte de su población, en Veracruz a una de cada cuatro personas, y en Tabasco, Chiapas y Oaxaca a uno de cada cinco habitantes.

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