Por. J. Jesús Lemus
México se encuentra al borde de una crisis ambiental. De todos los estados del país que cuentan con zonas forestales de importancia, solamente cinco de ellos no registran áreas devastadas por la tala inmoderada y la explotación irracional, en los otros 26 estados existen al menos 108 zonas forestales consideradas como críticas por el gobierno federal.
A la deforestación se suma la sustracción ilegal de la fauna silvestre que ha ido en aumento en los últimos años, de lo que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) ha dado cuenta que en los últimos diez años se ha logrado 2 mil 461 decomisos de especies animales que pretendían ser removidas de sus hábitat natural a causa de la comercialización furtiva.
Otro problema que resalta la crisis ambiental que se vive en el país, a partir del desmesurado consumo que se hace de los bosques, es el del cambio de uso de suelo de los bosques, el que sólo durante el 2024 y en lo que va del 2025 se han registrado en Mil 226 casos en 22 estados del país.
En sendas respuestas públicas emitidas por la PROFEPA, se revela que el problema de la deforestación, sustracción de fauna silvestre y cambio del uso de suelo forestal para otras actividades, son las principales amenazas que enfrentan actualmente los bosques mexicanos, los que se extienden sobre el 60 por ciento del suelo nacional.
El problema de la deforestación que vive el país se considera como tal no solo por la importancia económica que los bosques representan, sino porque esto son “el sustento de decenas de miles de familias campesinas; albergan una altísima diversidad biológica y prestan servicios ambientales fundamentales”, según se reconoce en la Agenda Ambiental 2025, elaborada por científicos y académicos de la UNAM para ser presentada a los candidatos presidenciales.
El ecologista Fernando Tejeda señaló que en los bosques se sustenta el potencial ecológico del país, el que consideró que “sin duda ya se encuentra en una crisis, y enfila hacia una situación catastrófica en diversos puntos del país, donde los bosques no han sido cuidados con el esmero que se está observando en otros países del mundo”.
Esa aseveración se sustenta en la respuesta pública de la PROFEPA, emitida apenas el pasado 30 de mayo, en donde se señala que de todo el territorio nacional, los únicos cinco estados que cuentan con bosques y que no presentan a la fecha devastadas consideradas como graves, son: Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Nayarit y Tabasco.
Sin embargo, en otra respuesta púbica emitida por la misma dependencia, se reconoce que en todo el territorio nacional sí se han registrado otras de las tres causas considerada como factor de afectación directa a los bosques, como es la sustracción ilegal de especies animales, acción de la que no se escapa ninguna de las entidades del país.
Por lo que hace al cambio de uso de suelo para otras actividades distintas a la forestal, este fenómeno, de acuerdo a lo reconocido por la PROFEPA en el oficio de respuesta del 23 de mayo, se ha presentado en todo el territorio nacional, a excepción de los estados de Baja California, Colima, Nuevo León, Ciudad de México, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sinaloa y Tamaulipas.
La principal razón que reconoce la PROFEPA es la causa de deterioro de los bosques mexicanos, es la tala inmoderada, aun cuando no explica a causa de que se hace dicha tala, pues organizaciones como la del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ) que encabeza Omar Esparza Zárate, atribuye dicha deforestación a una causa intencionada, “producto de la llegada de proyectos de desarrollo con inversión mayoritariamente trasnacional”.
Bosques Irrecuperables
De acuerdo a la respuesta publica de PROFEPA, la emitida por María del Carmen Yañez Oropeza, con el oficio OP/UT/0085618 que obra en poder de Cenzontle400, la mayoría de los bosques que se encuentran en la condición de “Zonas Criticas Forestales Vigentes” corresponde a especies arbóreas endémicas.
Así, en Baja California se encuentran altamente consumidos los bosques de Pino, Encino, Yuca, Agave y Jojoba, luego de la afectación que la tala clandestina ha ocasionado en los bosques de ña Sierra de Juárez, de San Pedro Mártir y Valle de los Cirios.
En Baja California se encuentran con alto grado de afectación los bosques de Valle de Santo Domingo, Comondú, La Paz Norte, Sierra La Laguna y la Sierra de Los Cobos, que en su mayoría contienen bosques de coníferas, Palo Fierro, Palo de Arco, Palo Zorrillo, Mauto, Naranjillo, Palo Escopeta, Palo Eva y Ocote.
En Campeche los bosques más afectados con los que contienen, entre otras, especies como las de Cedro, Huanacaxtle, Tzalam, Chico Zapote, Chaka, Ceiba, Jobo, Chechen, Ciricote, Jobillo y Popistle contenidas mayormente en los bosques de Escárcega, Región Chenes, Centro y Zona Costera.
En Chiapas la tala clandestina se concentra en la obtención de maderas de los arboles de Pino, Encino, Ceiba, Nogal, Granadillo y Caoba, lo que hace una situación grave en los bosques de las zonas Alto-Fronteriza, Sierra del Soconusco, bosques Chimalapa-La Sepultura, La Fraylesca y de la Zona Norte del estado.
