
Historias del Delito // “El Copetón”, el primero de los Pozoleros
Al Copetón lo conocí apenas a las dos semanas de haber llegado al área de sentenciados. Fue uno de los presos a los que la Rana recomendó acercarme porque era “un reo pacífico” y sin problemas para el diálogo. “Sólo nunca lo contradiga —me recomendó—, porque entonces sí le deja de hablar para siempre.” Yo nunca lo contradije, dejé que soltara todo lo que traía en el pecho. Cuando ya se había librado así de una parte de su carga, caminaba dos pasos a un costado de donde estuviéramos y se volvía a quedar en silencio. Ésa era la señal de que no tenía nada más que hablar y deseaba quedarse solo