Por. J. Jesús Lemus
Un día después del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, la tarde del Día de Muertos, la gente no se contuvo. Cientos de michoacanos llegaron a la plaza principal de Morelia para manifestar su rechazo a la inoperancia del Estado frente a la violencia que mantiene a la población como rehén.
La violencia de la que hoy es víctima la ciudadanía michoacana, no es de ahora. Se trata de décadas de corrupción y colusión entre los gobernadores michoacanos con la delincuencia organizada y con células de los Cárteles de las Drogas.
Por eso estalló la molestia de los michoacanos. Cientos de simpatizantes del asesinado alcalde de Uruapan, se manifestaron en la plaza principal y tomaron el Palacio de Gobierno. La gente, el pueblo, tomó las instalaciones del principal icono de gobierno estatal y causó destrozos.
La manifestación popular, que reclamó como principal consigna la renuncia del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, fue obviamente por el asesinato del alcalde Carlos Manzo, quien fue ejecutado cuando encabezada el mítico festejo de “Encendido de las Velas”, una celebración de respeto a la muerte.
A Carlos Manzo lo asesinó un sujeto que pudo burlar el cerco de seguridad del alcalde, el que -de acuerdo con Omar García Harfuch, secretario de Seguridad- estaba integrado por 14 elementos de la Guardia Nacional y de la policía Municipal de Uruapan. El agresor burló el anillo de seguridad y disparó al menos en tres ocasiones contra el alcalde.
Carlos Manzo cayó abatido. Los disparos de una pistola .9 milímetros hicieron blanco en el pecho y abdomen, por lo que murió en el lugar de los hechos. Oficialmente se dijo que murió en la ambulancia que lo llevaba a bordo para ingresarlos al hospital civil, a donde -se dijo oficialmente- llegó sin signos vitales.
Sobra decir, pero se tiene que decir que este crimen representa uno de los casos más graves de violencia política armada en Michoacán, vinculado directamente a la lucha contra los grupos delictivos ligados al Cártel Jalisco Nueva Generación, y otros grupos criminales que controlan las rutas de narcotráfico en el centro del estado.
Fue la molestia por el silencio de las autoridades lo que hizo que la calle hablara. El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, señalado con evidencias de estar relacionado con grupos del crimen organizado, del Cártel de Tepalcatepec, aliado del CJNG, solo hizo la escueta manifestación de oficio de que “el crimen no quedará impune”.
Desde la presidencia de la República, se escuchó la misma banalidad de las autoridades federales: “Todo el peso de la ley a los responsables” y “se llegará hasta sus últimas consecuencia”. Todo México sabe que esas frases son el prólogo de silencio que sucede para dar paso a la impunidad y el olvido de los casos.
Las manifestaciones de rechazo a la pasividad del gobierno, en cualquiera de los ámbitos, estatal o federal, sobre el asesinato de Carlos Manzo, fueron revestidas desde el poder con un tono político: la fauna informativa, con collarín de clavos, que se suelta y sujeta a conveniencia desde Palacio Nacional, dijo -en redes sociales- que las protestas en Morelia, eran una movilización de la derecha.
Otra vez el infalible discurso que no falla a la mentada Cuatro Te: cuando la gente guarda silencio y aplaude al poder es “Pueblo bueno y sabio”, cuando la gente se alza, protesta, reclama y grita para exigir, entonces el pueblo se vuelve en “turba de la derecha que quiere desestabilizar porque perdió sus privilegios”.
Desde su tumba, Carlos Manzo, Hipólito Mora, Bernardo Bravo, Homero Gómez y por lo menos otros 16 mil ejecutados y casi mil 100 desaparecidos que van en gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, reclaman justicia y el regreso de la paz en el Estado.
En Michoacán la gente se cansó. No creen en el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla ni en el de Claudia Sheinbaum. La sociedad entre narcos y políticos es mas que evidente. Las manifestaciones continuaran. La crisis solo tiene una salida: la salida del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
Lista Negra de Michoacana
Durante la administración del gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, ya fueron asesinados siete presidentes municipales. Caso mas reciente es el Carlos Manzo, el alcalde de Uruapan.
Alfredo Ramírez llegó al cargo, por designación directa de Andrés Manuel López Obrador, desde octubre del 2021. Desde entonces formó un gobierno títere, controlado desde Palacio Nacional y también por el exgobernador, prófugo de la justicia, Silvano Aureoles Conejo. La administración de Michoacán está dirigida por políticos emanados del PRI, PAN, PVEM y Morena.
El 8 de febrero de 2022 fue asesinado Enrique Velázquez Orozco, alcalde de Contepec, emanado del PRI, su cuerpo fue localizado en la localidad de El Jacal, dos días después de que se emitió el reporte de su desaparición.
El 11 de marzo de 2022, fue ejecutado César Arturo Valencia Caballero, presidente municipal de Aguililla, cargo al que llegó por parte del PVEM. Él fue asesinado a bordo de una camioneta, sobre una vereda del municipio.
El 1 de abril de 2024, toco el turno a Guillermo Torres Rojas, el alcalde de Churumuco, emanado de las filas del PRI. Este presidente municipal fue muerto a balazos mientras cenaba en la taquería “El Infierno” de Morelia, cerca del Obelisco a Lázaro Cárdenas, en pleno centro de la ciudad.
El 3 de junio fue asesinada la presidenta municipal de Cotija, Yolanda Sánchez Figueroa. Ella era militante del PAN. Esta presidencia había sido secuestrada en septiembre de 2023, en la ciudad de Guadalajara.
El 17 de junio de 2025, fue asesinada, afuera de su domicilio, la alcaldesa de Tepalcatepec Martha Laura Mendoza Mendoza. Un comando armado, desde una camioneta, la ejecuto. El evento duró menos de 20 segundos.
Otro alcalde asesinado fue Salvador Bastida García, presidente municipal de Tacámbaro. Este presidente también se había confrontado con el narco, a los que retó para que fueran por él.
A los presidentes ejecutados se suma un alcalde desaparecido. Se trata de Gilberto Mejía Salgado, quien se encuentra sin paradero desde el 29 de junio de 2021. Él era militante del Partido Encuentro Solidario (PES).