En Chihuahua, las zonas boscosas más devastadas con las de La Belleza, San Juanito, Guadalupe y Calvo y la Región de Guerrero, en donde es considerable la explotación de Pino, Encino, Oyamel, Madroño, Agave y Candelilla, mismas especies de árboles que también son sustraídas en los bosques de Coahuila de la región La Laguna, Sierra de Arteaga, Rio Sabinas y Rio San Rodrigo, de donde también se extraen Acacia, Lechuguilla y Sotol.
En el estado de Durango, las zonas forestales críticas se ubican en los bosques de Mezquital, Durango y Sierra Noroeste, en donde se ha notado una alta disminución de especies arbóreas como Pino, Encino, Acacia, Agave, Lechuguilla, Sotol y Candelilla.
Por lo que hace al estado de Guerrero, las regiones más afectadas por la tala inmoderada y furtiva son las de Ejido de Vallecitos de Zaragoza, Costa Chica, Zona Norte, La Montaña y Centro, en donde las maderas más codiciadas son las de Pino, Oyamel, Cedro Blanco, Aile, Frenos Madroño, Parota, Caobilla, Cedro Rojo, Hoja de Palma, Pochote, Huizache, Guaje y Agave.
En Hidalgo, los bosques con mayor daño por tala inmoderada, según reporta la PROFEPA, son los de Acaxochitlán, Singuilucan y Agua Blanca, en donde va a la baja la población de árboles como Pino, Yuca, Agave y Encino, igual que sucede en Jalisco con las poblaciones de Pino, Encino, Oyamel, Mezquite, Habillo, Parota, Guayabillo, Caoba, Encino Rojo y Rosa, Orégano y Tuna. Contenidos en los bosques de Amula, Sierra Occidental, Sierra Sureste, Sierra Sur, Costa Norte, Costa Sur y Sierra Sureste II.
En el Estado de México, los bosques en condición crítica son los de Sierra Las Cruces, Sierra de Nevado, Sierra Ixta-Popo, Sierra de Zempoala, Sierra de las Goletas y de la Mariposa Monarca, igual que ocurre en Michoacán también la Sierra de la Mariposa Monarca, de la Meseta Purépecha y de la Sierra Sur Occidente, donde se extrae Pino, Oyamel, Acacia, Madroño y Encino.
En Morelos, las áreas boscosas más afectadas por la mano del hombre son las aledañas a la Laguna de Zempoala, Chichinautzin, Tetela del Volcán y Tlaneplantla, donde no se ha podido contener la explotación ilegal de Pino, Oyamel, Cedro Blanco, Aile, Madroño, Cubato, Guaje, Palo Mulato, Huizache y Táscate.
En Nuevo León el único sitio forestal crítico es el de la Sierra Peña Nevada, en donde se da la explotación ilegal de Pino, Encino, Ébano, Sotol, Yuca, Candelilla y Mezquite, igual que sucede con el Oyamel, Encino, Madroño, Aile, Caoba, Cedro Rojo, Granadillo, Parota, Jobo, Ceiba, Guayacán, Chicozapote, Barbasco y Palma en la Mixteca, Sierra Sur y la zona de Chimalapas del estado de Oaxaca.
En Puebla, las zonas arboladas más afectadas por la tala ilegal se ubican en la Sierra de San Miguel Contla, Zona de La Malinche, Región Zacatlán-Chignahuapan, en el Pico de Orizaba y en la Sierra Negra, donde la madera más codiciada es la de Pino, Cedro, Oyamel, Fresno, Encino, Mezquite, Agave, Yuca y Huizache.
En Querétaro, las regiones boscosas que están en el nivel de crítico son las de El Lobo, El Madroño, Tres Lagunas, Pinalito de la Cruz, Laguna de San Diego, Valle Verde, San Juan de los Durán, La Cercada, La Barranca, La Cañada, El Tejamanil, el Derramadero de Juárez, La Sierrita, La Gallina, El Rincón, La Laguna de Servín, Donicá, San Pablo, Taxquedo, La Florida, Conca, Santa María de los Cocos, Camargo, El Pilón, Río Blanco, Las Enramadas y Extoras, donde se explota Pino, Encino, Táscate, Garambullo, Tepehuaje, Mesquite, Yuca y Chaca.
En el estado de Quintana Roo, los bosques más dañados son los de ubicados en la serranía de la Frontera Sur y Frontera Norte, donde sigue la comercialización ilegal de Cedro, Huanacaxtle, Caoba, Ramón, Chechen, Granadillo y Mangle, de la misma que sucede en San Luis Potosí con la explotación irracional de Cedro, Pino, Oyamel, Franchipán, Yuca y Agave, esto en la Sierra de Álvarez, El Potosí, Sierra El Abra de Tanchipa, la porción Boscosa de Xilitla y Aquismon.
Por lo que hace a Sinaloa, los bosques más afectados son los de La Meseta de Cacaxtla; en Sonora, las Sierras de Pitiquito, Alamos, Benjamín Hill y Yécora, son las más dañadas, igual que las del Parque Nacional de la Malinche, en Tlaxcala, La Sierra de Tamaulipas en Tamaulipas, las de Chincontepec, Papantla, Los Tuxtlas, Zongolica, Otontepec, Misantla, Las Choapas, Cofre de Perote y de Orizaba, en Veracruz, y la Sierra Oriental de Yucatán.
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