Claudia y sus cimientos ensangrentados

Este México, lleno de baches y promesas incumplidas, se convierte en un escenario surrealista donde lo anormal es la norma. En las calles, los niños y las madres buscan a sus desaparecidos mientras los títulos sobre feminicidios y el aumento de los homicidios pueblan los periódicos

09012025

En los umbrales del poder, y con un infiltrado escondido en Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum pisa fuerte el acelerador del cambio, prometiendo reformas y programas que aspiran a remodelar el rostro de México.

Sin embargo, bajo el fulgor de sus promesas, yace una sombra macabra: en solo cien días, su administración ha presenciado más de 8,000 muertes, un rastro sangriento que se extiende por Sinaloa, Zacatecas, Guanajuato, Guerrero y más allá.

Video 100 DÍAS DE GOBIERNO DE Claudia Sheinbaum

Desde el inicio, Sheinbaum ha intentado distinguirse, arrancando con disculpas históricas y promesas de igualdad sustantiva para las mujeres. Sin embargo, sus días están marcados no solo por las reuniones y las conferencias matutinas, sino por una violencia implacable que crece incesante, a pesar de sus esfuerzos.

Este México, lleno de baches y promesas incumplidas, se convierte en un escenario surrealista donde lo anormal es la norma. En las calles, los niños y las madres buscan a sus desaparecidos mientras los títulos sobre feminicidios y el aumento de los homicidios pueblan los periódicos.

En Sinaloa, el narco vota y decide, y los cuerpos desmembrados en Guerrero son un recordatorio diario de que la guerra contra el narcotráfico, lejos de concluir, se ha conquistado en el tejido de la nación. Claudia prometió mucho: más seguridad, más justicia, un mejor futuro.

Pero las cifras hablan por sí solas, y los muertos no pueden ser ignorados. Los feminicidios, los periodistas asesinados, los jóvenes que mueren tratando de cruzar la frontera; todos ellos son testigos mudos de una realidad que desmiente las promesas.

La historia reciente de Sinaloa es un microcosmos de la tragedia nacional: el primer día del año nuevo trajo cinco asesinatos, tres cabezas cortadas en la carretera entre Culiacán y El Dorado. A doce días de la crisis, la situación no cede, pero las estadísticas son maquilladas.

La violencia es un lenguaje universal en este México surrealista, donde cada día es un juego mortal, y las apuestas son vidas humanas. Sheinbaum enfrenta un desafío monumental, uno que va más allá de las reformas y los discursos.

Los abrazos de su predecesor fueron insuficientes; las balas no entienden de buenas intenciones. Ahora, en el teatro de la presidencia, bajo los reflectores del G20 y las cumbres internacionales, debe encontrar la manera de traducir sus promesas de paz.

Porque hasta ahora, su gobierno, aunque lleno de ideales y proyectos, está cimentado en la sangre de sus propios ciudadanos. Un México desangrado, esperando más que palabras para curar sus profundas heridas. Un chambear. A través de:

@GildoGarzaMx

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