En México hay una crisis migrante que nadie reconoce
El gobierno federal mexicano está haciendo su parte. Sin embargo, los esfuerzos oficiales, para atender las necesidades del flujo migrante, han quedado rebasados. Hoy, por lo menos 260 mil migrantes en Tijuana, 140 mil en Rosarito, 185 mil en Mexicali, 170 mil en Nogales, 150 mil en Ciudad Juárez, 150 mil en Ciudad Acuña, 100 mil en Piedras Negras, 140 mil en Laredo, 190 mil en Reynosa, y por lo menos 200 mil en Tapachula, deambulan a la espera de que sus surtes cambien
Por. J. Jesús Lemus
En materia de migración, México se encuentra hoy al borde del colapso. La tardanza del gobierno de Estados Unidos, para atender el reclamo de miles de migrantes -principalmente de Centro América y del Caribe que buscan una visa humanitaria o el estatus de asilo político- ha hecho que hoy poco más de un millón 685 mil personas, que huyen de la pobreza y la violencia en sus regiones, se encuentren varadas en suelo mexicano.
El gobierno federal mexicano está haciendo su parte. Sin embargo, los esfuerzos oficiales, para atender las necesidades del flujo migrante, han quedado rebasados. Hoy, por lo menos 260 mil migrantes en Tijuana, 140 mil en Rosarito, 185 mil en Mexicali, 170 mil en Nogales, 150 mil en Ciudad Juárez, 150 mil en Ciudad Acuña, 100 mil en Piedras Negras, 140 mil en Laredo, 190 mil en Reynosa, y por lo menos 200 mil en Tapachula, deambulan a la espera de que sus surtes cambien.
La cifra de migrantes, la que solo entre enero del 2020 a lo que va de este 2024 ha sido de casi 2 millones de personas, refiere que la mayor crisis humanitaria de migrantes se ha transferido de las ciudades de la frontera sur a las de la frontera norte.
De casi 2 millones de migrantes que han ingresado al país, por la frontera sur, por lo menos un millón 500 mil de ellos se han radicado en las ciudades de la frontera norte de México. Solamente poco menos de medio millón de migrantes se ha quedado a radicar en la zona de Tapachula, y otras ciudades de la región sur de México.
Por la frontera sur, en busca de llegar a Estados Unidos, se estima solo en lo que va de este 2024 ya son más de un 670 mil personas de todas las edades las que han ingresado a suelo mexicano, mayormente hombres y mujeres con edades que oscilan entre los 18 a los 45 años de edad. La mayoría provenientes de Centroamérica y de la región del Caribe.
Pero también hay niños y adultos mayores: se calcula, según cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), que dentro de la población migrante que hoy no tiene una forma segura de subsistencia, hay por lo menos 220 mil adultos cuyas edades oscilan entre los 60 a los 75 años de edad, en donde también resalta la presencia de por lo menos 58 mil menores, con edades entre los 2 a los 17 años.
Ellos, los adultos mayores y los menores de edad, que suman más de 355 mil personas, son los que han puesto a prueba a las instituciones de servicios básicos de los gobiernos locales de las principales ciudades fronterizas, en donde se reporta que los servicios médicos y de asistencia social se encuentran al tope de sus capacidades.
En Tijuana, Rosarito, Mexicali, Nogales y Ciudad Juárez, por ejemplo, las oficinas del DIF estatal y municipal, ya no atienden más solicitudes de asistencia alimentaria y médica. En esas localidades son diversas organizaciones de la sociedad civil las que están corriendo a cargo de la asistencia humanitaria que requieren los migrantes.
Igual sucede en Ciudad Acuña, Piedras Negras, Laredo, Reynosa y Tapachula, donde si no fuera por diversas organizaciones no gubernamentales de asistencia social, la mayoría de los migrantes no tendrían un pedazo de pan para llevárselo a la boca y sin duda ya muchos habrían muerto de infecciones estomacales y respiratorias, que son los principales padecimientos de salud que afronta esta población.
La mayoría vive en la calle y expuestos a la delincuencia
Llama la atención un dato escalofriante, el que refiere que por lo menos el 67 por ciento de todos los migrantes que se ubican en estas ciudades fronterizas, no tienen en donde vivir. Es decir cerca de un millón 128 mil personas están viviendo en la vía pública, principalmente en plazas públicas y parques, en donde se encuentran expuestos a la delincuencia, tanto común como organizada.
El problema de la delincuencia a la que se encuentran expuestos los migrantes, solo hablando de las citadas ciudades fronterizas, es mayúsculo. Es una cifra que no se menciona en ninguna estadística oficial del gobierno mexicano, pero que se reconoce como grave por parte de diversas organizaciones de ayuda a los migrantes.
Se estima de que de cada 100 migrantes, que desde el 2020 hasta lo que va del 2024 permanecen en México a la espera de llegar a Estados Unidos, por lo menos 30 de ellos han sido extorsionados o se encuentran bajo extorsión por parte de grupos de la delincuencia organizada. Otros 14 de cada 100 migrantes han sido extorsionados por las policías locales o elementos de la Instituto Nacional de Migración, y por lo menos 25 de cada 100 han sido víctimas de robo, secuestro exprés o algún tipo de fraude por parte de los llamados “coyotes”.
Es decir, solo 29 de cada 100 migrantes no han sido objeto de algún tipo de violencia, robo o extorsión. Pero, y esta es la cifra alarmante, por lo menos 670 mil de los más de un millón 685 mil migrantes que se encuentran varados en nuestro país, han sido víctimas de algún tipo de delito cometido por parte de la delincuencia organizada o cuerpos de las policías locales.
Un rosario de delitos
En el orden de la comisión de delitos que se cometen contra los migrantes, la mayor cantidad de extorsiones, por parte del crimen organizado, se han registrado en la ciudad de Tapachula, siguen después, Tijuana, Nogales, Laredo y Reynosa; por lo que hace a robos, el mayor índice de estos delitos se registra en Piedras Negras, y siguen después Mexicali, Tapachula, Rosarito y Ciudad Acuña.
En lo que hace a extorsiones por parte de elementos de las policías locales y de funcionarios del Instituto Nacional de Migración, la mayor cantidad de estos ilícitos cometidos contra migrantes se han registrado en Tapachula, Tijuana, Nogales, Ciudad Juárez y Rosarito. Mientras que el mayor índice de fraudes y robos cometidos por los “coyotes”, se registran en Tijuana, Tapachula, Laredo, Reynosa y Mexicali.
De toda la población migrante que actualmente se encuentra varada en suelo mexicano, a la espera de que Estados Unidos flexibilice su política de protección de asilo temporal, se estima que por lo menos el 70 por ciento (es decir más de un millón 180 mil personas) ingresaron a suelo mexicano entre enero del 2020 y febrero del 2024. Solo el 30 por ciento ingresaron ilegalmente a nuestro país.
Los migrantes que han puesto en jaque las políticas migratorias del gobierno mexicano, y que hoy deambulan por las calles de las principales ciudades fronterizas, se estima que al menos el 17 por ciento, unas 286 mil personas, son de Haití; el 15 por ciento, que equivale a 141 mil personas, son de Guatemala; el 38 por ciento, es decir, casi 519 mil, son migrantes que provienen de Honduras, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana, Cuba y Costa Rica.
En tanto que el restante 30 por ciento, equivalente a más de 505 mil personas migrantes, provienen de algunas naciones del cono sur de América, principalmente Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia, así como de las regiones de África del norte y Central y del Medio Oriente y Asia.