Por. J. Jesús Lemus
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum sigue tratando al pueblo mexicano como si fuera idiota. Le escupe a la cara una sarta de mentiras, sabiendo que se trata solo de ignorar la realidad. Eso ha quedado de manifiesto no solo en sus conferencias, sino durante el discurso en el Zócalo con motivo del séptimo año de gobierno de López Obrador.
Sí, eso fue lo que pareció que la presidenta Sheinbaum estaba festejando, no el primer año de su gobierno, sino el séptimo de la administración de López Obrador, de que dijo -como si se tratara de un logro- que no se separaría, aun cuando ese es el reclamo de todos los mexicanos, que Sheinbaum gobierne con sus aciertos y errores, pero que sea ella.
Como quiera que sea, durante el apoteósico mitin en el corazón político del país, la presidenta dijo la más burda de las mentiras hasta ahora escuchada de un presidente en uso oficial de la palabra: que se va a combatir la corrupción y que todo aquel que le falle al pueblo de México, tendrá que enfrentar a la justicia.
Justo en ese momento, como si fuera el guión de una mala película o la escenificación de la realidad mexicana, en la transmisión en cadena nacional, aparece el rostro del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, en pleno bostezo. No podría dibujarse mejor el rostro de la justicia mexicana, que no acaba de desapendejarse.
Las palabras de Sheinbaum hablando de combate a la corrupción y de aplicación de la justicia ante el latrocinio y los delitos de cuello blanco desde el poder, resuenan en la mente de cualquiera con dos dedos de frente, como una ofensa a mansalva. Nadie puede hablar de combate a la corrupción, cuando desde el poder se está permitiendo.
La permisión de la corrupción dentro del gobierno de la Cuarta Transformación se materializa en una veintena de casos, estos serían los más importantes: Segalmex, dirigido por Ignacio Ovalle Fernández, y el saqueo de más de 17 mil millones de peso; desviación de recursos por más de 6 mil millones de pesos en el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, dirigido entonces por Ernesto Prieto.
Desvió de más de 2 mil millones de pesos en el Instituto de Salud para el Bienestar cuando era dirigido por José Antonio Ferrer; un incendio en la estación migratoria INM en Ciudad Juárez, donde perdieron la vida 40 inmigrantes, cuando el titular de esa dependencia era Francisco Garduño Yáñez.
El desvío de más de mil millones de pesos en la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, cuando su titular era Ana Gabriel Guevara; desvío de casi 800 millones de pesos del IMSS, por parte de Zoé Robledo. A esos casos habrá que sumar aquellos otros de corrupción que se han registrado en lo que va del primer año de gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum.
Entre los descarados saqueos más mencionados se encuentran los viajes de Andy López Beltrán por Europa y Japón, los negocios de este con su hermano Bobby López Beltrán y el primo Almícar Olán, quienes conformaron una serie de empresas que fueron beneficiadas con contratos millonarios en la construcción del Tren Maya, el Tren Transístmico, El Aeropuerto Felipe Ángeles y la Refinería de Dos Boca.
Luego se encuentra el escándalo de la Casa Gris, una mansión de lujo en Texas, que fue entregada para su usufructo a José Ramón López Beltrán, por parte de un contratista relacionado con Pemex, quien habría sido beneficiado con contratos millonarios por parte de la petrolera mexicana.
Los escándalos de corrupción siguen con el icónico caso de Adán Augusto López Hernández, quien desde la Secretaría de Gobernación permitió y protegió las operaciones de una red criminal organizada, dedicada al robo de combustible de los ductos de Pemex, que dejaba utilidades mensuales por encima de los 2 mil millones de pesos.
Dentro de esa red, según lo refieren las investigaciones llevadas a cabo por parte de la FGR, estuvieron involucrados los gobernadores de Sinaloa y Sonora, Rubén Rocha Moya y Alfonso Durazo Montaño, además del hoy secretario de Educación, Mario Delgado.
La red de funcionarios públicos, de Morena, que se beneficiaron con el Cártel del Huachicol que dejó operar Adán Augusto López Hernández a través de su mano derecha, Hernán Bermúdez Requena, también se conformó con la senadora Olga Sosa, Andy López Beltrán, Almícar Olán y el almirante Rafael Ojeda Durán, que operaba con sus sobrinos los almirantes Manuel Roberto y Fernando Farías Laguna.
Y frente a todo esto, cuando solo Hernán Bermúdez ha sido presentado ante la justicia, cuando todos los mencionados en actos de corrupción se les protege con toda la impunidad que solo puede emanar de un gobierno chapucero, la presidenta Claudia Sheinbaum ha escupido al rostro de los mexicanos, diciendo que “se seguirá combatiendo la corrupción y que aquel que traicione al pueblo de México será llevado ante la justicia…” que el diablo se lo crea.
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