Desde 2015, el CJNG recluta a jóvenes directamente en la CDMX para entrenarlos en ranchos de Jalisco

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El Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) no solo ha reclutado a jóvenes de diversas partes del país mediante redes sociales ofreciéndoles atractivas ofertas laborales, para después secuestrarlos, entrenarlos como máquinas de matar y ejecutarlos en el campo de exterminio en el Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, también lo ha hecho directamente con enganchadores en los lugares de origen de las personas como en la Ciudad de México.

La investigación contenida en el libro Así Nació el Diablo, evolución criminal de un pistolero chilango, del periodista Emmanuel Gallardo, confirma que los campos de entrenamiento del CJNG han existido en Jalisco por lo menos desde 2015 y que algunos jóvenes se han enrolado conscientemente con el objetivo de hacer una carrera criminal a cambio de “jugosos sueldos”(16 mil pesos mensuales), los cuales difícilmente pueden obtener en un empleo normal, para poder sobornar al aparato de justicia en general y obtener impunidad e inmunidad. Tal como lo narran los corridos tumbados y lo glamoriza la mitología del narcotráfico.

Como fue el caso de Mauricio Hiram, el “Mawicho”, que los conoció y ahí fue entrenado durante 10 meses por exguerrilleros colombianos antes de “graduarse” como pistolero de élite al ser el autor material del asesinato de dos israelíes en Plaza Artz, el 24 de julio de 2019, en la Ciudad de México.

“Estos campos existen, porque actualmente en México existen enfrentamientos entre grupos criminales en regiones remotas del país, en donde no pueden llegar y agarrarse a balazos nomás así, necesitan aprender a utilizar un arma, necesitan saber -como me lo narraba el Mawicho en el libro- cómo caminar, cómo montar emboscadas y eran entrenados por exguerrilleros colombianos”, de acuerdo con el periodista Emmanuel Gallardo en entrevista para Cenzontle400.

El sueño del narco se acabó cuando abrieron las puertas del infierno

El Mawicho conoció a un líder del CJNG en la colonia Moctezuma de la Ciudad de México y lo invitó a un rancho que quedaba a dos o tres horas de Puerto Vallarta, Jalisco. Al llegar no vio mujeres hermosas esperándolo con un trago de whisky en la mano para que bebiera, como en las series de televisión:

“Ese sueño de narcotraficante, ese sueño de narcorrido se derrumbó cuando abrieron las puertas del rancho, donde se topó con por lo menos 20 secuestrados, literalmente sus palabras fueron: esa noche chingamos como a 10 descuartizados”.


La realidad es brutal y va más allá de lo que un narcocorrido o que un corrido tumbado puede explicar. Aunque existen “muchas canciones que ya hablan sobre la deshumanización de sus integrantes y que matan sin sentir nada y en las que resaltan incluso que ya no ven las caras en sus sueños de los que matan, en gran medida México tiene un grave problema de jóvenes trastornados por la violencia”, explica el periodista.

Esas producciones musicales publicitan a organizaciones criminales para “engrosar sus filas de jóvenes-carne de cañón que terminan despedazados, en campos de entrenamiento o en la mitad de la sierra colocan prisioneros con el grupo contrario. Esto es algo que existe”.

Corrupción e impunidad engendran demonios

Emmanuel Gallardo describe con detalle cómo ese chilango evolucionó de delincuente común a carne de cañón del CJNG, gracias a la impunidad y corrupción del sistema judicial en general.

El Mawicho pagó un soborno de 20 mil pesos después de un atraco fallido para salir de la cárcel y este pequeño acto de corrupción “permitió que un delincuente común ante la presión por el enfrentamiento de la Unión Tepito y la Anti-Unión, donde operaba como un vendedor de droga y siendo víctima de extorsión, saliera disparado a enrolarse en las filas del crimen, por lo que la corrupción y la impunidad tienen una consecuencia fatal en las juventudes mexicanas”, subraya Gallardo.

Los mexicanos no debemos tener amnesia histórica

Personajes del panismo, del priísmo, del perredismo están pegando el grito en el cielo como si ellos no fueran los padres de estos campos de exterminio que crecieron, que se reprodujeron, durante sus gobiernos, y que ahora se están viviendo las consecuencias, subraya Gallardo.

Son los mismo que “quieren que tengamos una amnesia histórica de lo que ha sido México los pasados 20 años, específicamente con Felipe Calderón, en donde se lanzó una supuesta guerra contra el narcotráfico en el país y que lo único que hizo fue el replicar, reproducir todos estos lugares es donde los miembros del crimen organizado se van a entrenar. Una de mis fuentes en Michoacán a mí me ofreció llevarme a un campo de entrenamiento de la Familia Michoacana en la Tierra Caliente”.

Cuando sucedieron las masacres como en San Fernando, cuando se sucedió la masacre en Villa de Salvárcar, en Allende, en Apatzingán, el 6 de enero de 2015, a decir del periodista, “no veía indignados a esos políticos. Esto no nació en la Cuarta Transformación, que se ha perpetuado es distinto. Nació desde hace más de 20 años. La cuestión en este momento es ¿Qué se está haciendo con la administración actual?”.

Mientras sucedía el nacimiento del diablo, el Mawicho, gobernaba Miguel Ángel Mancera (PRD) en la Ciudad de México y Enrique Alfaro (Movimiento Ciudadano) en Jalisco.

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