La Barredora irrumpe en Tlaxcala: el 4 letras rompe la calma del “estado más seguro del país”

Por. Antonio Hernández / La Prensa de Tlaxcala

La tranquilidad que por años distinguió a Tlaxcala comienza a resquebrajarse. En los últimos meses, la violencia asociada al crimen organizado ha dejado de ser un fenómeno distante y se ha materializado en los límites con Puebla, donde la célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ya socia de La Barredora ha extendido su presencia y métodos de terror.

El hallazgo de seis cabezas humanas el 19 de agosto pasado, abandonadas en la zona limítrofe entre ambos estados, marcó el punto más visible de esta expansión criminal. Las autoridades confirmaron que los restos se localizaron del lado tlaxcalteca, y junto a ellos había mensajes firmados por La Barredora, la misma organización que ha dejado más de 70 asesinatos en Puebla desde su aparición en 2023.

Del huachicoleo poblano al territorio tlaxcalteca

Fuentes de seguridad estatales y federales consultadas advierten que el grupo comenzó a operar en Tlaxcala a inicios de este año, tras establecer rutas logísticas y redes de apoyo en municipios fronterizos como Santa Ana Chiautempan, Zacatelco, Papalotla y Tenancingo, zonas donde también se registran robos de transporte y narcomenudeo.

La primera señal pública de su incursión ocurrió el 29 de enero, cuando apareció una manta en el libramiento de Acuitlapilco, en la que el grupo anunciaba su llegada y amenazaba a supuestos rivales. A pesar de ello, las autoridades minimizaron el hecho y no se reforzó la vigilancia en la zona.

Desde entonces, la violencia ha ido en aumento. El 27 de septiembre de 2024, el empresario Roberto “N” fue levantado en Chiautempan y hallado muerto horas después a un costado de la autopista Puebla–México. Su cuerpo tenía un mensaje clavado al pecho con la firma de La Barredora, incluso una abogada llamada “La patrona” estaría relacionada a este hecho delictivo y operaba con dicho grupo delictivo para cometer sus fechorías.

Una amenaza para un estado sin tradición de cárteles

Durante años, Tlaxcala fue considerada una excepción dentro del mapa nacional de violencia. Sin embargo, la Evaluación Nacional sobre la Amenaza de las Drogas 2025 de la DEA ya incluye al estado entre los territorios donde operan células del CJNG, Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo y Familia Michoacana.

En los primeros nueve meses de 2025, se han localizado cuatro narcolaboratorios en el municipio de Tlaxco, donde se aseguraron toneladas de precursores químicos y maquinaria especializada. Aunque las investigaciones apuntan a que pertenecen al Cártel de Sinaloa, especialistas en seguridad advierten que estos hallazgos confirman una reconfiguración criminal en la región.

“Lo que estamos viendo es una diversificación de los cárteles que tradicionalmente no tenían interés en Tlaxcala. La Barredora llega con una narrativa de ‘limpieza social’, pero en realidad busca controlar el territorio, el flujo de drogas sintéticas y las rutas de transporte”, explica Mauricio Saldaña Rodríguez, analista en temas de seguridad.

De Puebla a Tlaxcala: una frontera sin contención

El corredor interestatal que conecta San Martín Texmelucan, Huejotzingo y Xoxtla con Panotla, Totolac y Tlaxcala capital ha sido identificado por corporaciones federales como una zona estratégica para el trasiego de drogas, combustible robado y mercancía ilícita.

“La frontera entre Puebla y Tlaxcala es completamente porosa. En menos de 10 minutos puedes cruzar de un estado a otro y perderte entre comunidades rurales sin presencia policiaca”, señala un mando operativo que pidió el anonimato.

Esa facilidad de movimiento ha permitido que células como La Barredora instalen refugios temporales, almacenes y puntos de distribución sin ser detectados. Además, la creciente corrupción policial en municipios poblanos ha facilitado su migración a territorio tlaxcalteca.

Una alerta que no debe ignorarse

Aunque la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala ha evitado reconocer la presencia formal de La Barredora, los últimos hechos violentos muestran una narrativa similar a la que precedió el estallido de violencia en Puebla: mensajes intimidatorios, ejecuciones con sello del CJNG y la aparición de cuerpos mutilados en vías públicas.

“Tlaxcala está en una etapa que Puebla vivió hace dos años. Si las autoridades no reaccionan con estrategia y coordinación federal, el escenario puede repetirse”, advierte el analista Saldaña.

Por ahora, el pequeño estado que solía presumir estabilidad vive bajo la sombra de una nueva realidad: el crimen organizado ya cruzó la frontera, y La Barredora parece decidida a quedarse.