Traspié // El fin de la era Gattás: relegado en su propia casa

Por. Gildo Garza

En Tamaulipas, el poder no siempre habla. A veces solo acomoda las sillas.

Y esta vez, Américo Villarreal Anaya no necesitó decir una palabra: una foto bastó para dictar sentencia política.

Durante la inauguración de la Feria de Ciudad Victoria, Eduardo Gattás Báez, alcalde de la capital, fue relegado al fondo del templete, lejos del gobernador, del micrófono y de cualquier símbolo de poder.

Por primera vez en la historia reciente, un alcalde victorense no inauguró su propia feria.

No fue casualidad. Fue mensaje.

En política, la distancia física también es castigo.

Gattás fue colocado justo donde el gobernador quiso verlo: en la sombra.

Su rostro tenso, su mirada vacía y la rigidez del cuerpo delatan lo inevitable: ya no está en el círculo del poder.

Mientras tanto, Villarreal sonreía con los suyos: Carmen Lilia Canturosas, alcaldesa de Nuevo Laredo y figura clave del 2027, y Humberto Prieto Herrera, líder del Congreso, quien ya se perfila para gobernar la capital económica.

Unos ascienden, otros se apagan.

Américo marcó territorio con la elegancia de quien no necesita gritar para que todos entiendan.

A los fieles los acerca. A los incómodos, los manda a “gayola”.

Así, entre aplausos y luces, no solo inauguró la feria… inauguró la feria del olvido.

Gattás fue el primero en entenderlo: ya no está en la foto, ni en el futuro.

El poder habló sin palabras.

Y cuando lo hace Américo Villarreal, el mensaje es definitivo.

De Gattás, solo su basura queda…

Así, entre aplausos y luces, no solo inauguró la feria… inauguró la feria del olvido.